Y si un hombre te hace daño, y das muestras de dolor, y clavas tu mirada en la suya, jamás te perdonará. Porque serás para siempre la chica a la que ha hecho daño, lo que quiere decir que eres la chica a al que siempre podrá volver a hacer daño.
CAROLINA EXTREMERA | A todos nos ha pasado alguna vez. Un día somos jóvenes y, al día siguiente, estamos diciendo: creo que debería leer a Joyce Carol Oates. Durante unos minutos nos sentimos encantados con nuestra resolución porque ha sido finalista del Pulitzer cinco veces y en todas las bibliotecas públicas hay libros suyos, pero después nos acordamos del día que dijimos que no estaría mal escuchar más a fondo la discografía de Bruce Springteen y nos venimos abajo. Nos abrumamos. ¿Por dónde empezar? Porque Joyce Carol Oates lo ha escrito todo, desde novelas que ocupan novecientas páginas hasta historias cortas de terror o de amor, pasando por libros para adolescentes o un ensayo sobre el boxeo. Cincuenta y seis novelas, doce novelas cortas, cincuenta y un libros de relatos, once poemarios, nueve obras de teatro, dieciséis libros de no ficción y nueve para niños y adolescentes. Con semejante panorama, se complica un poco el asunto y nuestra buena intención se va diluyendo.
Finalmente, yo opté por Puro Fuego (Contemporánea, 2015, publicado originalmente en 1993), que me atrajo por su temática, ya que retrata las vidas de unas adolescentes que forman en los años cincuenta una pandilla violenta. La disfruté muchísimo, pero nunca llegué a saber qué lugar ocupa en su obra ni si hice bien en empezar por ahí. De todas formas, sirvió para romper un dique y para que dejara de darle vueltas al orden adecuado de lectura. Por eso cogí tan tranquilamente Desmembrado, un libro de relatos que se fueron publicando en diversas revistas entre 2016 y 2017. Nadie empieza por un libro de relatos escrito en 2017.
La temática de las historias que componen el volumen, aunque variada, sigue un hilo conductor en cuanto a lo perturbador. Todas las protagonistas, mujeres, son o bien víctimas en una situación que incluye alguien trastornado o bien ellas mismas sufren una perturbación que las lleva a cometer un crimen. Curiosamente, el primer relato, el que le da nombre al libro, es el que menos me ha gustado. En él, una chica cuenta cómo, con once años, se vio envuelta en un caso de asesinato por pasar tiempo con un pariente mayor que ella que la llevaba en su coche a sitios poco recomendables. La idea es muy buena y también ciertos giros narrativos, pero el exceso de información y la longitud del cuento lo convierten en algo más convencional de lo que podría haber sido. Justo después viene Pasadizo, que es sin embargo magnífico. En primera persona, una mujer narra su visita a la casa donde vivía anteriormente con su marido ya fallecido. El manejo de los espacios, ligado a su estado de ánimo y el carácter no del todo fiable de la protagonista le da un estilo sobresaliente.
En Desengaño, hallamos a una chica de trece años celosa de su hermana. Los mimbres con los que Oates construye este relato son en apariencia sencillos, incluso lo empieza con la frase “la pistola se guardaba en el primer cajón de la cómoda de mi padrastro” y en la segunda página la protagonista ya dice: “Habían bajado al barranco. Cómo odiaba yo eso, habían vuelto a irse sin mí”. Es bastante obvio lo que va a ocurrir y, sin embargo, este anuncio ominoso hace más fácil empatizar con la jovencita y más apasionante transitar por su mente.
El siguiente relato, La chica ahogada, es la historia de una obsesión. Una joven demasiado mayor para estar en la universidad vive en el mismo entorno en el que vivía una estudiante cuya muerte por ahogamiento la inquieta hasta prácticamente la locura. Las repeticiones, el ambiente cargado, la búsqueda de datos sin respuesta y el agua oxidada de un depósito de agua contribuyen a crear una atmósfera que asfixia al lector. En este sentido, el cuento se ejecuta con maestría, aunque tal vez le sobren unas cuantas páginas. Situaciones, sin embargo, el que viene después, es muy corto y casi parece un trío de fábulas crueles. Es el más inquietante y críptico de todos.
La garza azulada nos narra las fases del duelo de una viuda y, con tintes fantásticos que a veces recuerdan al estilo de Angela Carter, trasmite el dolor y también la fuerza y la liberación. Tal vez este, junto a Pasadizo, es el mejor relato del libro. Por último, un toque de humor con Vuelo entre amigos, donde asistimos a una hilarante charla por megafonía en un avión un tanto distópico.
Es reseñable el hecho de que cada una de las historias que componen el volumen posee su propia voz. Por supuesto, cuando se ha escrito tanto, siempre tiene que haber alguna novela, algún relato (como en este caso Desmembrado) que disminuya la sensación de calidad. Sin embargo, una vez pasada la barrera del primer cuento, se disfruta bastante de los demás. Sigo, eso sí, sin haber resuelto la cuestión de con qué libro se debe comenzar a leer a Joyce Carol Oates. ¿Y si se empieza por el equivocado y ya no se desea leer ninguno más? Podrían ustedes perderse algo importante. Pues sí, ese riesgo está ahí. Vivan con ello.
Los acertijos me hacen sentir incómoda. Siempre tengo la sensación de que alguien se ríe de mí, y (en efecto) el profesor esbozó una sonrisita cuando nadie en la clase dio con una respuesta, de modo que dijo: la parte frontal de un objeto es el lado que proporciona mayor información.
Desmembrado (Gatopardo Ediciones, 2018)| Joyce Carol Oates| 248 páginas| 19,95 euros