Tokio, año zero
David Peace
Mondadori, 2013. Colección «Roja & Negra»
ISBN: 978-84-3972-504-6
474 páginas
22,90 €
Traducción de Javier Calvo Perales
José Martínez Ros
1944. El Japón imperial que ha estado a punto de sojuzgar a toda Asia se encuentra en ruinas. Tokio es una ciudad destrozada por los implacables bombardeos norteamericanos. Por si fuera poco, dos amas secretas y terribles han volatilizado las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Mientras que el emperador, poco menos que un dios sobre la tierra, anuncia a su pueblo la rendición, el inspector Mitami se dirige sin demasiada convicción al escenario de un crimen: una mujer joven acaba de aparecer estrangulada. El caso se cierra, como no puede ser menos entre el caos y la destrucción, apresuradamente. Sin embargo, un año después, se encuentra otro cuerpo en un estado similar al anterior… Y otro… Y otro… Hay un asesino en serie suelto en el mundo de pesadilla que es el Japón de la inmediata posguerra.
Mitami no es lo que podríamos llamar un policía modélico: un marido infiel, un padre descuidado, un hombre marcado por sus terribles experiencias durante la invasión de China por el ejército japonés -uno de los escenarios bélicos más crueles y despiadados de la historia-, relacionado con uno de los poderosos señores del crimen organizado que dirigen desde la sombra la reconstrucción y adicto a los calmantes, que son los únicos que consiguen apaciguar su fracturada memoria. No obstante, en parte por azar y en parte por su propia tenacidad, se verá envuelto en una trama que se hace cada vez más compleja y tenebrosa.
El británico David Peace es un discípulo convicto y confeso de uno de los grandes renovadores de la novela negra contemporánea, James Ellroy, el autor de La dalia negra y Los Ángeles Confidencial. Entre los muchos rasgos distintivos que comparten está la prosa veloz y entrecortada, organizada en párrafos breves cargadas de repeticiones, riffs y onomatopeyas, los diálogos cáusticos y la acción vertiginosa, una combinación letal que vuelve cada página una descarga de adrenalina directa al cerebro o un paisaje asfixiante; las situaciones sociales o históricas conflictivas, en este caso el Japón derrotado, con una policía mermada y bajo sospecha, un omnipresente ejército de ocupación norteamericano y una población empobrecida hasta el límite de la supervivencia; los protagonistas atormentados que avanzan tras una obsesión entre pistas falsas, policías brutales, periodistas sobornados, episodios alucinógenos de violencia, sexo salvaje y cadáveres mutilados…
En el caso de Tokio, año zero, lo más impresionante es la descripción de esa Tokio salvaje y miserable que emparenta esta (impresionante) novela con los universos literarios de Thomas Bernhard (en especial, con Helada) o, incluso, y salvando las distancias, con el Camilo José Cela de La Colmena y San Camilo 1936. Más allá de estas curiosas similitudes, Peace es un autor con una personalidad propia, como ya mostró en obras anteriores, en especial en la tetralogía Red Ridding Quartet en la que explora el submundo criminal del norte de Inglaterra (y que fue adaptada muy brillantemente por la BBC). Con Tokio, año cero ha escrito una novela extrema, tanto en lo formal como en su temática -y que, sin embargo, reconstruye hechos reales-, y poderosa. Una novela que trasciende el género policíaco y que ha de considerarse, sin duda, una de las mejores publicadas en español en lo que llevamos de año. Los que no teman mirar de frente los abismos más inquietantes de la condición humana no se sentirán decepcionados.
[Publicado en Notodo]
David Peace es una máquina. Su Red Riding Quartet me pareció una pasada. Y esta tiene una pintaca tremenda. Creo que me haré un regalo de Reyes.
Pongo la mano en el fuego en que no le va a decepcionar lo más mínimo.
Me compré «1974» el año pasado y ahí lo tengo todavía en la estantería muerto de risa… ains…
Es la primera novela de Peace y de las que más se nota la influencia de Ellroy; mola, pero en la Trilogía de Tokio ya es un escritor mucho más personal y asentado.