JOAQUÍN PÉREZ BLANES | En el mundo de la ilustración infantil y juvenil, Rébecca Dautremer no necesita presentación. Es probable que las personas que todavía desconozcan su trabajo, alguna vez, en alguna librería, se hayan cruzado con una de sus espléndidas ilustraciones y es natural que les hubiese llamado la atención, porque tienen un poderoso e irracional magnetismo, que provoca una rápida fascinación en quien las contempla y una inesperada admiración inmediata.
Aunque lleva ilustrando desde los años 90 para la casa Gautier-Languereau—especializada en literatura infantil y juvenil—, quizás en nuestro país tuvo mayor proyección gracias a la publicación del libro Princesas olvidadas o desconocidas, escrito en 2004 por Philippe Lechermeier e ilustrado por Dautremer.
El poder hipnótico de las ilustraciones de Dautremer tiene mucho que ver con el universo creativo que dibuja, tanto en la personificación de los animales, como en las características tan peculiares de los personajes aparentemente humanos. Cualquiera de sus ilustraciones necesita de una segunda mirada, no es suficiente con pasar la vista con premura, para disfrutar de sus ilustraciones es necesario el detenimiento y el entretenimiento.
Edelvives ha publicado varios de sus libros, el de Princesas en 2005, una admirable versión de Alicia en el país de las maravillas en 2011 y una adaptación muy cuidada de Seda—la obra más conocida de Alessandro Baricco—en 2013. En 2018 publica Las ricas horas de Jacominus Gainsborough, que es la historia de un conejo de aspecto delicado, con una característica mancha negra en su oreja izquierda, que tras sufrir un accidente se ayuda de una muleta para caminar y va disfrutando de esas ricas horas que nos regala la vida. Jacominus es, de alguna manera, un personal homenaje a la escritora Beatrix Potter, escritora e ilustradora británica conocida, principalmente, por su icónico Peter Rabbit; por algo la abuela de Jacominus se llama Beatrix.
Ahora, Dautremer presenta un libro especial, titulado La cita, con la misma ambientación y los personajes de Las ricas horas de Jacominus Gainsborough, solo que en esta ocasión lo hace con un libro troquelado, un libro en el que el lector-espectador debe adentrarse y atravesar sus páginas, avanzando, al mismo tiempo que la breve historia se va narrando. El libro se asemeja mucho a un plano secuencia cinematográfico, en el que, acompañado de subtítulos en la parte inferior de las páginas, la historia progresa a ritmo trepidante desde la vista subjetiva de Dulce Vidocq, el amor de Jacominus, y la voz en off de Jacominus imaginando el trayecto que hará Dulce para encontrarse con él.
Es evidente que la técnica de los libros troquelados no es nueva ni ingeniosa y, menos aún, en el género infantil, aunque recuperarlos es abrir nuevas partes al modo de contar una historia. Ya en 2012, Edelvives publicó El pequeño teatro de Rébecca, con texto de Ghislaine Bioindi y las ilustraciones de la propia Dautremer. Ese libro era una verdadera delicia, una delicadeza de viaje cruzando las páginas del libro y transitando los personajes que había creado la autora francesa desde sus comienzos como ilustradora. Era un libro hipnótico, como las maravillosas ilustraciones de Rébecca, sin embargo, era más estético que práctico. En esta ocasión, La cita, va un poco más allá y aúna la técnica del troquelado, las ilustraciones detallistas de Dautremer y una sencilla pero tierna historia para disfrutar atravesando un libro sin importar el tiempo que tardemos ni la edad que tengamos. Pura delicatesen.
La cita. Una aventura de Jacominus Gainsborough (Edelvives, 2019) | Rébecca Dautremer | 212 páginas | 48,50 euros | Traducción de Elena Gallo Krahe