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Cinefilia en papel

JOSÉ LUIS ORDÓÑEZ | Aunque pueda sonar extraño, lo cierto es que Quentin Tarantino y José Luis Garci son dos caras de la misma moneda: ambos imprimen a su filmografía una personalidad única, a veces discutible y no apta para todo tipo de espectadores; ambos escriben y hablan de cine con pasión y ambos están prácticamente retirados de la dirección de cine (a Tarantino, según él mismo, le queda una última bala en la recámara que se llamará The Movie Critic y suponemos se estrenará en 2024, mientras que El crack Cero, de 2019, es, salvo inesperada y agradable sorpresa por su parte, el punto y final como director del español). Tarantino y Garci, Garci y Tarantino aman el cine y al cine dedican su vida, y aunque el cine de ambos tenga poco que ver entre sí, podríamos afirmar si no lo hicieran, si no hubiesen escrito y dirigido películas, seguirían escribiendo y hablando de él para gozo de sus oyentes y lectores. Así, si Garci habla de películas en Cowboys de Medianoche (Es.Radio), Tarantino comenta en The Video Archives Podcast with Quentin Tarantino y Roger Avary aquellas obras que son objeto de su devoción; si Garci emite una película en su programa de televisión Classics (13 TV), Tarantino lo hace desde su propio cine, el New Beverly Cinema, ubicado en la ciudad de Los Ángeles, en California; si el norteamericano publica Meditaciones de cine (Reservoir Books, 2023), Garci nos ofrece sus Telegramas cinéfilos (Reino de Cordelia, 2022).

Y de eso quería hablarles.

A raíz del título uno podría temer una apresurada guía cinematográfica con reseñas mínimas y escuetas, impersonales, frías y olvidables, propias de los tiempos que corren, condenados a morir en su propio torbellino de velocidad, pero impropias de la pluma de Garci. Consciente del valor literario de los textos, publicados originariamente en el periódico ABC, en Reino de Cordelia han hecho una edición a medida: lujosa, ilustrada, cuidada y con el mismo amor por los libros que por el celuloide profesan el propio Garci y Tarantino.

Así, esta recopilación de breves artículos de José Luis Garci recoge sus impresiones sobre directores, temáticas y películas. Del dedicado al gran Howard Hawks, dice: Hoy, las películas de Hawks, como las de Ford, son chimeneas acogedoras. Es decir, el lugar perfecto para refugiarse del ruido del cine menos interesante que puebla nuestras pantallas y plataformas, ese frío archivo de películas sin personalidad que nacen con vocación de gran evento pero después se desvanecen y es casi como si nunca hubieran existido. Regresar a Río Bravo (Howard Hawks, 1959) o regresar a La diligencia (John Ford, 1939), en cambio, se antojan, pues, como cálidos encuentros capaces de reconciliarte con el arte de narrar historias en imágenes.

De Fritz Lang dice que es el corazón del film noir… ¿y quién puede negar tal afirmación? Garci enumera algunas de sus obras maestras y entre ellas encontramos la grandiosa La mujer del cuadro (Fritz Lang, 1944), una película tan pesadillesca y perturbadora como, en cierto modo, portadora de una moralidad que no molesta, quizá porque, como señalaba, está hecha con un gran corazón que aquí pertenece al brillante Edward G. Robinson y a un desenlace condenado a existir para siempre en el alma de todos los espectadores de la película.

El fabuloso cartel de Vértigo (Alfred Hithcock, 1958) ocupa página par en estos Telegramas cinéfilos y es la excusa perfecta para hablar del gran Saul Bass, sus colaboraciones con el maestro del suspense y otras películas. Como bien dice José Luis Garci, Bass era el responsable de maravillosos trailers, carteles y créditos de magníficos filmes de los años cincuenta y sesenta, y esto nos lleva a un repaso de obras memorables hasta llegar a Phase IV (Saul Bass, 1974), la única película que dirigió. También llegamos a conocer la amistad que a lo largo de los años el propio Garci estableció con Bass y su mujer, y cómo el último trabajo de su carrera es, precisamente, el cartel internacional de Canción de cuna (José Luis Garci, 1994) algo de lo que el autor de estos telegramas se siente particularmente honrado. Y con razón.

Hay capítulo dedicado al mítico Hitch, por supuesto, y hay referencias a muchas de sus obras maestras, como Encadenados, Vértigo, La ventana indiscreta o Con la muerte en los talones, referencias a su valor como artista, y lo equipara a otros genios en diferentes artes, pero hay una frase absolutamente maravillosa que, creo, define a la perfección el séptimo arte: (…) Hitch es un genio que nos secretea en cada uno de sus fotogramas lo que es el cine: el arte de crear emociones.

Es muy interesante al tiempo que lógico que esto nos lo recuerde Garci que, como sabemos los que hemos visto su cine, está muy inclinado a la nostalgia y lo sentimental, incluso en estupendas películas de género negro como El crack (José Luis Garci, 1981), donde la cámara mira con ojos acuosos y el corazón encogido.

Que este volumen de Telegramas cinéfilos permanece pegado a la actualidad, y no solo al recuerdo memorable de grandes clásicos (aunque conviene afirmar que los clásicos lo son, precisamente, porque, de alguna manera, siguen pegados a la actualidad), lo demuestra el artículo dedicado a la Exposición sobre Stanley Kubrick en el Círculo de Bellas Artes de Madrid que se pudo ver en 2022. Esto permite a Garci hablar de la recepción inicial de 2001: Odisea del Espacio (1968, Stanley Kubrick), y cómo la crítica de entonces no pareció entender la propuesta del director neoyorquino, algo que sí hizo con más facilidad la generación nacida a mitad de los años cuarenta y primeros cincuenta. También se detiene en el uso magistral que Kubrick hace de la música y recuerda, claro, la secuencia en la que escuchamos el maravilloso Danubio Azul de Johan Strauss en su obra maestra del espacio.

Garci habla de figuras imprescindibles del cine como Kubrick, pero también se acerca a maestros de nuestra tierra como Fernando Fernán-Gómez, al que no duda en calificar como el mejor intérprete español del siglo XX, y del que hace un breve repaso de su carrera teatral, literaria y como director de cine.

Estos Telegramas cinéfilos son inabarcables en lo que pretende ser una breve reseña, pero sí hemos querido al menos dejar unas breves pinceladas del maravilloso universo que se abre en sus páginas, uno que nos lleva al mejor cine, a la mejor emoción, y a la mejor literatura, que recuerda, que asocia, que homenajea, que calienta nuestros corazones y estimula nuestra mente.

Ahora hace justo cuarenta años que su autor ganaba el Óscar a Mejor Película Extranjera con Volver a empezar (José Luis Garci, 1982), aquella obra que nos llevaba a Asturias, al reencuentro, a lo romántico, al fútbol y a un uso de la música delicioso, en esta ocasión del Canon de Pachelbel, y ese es un buen motivo no solo para recordar a uno de los directores imprescindibles de nuestro cine, sino también para entrar a un universo cinéfilo capaz de generar pasión única hacia el séptimo arte. A Garci se le lee y se le escucha, ya sea de cine, fútbol o lo que proceda, y aunque parezca que ya no va a dirigir más películas, lo que sí es seguro es que en este 2023 podremos verlo y escucharlo, además de con sus Cowboys y en Classics, en la pantalla grande como uno de los entrevistados en el documental Summers, el rebelde (1 entre 100), dirigido por Miguel Olid, para hablar del cineasta sevillano Manuel Summers, ahora no demasiado recordado, pero director andaluz imprescindible que arranca su carrera de manera brillante en los años sesenta.

Dice José Luis Garci que el cine es una enfermedad incurable y contagiosa, así que háganse un favor, vayan a su librería más cercana y contágiense lo antes posible con estos Telegramas cinéfilos, un volumen exquisito para la mente, el tacto y la vista, uno de esos libros regalo apropiados tanto para cinéfilos como para los que todavía no lo son. Todos morimos, sí, pero morir con el cine en las venas es mucho mejor. Tarantino estaría de acuerdo.

Telegramas cinéfilos (Reino de Cordelia, 2022) |José Luis Garci |216 páginas | 29.75 euros

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