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Creadores de problemas

9788439731177ANTONIO RIVERO TARAVILLOHace años que Javier Cercas viene indagando en los códigos de la nueva narrativa. Como sucede con poetas que se han interrogado por la poesía y las formas de escribirla, desde Eliot a Cernuda, por citar dos ejemplos eximios, el escritor catalán (de Cataluña son quienes allí viven, no quienes quieran los responsables de la limpieza étnica o el blanqueo de dinero) lo hace aunando práctica y teoría. En su anterior libro, El impostor, quizá demasiado extenso, ya indagaba sobre los límites de la ficción; en este, tal vez algo corto, lo hace sin el apoyo de una novela que los haga explícitos. En su lugar, son un puñado de conferencias ligeramente reelaboradas que dictó en la Universidad de Oxford, donde lo han precedido en ese mismo ciclo mequetrefes de las letras como George Steiner, Amos Oz, Roberto Calasso, Mario Vargas Llosa, Ali Smith, Don Paterson o el recientemente fallecido Umberto Eco.

Como Weidenfeld Visiting Professor in Comparative Literature 2014-2105, Cercas leyó esas cinco conferencias en inglés (nadie se extrañe, ya dio clases en los Estados Unidos antes de ser el escritor de éxito que hoy es). Aquí se ha traducido él mismo al español (este proceso daría para una bonita ponencia en un congreso de traductología). Alguna huella queda de la versión inglesa, no tanto en lo relativo al lenguaje, que también, como en lo concerniente a alguna referencia cultural, domesticada para un público no español.

La primera de estas ‘lectures’ (pongámonos estupendos, pidamos un oporto y, de ser posible, luzcamos una chaqueta de tweed junto a un fuego oxoniense) se titula “La tercera verdad”, y analiza Anatomía de un instante (el alabado título con el que Cercas pasaba de Tusquets a Random House y donde se centraba en el 23-F, no tanto en los malos de la película como en los buenos que supieron estar a la altura de las circunstancias). Este capítulo le da para una reflexión-homenaje a ese otro catalán (según majadería reciente): “La novela moderna es un género único porque diríase que, al menos en germen, todas sus posibilidades están contenidas en un único libro: Cervantes funda el género en el Quijote y al mismo tiempo lo agota –aunque sea volviéndolo inagotable–; dicho con otras palabras: en el Quijote Cervantes define las reglas de la novela moderna acotando el territorio en el que a partir de entonces nos hemos movido los demás novelistas, y que quizá todavía no hemos terminado de colonizar.” Para Cercas, la novela tiene un apetito omnívoro, lo cual hace que los resultados, tras metabolizar elementos dispares, puedan con razón ser calificados de “libros mestizos”, para los cuales hay una continua “tarea de expansión y redefinición del género”. Para él, también, la novela es “un género que persigue proteger a las preguntas de las respuestas”, donde lo taxativo es la amenaza; la promesa, por el contrario, lo ambiguo, complejo y plural.  

“El punto ciego” adopta como punto de partida Las leyes de la frontera, penúltima de las novelas cerquianas. Aquí establece un axioma que empalma con lo anterior: “un escritor genial es aquel que crea un problema donde antes de él no existía ninguno”. Aquí, Cercas se apoya también en Moby Dick, que a través de las lecturas de otros y de su propia experiencia lectora se convierte en una cima de la ambivalencia y del enigma, colocando al gran Melville en la cima junto a otro irreductible, también analizado en estas páginas: Kafka. El proceso, Moby Dick y El Quijote son para el autor de Soldados de Salamina ejemplos de novelas con punto ciego. ¿Y qué es este? Esa zona de indefinición en la que no hay certezas, “un minúsculo lugar a través del cual, en teoría, el lector no ve nada.” Y añade Cercas: “lo cierto es que, en la práctica, el significado profundo de toda la novela radica precisamente allí, y que es precisamente a través de ese punto ciego a través del cual la novela es elocuente (o debería serlo), es precisamente a través de esa oscuridad a través de la cual la novela ilumina (o debería iluminar).”

“La pregunta de Vargas Llosa” es el título de la tercera parte, que fija su atención en esa novela formidable, La ciudad y los perros, “una historia relativamente simple, ya digo, convertida en una historia extraordinariamente compleja por la forma en que se cuenta. La cuestión, entonces, es cómo se cuenta.” E incide en la vocación real de la novela, que no es la de responder, sino la de interrogar. En “El hombre que dice no” se ocupa a continuación de la literatura comprometida y el papel de los intelectuales, apartándose de lo que quizá era el propósito del libro: más una disquisición sobre la técnica novelística. Cierta sensación de que esta parte no está a la altura del resto queda compensada con el epílogo, “Un arma de destrucción masiva”, donde vuelve a entrar en el Quijote para resaltar su singularidad y subrayar sus valores, entre los cuales la ironía ocupa un lugar destacado. La ironía, esa levedad que contrasta con la falsa etimología, férrea o de ferviente plancha pesada, de la palabra ‘iron’ en inglés.

El punto ciego. Las conferencias Weidenfeld 2015 (Literatura Random House, 2016), de Javier Cercas | 142 páginas | 15,90 € | Traducción de Javier Cercas 

admin

2 comentarios

  1. Extraordinaria reseña, ‘as usual’ (traguito de oporto).

    Gracias, don Antonio

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