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El derecho a la mediocridad

MANUEL MACHUCA| Copio el título de la reseña de una frase que la autora sevillana pronuncia en la entrevista que le hace Bruno Padilla del Valle en la revista Mercurio el pasado mes de junio. Porque en Yo, mentira, la segunda novela de la escritora sevillana Silvia Hidalgo, no vamos a encontrar un argumento épico que enganche ni héroes, en este caso heroínas, cuyas gestas impidan abandonar la lectura. No. Es más, una lectura distraída de la novela podría llevarnos a sentir una cierta pereza en su lectura, al encontrar desde esa visión una historia en la que no pasa nada protagonizada por una mujer mediocre y predecible. Y si además le añadimos una cierta dosis de machismo no reconocido a la hora de juzgar la trama, llegaremos a ver en la obra la vida común de un arquetipo de mujer ahogada en la crisis de los cuarenta, obsesionada por su cuerpo, por el terror a envejecer, incapaz de evitar ser arrastrada por unas circunstancias externas que no sabe manejar, y siempre al servicio de los hombres que la rodean, sea su marido, su hijo o el entorno laboral. Una mujer, en suma, tan incapaz de manejar su vida como, qué correlato tan fantástico, de hacer desaparecer la tripa que surgió con el embarazo. Pero no, no va de esto.

Leyendo a Silvia Hidalgo he recordado la fascinación de Georges Perec por lo infraordinario, por las historias de personajes comunes y corrientes que enfrentan la vida de acuerdo a sus capacidades. Es decir, como cualquier ser humano. Y es que una de las características sobresalientes, luego señalaré otras, de la escritora Silvia Hidalgo es la construcción de unos personajes verdaderamente redondos. No solo la protagonista, cuya falta de nombre conocido nos lleva de manera indefectible a una propuesta de autoficción colectiva por parte de la autora a las mujeres, sino también unos personajes secundarios muy potentes como Pantera, su compañera de trabajo, o el Escritor, su marido. Incluso el hijo de ambos tiene muchísima fuerza literaria, por lo que no me extraña que la autora esté ahora escribiendo una novela sobre niños, algo tan difícil de hacer bien.

Decía que señalaría otras cualidades de la escritora, como su estilo narrativo. La obra está escrita en primera persona y casi en presente. Me parece brillante el punto de vista que elige porque, por una parte, le da mucha credibilidad y frescura a la narradora, y por otra, le permite en su aparente sosiego introducir frases de una fuerza descomunal y con unas metáforas muy potentes. Su estilo sencillo, la elección del estilo indirecto para los diálogos, permiten que esas frases potentes, profundas, que encierran tanta poesía, emerjan a la superficie y surtan el efecto de una bofetada al lector. Yo, mentira es de las novelas que no hay que dejar de leer sin un subrayador a mano o con un cuaderno donde anotar frases realmente brillantes, entre las que cito algunas:

Me pregunto su llevar una doble vida o vivir por encima de nuestras posibilidades no son las únicas opciones dignas para nosotros, los mediocres.

El cuerpo de una mujer es inofensivo, una orina sin olor que no marca territorio, siempre presa, nunca peligro.

Se queja y me llama pragmática y le corrijo, le digo que no, que adoro la ficción, que de hecho siempre prefiero la mentira a la realidad porque me gusta que todo sea suave, amable…

Después de destacar la brillante sencillez de Silvia Hidalgo al escribir, un estilo nada fácil por el tremendo esfuerzo que hay que hacer para pulir el texto, después de subrayar su calidad a la hora de dibujar sus personajes y la contundencia de sus frases, no quisiera finalizar sin poner en valor la labor editorial, no solo por la factura de un libro perfectamente editado, sin erratas, cuidado, en el que se nota el amor por ese objeto llamado libro, sino también por la mano de una editora que ama la literatura y se preocupa por las obras de sus autores.

Quizás Silvia Hidalgo reclame con justicia el derecho a la mediocridad, pero lo que ha escrito ha sido una obra brillante que merece ser leída con atención.

Reseña publicada previamente en la web de Tres pies al gato.

Yo, mentira (Tránsito, 2021) | Silvia Hidalgo | 176 páginas| 17,50 € |

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