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Antes de Netflix

MITOS

MANOLO HARO | Hace unas semanas se celebraba en Sevilla un congreso internacional dedicado a la serie Juego de Tronos. El subtítulo del evento rezaba así: “Claves desde las Humanidades”. El programa mostraba un bienintencionado interés por vincular la ficción salida originalmente de la mente de George R.R. Martin con áreas del conocimiento como la historia, la antropología, la religión, la historia militar, entre otras. La exitosa acogida entre el público asistente dejaba ver a las claras la íntima relación que comienza a existir entre la cultura popular globalizada y el ámbito académico. Esta fuga hacia adelante que supone renovar continuamente los estudios culturales denota el derrumbe del canon literario o cultural, mezclándose la creación propiamente artística con el producto en el sentido más comercial del término. En ese camino que recorre la imparable gota de la tradición literaria, esa que lleva desde el amanecer de los tiempos el espíritu creador del ser humano a otros confines y a otras épocas, hemos visto cómo Homero servía de santo y seña a todos los que vinieron detrás de él narrando la vida de unos héroes que se enfrentaban a su destino a pecho descubierto. De todos los congresos que en el mundo han sido sobre Homero, muy pocos se habrán dedicado a hacer figuras en el aire buscando polvo y paja hallándole seis pies al vate, pues el estudio de la épica homérica es el estudio de una cultura que existió y que, por ello, resulta un emblema que explica aún hoy al hombre. No se podrá negar que en la ficción acronotópica de Juego de Tronos, que durante tantas horas ha llenado la vida del mundo globalizado, entre reinos y dragones, sea imposible hallar otro emblema, pero es el nacido de la cabeza de Harris, como guionista o como showrunner, por lo que un congreso sobre su obra o sobre las secuelas de su historia original se podría cubrir sentándolo en el diván de un psicoanalista.

Toda esta introducción viene al caso para presentar un libro que no bebe de Harris, pero sí del pasado mítico que el Mundo Clásico nos brindó y que ha pervivido hasta nosotros de muy diversas facturas y por muy diversos y transitados caminos. Homero, Ovidio y Petrarca conformaron una triada que trajo hasta la orilla del Renacimiento lo que luego se iría revisando y revisitando, perdiendo poco a poco el portentoso eco mítico que lo acompañaba. Si el individuo contemporáneo necesita Netflix para divertirse, enajenarse o explicarse –esto último no se sospecha, pero la compañía norteamericana funciona como el espejito mágico de la bruja de Blancanieves en su estado más benigno, en el sentido de que entretiene y no hace preguntas ni afirmaciones desagradables–, el ser humano de todas las épocas tal vez habría de necesitar de una vuelta a los mitos de la Antigüedad, aquellos que aún guardan los arquetipos que nos explican de manera universal. De hecho, el hombre es el tertium datum, aquello que se sitúa entre la esfera celeste de los mitos y el polvo atemporal de la leyenda de los héroes. Situados a medio camino entre unos y otros, somos lo que da sentido a este saber inmortal que es asequible desde la cultura con mayúscula y con  minúscula, pues no hay nada más cercano que la imagen para el lego con sensibilidad.

Este magnífico volumen que publica la editorial Guillermo Escolar, con la colaboración del Museo Nacional del Prado y con las muy acreditadas firmas de los profesores Miguel Ángel Elvira Barba y Marta Carrasco Ferrer, ofrece un compendio de casi un centenar de mitos que cuelgan en las paredes o descansan en los pedestales y archivos del edificio madrileño. Se trata de un estudio, no por asequible y entretenido no menos erudito y valioso, sobre el catálogo de mitología clásica que desde Roma hasta los reyes españoles a partir del siglo XV y hasta el XIX ha ido conformando los fondos de lo que se convertiría en uno de los más importante museos del mundo. Los autores de Los mitos en el Museo del Prado realizan un recorrido a partir del interés que comenzó a suscitar la temática mítica en las cortes europeas desde Renacimiento italiano. Muchos reyes corrieron a emparentarse de alguna manera con aquellas monarquías micénicas, descendientes directas de los habitantes del Olimpo. Así, Catalina de Suecia o el Marqués del Carpio, coleccionistas ambos e iniciadores de lo que luego se convertiría en parte del tesoro real, iniciaron lo que luego seguirían Felipe V e Isabel de Farnesio –sirviéndose de las piezas conseguidas para decorar el palacio de La Granja–, así como Carlos III con ayuda de sus agentes en Roma, o Carlos IV, agasajado por algún embajador que otro con piezas fundamentales dentro del catálogo general del Prado.

Los autores realizan un recorrido en diez etapas desde los orígenes de ese revival clásico, su recuperación, Tiziano, el Manierismo, el Barroco italiano, pasando por Velázquez, Rubens, el clasicismo holandés, para terminar con Goya. Estos bloques están debidamente porticados por una breve contextualización, seguida de las piezas relacionadas con el período y los autores citados en tales introducciones. Los cuadros u otras obras de referencia se acompañan de una explicación mítica e histórica, aunque lo que tal vez le otorgue gran originalidad al volumen, aparte de sus estudios propiamente artísticos, son los textos clásicos, renacentistas y barrocos que completan el apéndice final y que permiten el reconocimiento de las fuentes literarias originales. Por ello, Elvira Barba y Carrasco Ferrer ponen a disposición del público un libro que permite el disfrute de las obras del Prado en su contexto, además de servir como un valiosísimo libro de consulta para cuestiones mitológicas. La erudición que podría entrañar cierta dificultad para llegar al público en general queda mitigada por un estilo ágil y, en algunas ocasiones, analíticamente irónico, cuestión esta poco común entre la bibliografía que se vende en las librerías de los museos. Si no, siempre  quedará Netflix para todo lo demás.

Los mitos en el Museo del Prado (Guillermo Escolar Editor, 2019) | Marta Carrasco Ferrer y Miguel Ángel Elvira Barba | 352 páginas | 32 euros

admin

2 comentarios

  1. Enhorabuena, Manolo, por la reseña de este libro. Se te echa de menos en otras redes!!!

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