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El amargo Ambrosius

El monje y la hija del verdugo

Ambrose Bierce

Libros del Zorro Rojo, 2011

ISBN: 978-84-92412-47-1

138 páginas

22,90 €

Traducción de Patricia Willson

Ilustraciones de Santiago Caruso

Fran G. Matute

Más que merecido resulta el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial de 2011 a Libros del Zorro Rojo. Sus ediciones no sólo son hermosas y bien cuidadas sino que su catálogo, eminentemente infantil y juvenil, presenta una extraña coherencia interior que no es otra que la de educar desde la cultura, adaptando los lugares comunes del aprendizaje a los nuevos tiempos. Una editorial joven y atrevida, que últimamente está rescatando algunas de las grandes obras clásicas (desde Kafka o London a Gómez de la Serna o Cortázar) poniéndolas de nuevo a disposición del público adolescente sin caer en infantilismos o rebajando contenidos. En el marco de lo anterior traemos a colación esta primorosa edición de El monje y la hija del verdugo (1892), ‘novella’ escrita por el enigmático Ambrose ‘Bitter’ Bierce a partir de una leyenda bávara acontecida a finales del siglo XVII.

El monje y la hija del verdugo resulta ser un extraño híbrido estilístico, una mezcla de trascendentalismo y literatura gótica, como si hubiese sido escrito a la par por Edgar Allan Poe y Nathaniel Hawthorne, curiosamente dos de los autores que reconocieron en vida la influencia de Bierce en sus obras. El puritanismo, la convivencia con la naturaleza, el poder reverencial ejercido por la Iglesia y hasta el romanticismo exacerbado, son los temas que se tratan en este relato que ciertamente supone una ‘rara avis’ en la bibliografía de Bierce, asociada históricamente con las tragedias militares que vivió durante la Guerra de Secesión, como sus famosos y fantasmagóricos Cuentos de soldados y civiles (1891).

Las siempre efectivas y efectistas ilustraciones de Santiago Caruso ayudan a resaltar el lado más fantasioso de esta historia que narra la particular caída en los infiernos de un joven e inocente monje -llamado casualmente Ambrosius- que queda profundamente enamorado de la hija del verdugo de una aislada zona rural y que, confiado en estar embarcado en una misión divina, hará todo lo que sea necesario por protegerla de los peligros que acechan su pureza. Ambientado en un paraje natural inquietante, en el que los lagos, los ríos y los árboles pertenecen al reino de las pesadillas. Bosques y montañas llenos de misterios y habladurías, paisajes éstos habitados por prejuiciosos campesinos temerosos de la ira de Dios y del Diablo. Bierce consigue, sin mucho esfuerzo narrativo transportarte al campo de la desolación y la locura, extrayendo el misterio precisamente de la belleza de las cosas naturales: una flor hermosa y escurridiza como la ‘edelweiss’, una laguna escondida, unas raíces recolectadas…

Y lo más curioso del caso es que Bierce no necesita introducir en el texto elementos de corte fantástico para mostrar el lado más desasosegante de esta leyenda germana. Le basta con incidir en el miedo reverencial que ejercía la Iglesia sobre las simples mentes campesinas para dar vida a todo un imaginario psicológico de pecados de la carne y castigos divinos. Es en esa delgada línea de la culpa donde reside el lado más misterioso de El monje y la hija del verdugo. Una historia que haría las delicias de mentes retorcidas como, por ejemplo, la del director M. Night Shyamalan, que fácilmente podría encontrar en estas páginas más de una fuente de inspiración.

El monje y la hija del verdugo nos remite a una literatura de iniciación, que promueve la imaginación del lector desde la inocencia y la fantasía. Los que nos criamos con H. P. Lovecraft y Los mitos de Cthulhu, sabemos qué significa esto y lo impagable de su aportación. No pierdan de vista al zorro rojo. Sus hijos se lo agradecerán.

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