Lo que ha llovido
Enrique García-Máiquez
Númenor 2009
ISBN. 978-84-935855-2-5
175 pág.
6 euros
Jesús Cotta
Lo que ha llovido es el hermoso título de una selección en papel de dos años de entradas diarias en Rayos y truenos, el cuaderno de bitácora internáutico de Enrique García-Máiquez, que en esto del bitacoreo es uno de los grandes. Dado que el libro tradicional sigue conservando su prestigio frente a otros soportes, me alegro de que a un bloguero se le publique en papel lo que antes flotaba en la blogosfera. Obras como ésta confirman que el blog o cuaderno de bitácora es un género literario y no menor; y es de agradecer que caigan en la cuenta editoriales como Númenor, que tanto cuida sus ediciones. Para blogueros como yo, eso confirma que escribir a diario en un blog, tener ese contacto inmediato con el lector, someter a crítica pública o a silencio público lo que uno escribe, es una manera estupenda y arriesgada de escribir.
En su prólogo, el autor aclara que no es lo mismo escribir un diario que escribir a diario. Una bitácora, pues, no tiene por qué ser un diario, como mucha gente cree. En él cabe todo: artículos, relatos, reflexiones sesudas, exabruptos, novelas por entregas, confesiones, poesía… Pero, sin duda, lo que más le cuadra es el apunte, la pincelada, el bosquejo, la sugerencia, la anécdota, siempre con brevedad y con un toque personal.
El blog es además un estupendo taller literario y de lectura: el Nulla dies sine linea que decían los clásicos ha encontrado en el blog su lugar ideal, pues esas líneas llegan de inmediato al lector, sin intermediarios, y es el lector el que da su aprobación.
Con buen tino, el autor ha optado por no incluir en el libro los comentarios, muchas veces tan jugosos, de los lectores, porque habría sido difícil elegir qué comentarios se incluyen y cuáles no. Y esto contribuye a que Lo que ha llovido sea una obra distinta de Rayos y truenos.
Enrique García-Máiquez, articulista, traductor, antólogo y autor de varios libros de poesía (de los que destacaría Casa propia, en Renacimiento y léase aquí de paso un hermoso poema del libro que el autor publica en su blog), ha ido elaborando una obra deliciosa, que transmite luz y simpatía y que arroja sobre las personas y las cosas una mirada amable como el autor. Si uno está cansado de leer autores pesimistas que arremeten contra todo y que se dedican a criticar lo que no les gusta, que es casi todo, en vez de hablar de lo que les gusta, que es casi nada, en García-Máiquez encontrará justo lo contrario: un autor que incluso en lo que no le gusta encuentra algo que le gusta. Uno agradece libros como éste que no inviten al suicidio, sino al suivivio (y perdón por el palabro).
Lo que ha llovido está además impregnado de un amor muy grande por la poesía y la palabra, de simpatía hacia el otro, de una religiosidad natural y discreta, que ni hace alardes ni pide disculpas, de un exquisito gusto literario, de gestos humanos, de una fina ironía y, sobre todo, de la capacidad de no tomarse uno mismo en serio. Creo que esos son los autores más recomendables: los que saben reírse consigo mismos y de sí mismos. Los demás aburren un poco. Y creo también que muchos lectores acabarán compartiendo las miradas y experiencias y reflexiones del libro gracias al tono y a la forma con que el autor las presenta. Si la literatura tiene algún poder o algún deber, es ése de presentar lo bueno en su dimensión de belleza.
No se pierdan ustedes, por poner varios ejemplos escogidos al azar, la finura del 18 de abril, el tremendo 2 de junio, la poética del 19 de agosto y del 4 de octubre y del 10 de enero, la experiencia del 17 de julio, la propuesta del 20 de mayo y la del 14 de enero.
Con Lo que ha llovido uno se moja un poco, pero sale uno limpito, como cuando está recien duchado.