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Cuando no hay que pasar página

9788416734344JABO H. PIZARROSO | En las catacumbas de la librería Zuloa de Vitoria, dentro de la almendra, calle Correría para más señas, se reunieron el pasado día 4 de octubre Iker Armentia e Iban Zaldua para presentar El eco de los disparos, de Edurne Portela. Poca gente, entrega silente. Expectación comedida. Todos, sin saberlo, teníamos la sensación de estar bajo tierra. Y como el mono Burgos que salió del infierno de segunda al mundo de las ideas de la puerta de Alcalá, desplazando la circularidad de una pesada tapa de alcantarilla, también se puede decir que los allí sentados estábamos a la espera de que nos quitaran una alcantarilla de la cabeza para salir de la Cosa. Quizá como aquellos cristianos que se reunían bajo las ‘domus’ romanas para conspirar o para mantener con rigor su credo de primeras comunidades miedosas todavía.

El libro que nos reunía es un extraño ensayo, mitad novela de recuerdos personales, mitad estudio acerca de la memoria y cultura de la violencia vasca. La autora es una investigadora vasca que ha vuelto, que desarrolla su actividad profesional en una universidad de Estados Unidos y que hasta este libro había realizado trabajos acerca de conflictos en el mundo, como el de la dictadura argentina, los desaparecidos y las consecuencias políticas y humanas de los planes cóndor americanos contra el cono sur desarrollados por la administración Kissinger y los asesinos de West Point.

En la mesa, Edurne Portela, flanqueada por un riguroso y entusiasta Iker Armentia, y por el ratón vivaracho y magnífico de Iban Zaldua, uno de los escritores vascos más críticos y lúcidos de lengua viperina y bilingüe que tenemos en la cultura vasca.

El libro de Portela es un aparte en la bibliografía de estudios acerca de la violencia y el terrorismo. Hay un antecedente en el tiempo, en momentos en los que pocos se metían a desbrozar con el machete de la investigación ensayística las selvas de los territorios de la violencia y su cultura, sus representaciones. Me refiero a Itziar, violencia vasca, libro escrito por Joseba Zulaika y publicado por la editorial Nerea en los años noventa. Hoy este libro es un desaparecido más. Joseba Zulaika tiene otro libro del que en este blog se hizo una crítica hace unos años, Polvo de ETA, que es una especie de compadre o antecedente de este libro de Portela.

Portela intenta desentrañar algo que hoy por hoy es muy reconocible. ¿Por qué callamos los vascos?, ¿por qué se hizo el silencio ante tanta violencia, ante un conflicto dentro del que hemos vivido un afuera durante tantos años? Y para responder a esta pregunta agarra el macuto de sus recuerdos, y describe sus visitas al otro lado de la muga, de la frontera, para reunirse con los barbudos, los amigos de un tío suyo, sacerdote, que estaban refugiados en el santuario francés, invitados a su vez de su primera comunión. Desde pequeña le extrañó la advertencia que los mayores le lanzaban sobre aquellos hombres, “esto no se lo cuentes a nadie”, un trasunto del ver, oír y callar, con el que se han vividos tantas violencias y tantas épocas históricas.

El eco de los disparos es eso mismo, es lo que queda, la vibración sonora de lo que queda después de tantos años de violencia que se vivió de una manera directa, los menos, y de una manera callada y normalizada los más.

Este ensayo tiene como objeto el no pasar página. Desde octubre de 2011, con el cese definitivo de la lucha armada se ha instalado una sensación de que o aquí no pasó nada, o aquí hay que tirar «palante», ‘beti aurrera’, volteando la página y dejando atrás el relato. En medio de las conversaciones de paz, el defenestrado Eguiguren al ser preguntado por el fin de ETA, cuando todavía esta organización no había decretado su cese, dijo que ese fin sería como la nieve, como una ciudad que está nevada y de la que desaparece sin darnos cuenta la nieve.

El eco de los disparos no intenta lo que están realizando otros (dentro de poco entraremos a mandíbula batiente en la Patria de Fernando Aramburu). No pretende hegemonizar el relato, no se enseñorea de verdades ni de dogmas y rebusca sobre todo en qué se hizo de la representación cultural de los hechos políticos, del miedo, de los asesinatos, de las torturas, de los mundos del lado de allá y del lado de acá, en definitiva de los mundos de las víctimas y de los victimarios, a la luz de sus culturas representadas. Ahora mismo, y no ahora, desde hace unos años, existe una pelea de la que por vez primera es arma la literatura, mediante la cual se está intentando pergeñar un relato, el relato de lo que pasó, el unívoco relato de lo que ocurrió. Lo define muy bien en una entrevista Fernando Aramburu cuando afirma que «todavía hay que derrotar la literatura de ETA.»

Lo significativo del libro de Portela es que evita esta nueva guerra y se adentra en el recuerdo de la violencia a partir de los relatos culturales que tuvieron a esta como tema. Y rescata novelas y películas como Lasa y Zabala de Pablo Malo, Un tiro en la cabeza de Jaime Rosales y el Ander ETA Biok de Aitor Merino, entre otras. Dejando de lado otro dogma como el de que no hay que ser equidistante, desmenuza estas representaciones a partir de la ética spinoziana de la ampliación de los afectos y de la ética de la imaginación, dando por hecho que desde la cultura no hay que vencer, sino más bien convencer, como diría Unamuno, porque desde la representación cultural de los hechos vale más convocar la multiplicación de los afectos hacia todas las partes del conflicto que anular esqueléticamente una de ellas en detrimento de la otra. De esa manera se podría decir y recordar, como lo hace Portela en este libro, la diferencia letal y radical que existe entre el comprender y el justificar. Los escritores y cineastas que han hecho relatos del conflicto vasco y de la Cosa etarra, los que han sido, que han sido varios, y los que son, que están siendo algunos, se deberían mover como los cineastas comentados en el mundo de la comprensión y de la ética abierta de la imaginación.

Este libro es una islita a la que llegar en medio de la intentona golpista narrataria de un imponer un único relato sobre el conflicto vasco. Su lectura invita a una reflexión como pocas sobre la Cosa. Muy recomendable.

El eco de los disparos. Cultura y memoria de la violencia (Galaxia Gutenberg, 2016) de Edurne Portela | 224 páginas | 19,50 €

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