1

Aire irrespirable

w_PORTADA_aires-nuevos_

 

Aires nuevos

Peter Kocan

Sajalín, 2014. Colección «Al margen»

ISBN: 978-84-942367-1-6

339 páginas

21,50 €

Traducción de Guido Sender

 

 

Daniel Ruiz García

Siempre sigo con interés todo lo que saca Sajalín Editores. En muy poco tiempo, esta joven editorial ha construido un catálogo potentísimo, lleno de personalidad y de coherencia, donde predominan los registros duros y los paisajes desapacibles, desde luego nada complacientes. Además de impulsar a autores que no son todo lo conocidos que se debiera en España, Sajalín está haciendo una encomiable labor de descubrir al público lector español a escritores portadores de cierta mirada común, o digamos más precisamente de cierta sensibilidad compartida: una sensibilidad que tiene que ver con lo subterráneo, lo maldito, lo prohibido, lo miserable, lo feo.

Peter Kocan, autor de la novela que nos ocupa, representa una encarnación perfecta de esa sensibilidad, que tiene su más nítido reflejo en su historia personal. Tras abandonar la escuela a edad muy temprana, y tras sufrir duros años de  trabajo en el campo y experiencias miserables en fábricas, a los diecinueve años disparó a un líder político laborista. La cadena perpetua a la que fue condenado lo llevó a permanecer encerrado en diversas instituciones penitenciarias y psiquiátricas. Durante esos años de reclusión se inició su carrera literaria, que a partir de su liberación en 1976 cobró especial auge y notoriedad, hasta consolidarse como el referente de las letras australianas que es hoy.

Aires nuevos es una novela canónica de aprendizaje, en la que se nos narra la vivencia de un joven que protagoniza una suerte de doble huida: la de su padrastro, junto a su madre y su hermano, un maltratador que siempre está latente en el relato, como una sombra funesta; y su propia familia, azuzada por la necesidad de buscar trabajo.

Como toda novela de aprendizaje, los referentes clásicos están muy claros, tanto más cuando es una novela de aprendizaje sobre la miseria: David Copperfield y Huckleberry Finn son algunos de los más evidentes, pero a pesar de su componente dickensiano, el estilo narrativo elegido lo acerca más, por ejemplo, a otros autores más desabridos y punzantes, como especialmente Knut Hamsun. De hecho, al leer esta novela, en no pocas ocasiones recordaba Hambre. El estilo seco, áspero, cortante de Kocan, asemeja bastante al del autor noruego, e incluso se parecen en la intención simbólica de no poner nombre a los personajes centrales: el muchacho y la madre no poseen identidad, porque, como el protagonista de Hambre, pueden ser cualquier muchacho y cualquier madre. El padecimiento está abordado desde una mirada psicologista, aunque nada recargada, sino más bien lo contrario: con un planteamiento muy directo y seco.

Esta sequedad, no obstante, contrasta con el colorido de las evocaciones y la imaginación del muchacho protagonista, que huye de su vida miserable aferrándose a los sueños: sueños con los que construye un modelo de conducta de referencia, el impasible soldado alemán Diestl, al que descubre en una lectura temprana, o un espacio de escape, que se identifica con la imagen de Grace Kelly, a quien el protagonista busca desesperadamente a lo largo de todo el libro, sacrificando incluso la inversión en comida para hacerse con revistas que retratan a la actriz.

La novela recorre ambientes urbanos y ambientes rurales, caracterizados por el paisaje australiano tan característico del bush, donde el protagonista se ve obligado a buscarse la vida en entornos embrutecidos, con personajes rayanos en la animalidad. El paisanaje que rodea a la novela es desolador, salvo algunas excepciones que el relato se encarga de sacrificar, brindando al lector una sensación de desconsuelo bastante opresiva. Es, sí, una novela muy pesimista, con un dibujo de la condición humana nada alentador. Novela áspera, dura, que araña, un poco marca de la casa de Sajalín, con un final abierto que la propia biografía de Kocan se encarga de cerrar. Un final muy brillante, acorde con el tono de la novela, donde el estilo aparentemente diáfano esconde un carácter narrativo atormentado.

Espero que a este libro le vaya muy bien, para que así Sajalín se anime a traer a los lectores españoles nuevas obras del australiano. Un nuevo acierto de una editorial que, particularmente, pocas veces defrauda. Muy recomendable.

admin

Un comentario

Responder a Lola MONTES Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *