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Canciones en clave de vida

ZALDUA_Biodiscografias_C_20150724FRAN G. MATUTE | Abro este libro de Iban Zaldua y lo primero que me encuentro es que está al revés. O eso parece. El caso es que para leerlo correctamente tengo que poner la portada boca abajo y empezar por atrás. Pienso que se trata de un guiño a ese “mensaje oculto” que se encuentra en la contraportada (un minirrelato que hace las veces de ‘bonus track’), referido a esa mítica leyenda que decía que si ponías “Stairway To Heaven” (1971) al revés se podía escuchar algo así como una invocación satánica. Con todo, no le doy mayor importancia a esta cuestión, por más que me parezca un tanto extravagante para un libro, hasta que entro en una librería y compruebo que no, que la edición que se comercializa de estas Biodiscografías es normal y corriente. Ya lo decían los de Led Zeppelin cuando le preguntaban por aquello del satanismo: “Nuestros tocadiscos solo giran en una dirección“. Es por tanto mi edición la que está mal (¡tengo una «copia» de colección!), y es entonces cuando me acuerdo que uno de los primeros elepés que compré en mi vida (uno de los Young Fresh Fellows, si la memoria no me falla) llevaba las galletas equivocadas, y la que era la cara A era en realidad la B, y así estuve mucho tiempo creyendo que el disco era de esa manera. Curioso que un libro que recoge toda una selección de (parafraseando a Stevie Wonder) “canciones en clave de vida” me haya llevado a recordar ese detalle que tenía totalmente olvidado en el fondo de mi memoria adolescente.

Pero es que la cosa funciona así cuando tu educación sentimental se ha construido sobre la base de la música pop, que es una de las cosas que nos enseña Zaldua en estos relatos que ofrecen casi siempre una doble lectura: la de alguien que se relaciona con el mundo a través de la música y, subterráneamente, la del que vive su propia “fantasía del rock and roll”, como la denominaba Ray Davies. La música que inspira estas Biodiscografías (que va de los Beatles a Nick Drake, de Pink Floyd a Van der Graaf Generator, de los New Order a los Smiths, de R.E.M. a The Dukes Of Stratosphear, de los La’s a Radiohead) tiene así algo que decir tanto en la forma como en el fondo: en “A89, La Transeuropéenne”, por ejemplo, una canción en ‘loop’ de Kraftwerk, de su álbum Autobahn (1974), pondrá banda sonora a un relato encerrado en sí mismo, obsesivo, sobre un accidente en carretera. Pero que nadie se lleve a engaño: no estamos ante un mero ejercicio de narrativa pop. Ni la intención de Zaldua es, ni mucho menos, jugar al melómano con el lector. Pues por encima de todo, estas Biodiscografías son una suerte de diario de formación afectiva (cronológica, paralela a la del autor) plenamente consciente del momento y el lugar en el que transcurren los hechos: ese País Vasco algo cerrado, atemorizado por el terrorismo; una realidad ésta que hace que las ensoñaciones pop que sobrevuelan estos relatos tengan siempre los pies en la tierra.

Mentiría si dijera que todas las historias funcionan igual de bien: para el neófito musical, algunas terminarán sonando un tanto «peterpanescas»; en otras, el ‘connossieur’ encontrará en ellas un exceso de subrayados, cuando no alguna que otra inconsistencia (cuesta creer que dos mods no asocien la versión que hicieron los Jam del «Heatwave» de Martha & The Vandellas con la que hicieron los Who en 1966). Pero ya sabemos que eso de combinar la música pop con “el sentimiento trágico de la vida”, sin sonar frívolo, es de lo más complejo. Al fin y al cabo, como afirma uno de los personajes, “el pop es casi la única ficción que sigue haciéndonos creer que algo como el amor sigue existiendo”, una frase ésta que robaría el mismísimo Nick Hornby. Y en sus mejores momentos, con sus trampas y sus guiños, Zaldua nos vuelve a convertir en auténticos creyentes, a pesar de ver la vida como el SMiLE de los Beach Boys, «como algo inacabado«:

Biodiscografías (Páginas de Espuma, 2015), de Iban Zaldua | 224 páginas | 17 € | Ilustraciones de Alaitz Alberdi | Epílogo de Elena Cabrera

admin

Un comentario

  1. Hola tú, hola yo. Me ha interesado especialmente esta reseña, se nota que el autor es un auténtico juez virtual de libros y discos.

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