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El equilibrista armado

Mundo extrañoEDUARDO CRUZ ACILLONA | En septiembre de 2015, José Ovejero publicaba un artículo en la revista Jot Down titulado “Ocho escritoras feroces”. En él analizaba la reciente publicación de ocho libros, escritos por mujeres, con una temática común: lo que él daba en llamar “literatura cruel”.
En dicho artículo, y entre otras cosas, destacaba “…la ausencia de consuelo en las historias que cuentan: no es solo que la historia no «acaba bien», concepto simplista de la realidad, como si las cosas acabasen de alguna manera. Tampoco nos tranquilizan con una ficción de comprensión: cerramos los libros y seguimos frente a una realidad impenetrable, ninguna verdad o convicción que nos conforte”.
Sin pretenderlo, Ovejero nos estaba dando pistas del terreno sobre el que transitaban los relatos en los que seguramente ya estaba trabajando y que hoy conforman Mundo extraño. Más aún cuando, sobre los personajes de esas novelas, afirma que la mayoría de ellos vive “en una realidad que ofrece pocas posibilidades, como quien toma prestada una existencia en la que nunca se sentirá cómodo, porque no es la suya. No puede ser la suya”.
Y termina el párrafo sentenciando: “La realidad es cruel; escribir es una manera de tomar nota de ello”.
En Mundo extraño, la crueldad está salpicada de humor. O viceversa. De tal manera que uno se desplaza entre esos dos polos aparentemente tan opuestos con la naturalidad de lo inevitable, sin cuestionarse la verosimilitud de lo narrado pues, quien más quien menos, ha pernoctado en más de una ocasión en esos mundos extraños que escapan a la cotidianeidad y a la rutina.
Ovejero pone las cartas boca arriba desde el principio y ya en el primer relato nos muestra cuáles van a ser las reglas del juego para quien quiera adentrarse en las páginas del libro. Así, “Mamá eligió para suicidarse el 24 de diciembre por la mañana” puede adivinarse como un drama de considerable magnitud. Sin embargo, como si de El verdugo de Berlanga se tratara, las surrealistas y estrambóticas escenas familiares que se suceden durante ese día (cuñado incluido, como no podía ser de otra manera en una cena de Nochebuena) confieren al relato de una comicidad y un humor negro capaces de hacer compatibles un sustantivo como “crueldad” y un adjetivo como “amable”.
Esta dicotomía entre la sonrisa y el dolor, entre el llanto y la caricia, entre lo cotidiano y lo extravagante lo maneja el autor con esa habilidad… Iba a escribir “a la que nos tiene acostumbrados”, pero no es cierto, pues tenemos que remontarnos dieciocho años atrás para encontrar su último libro de cuentos publicado (Qué raros son los hombres, Ediciones B). Aunque quizás nos valga retroceder apenas seis para encontrarnos con su ensayo titulado La ética de la crueldad (Anagrama, 2012) y entender la arquitectura de estos relatos.
Son los personajes que habitan este Mundo extraño criaturas tan de carne y hueso que podrían perfectamente subirse al mismo autobús de línea que nos lleva al trabajo o comprar en el mismo supermercado que nosotros.
El gran valor de este libro es inyectar a sus extrañas vidas una dosis de imaginación tal que pocos autores como Ovejero pueden conseguir. La sobreexposición y la ceguera de la fama en “Escaparates”, el pensamiento perturbado en “Mens sana” o las relaciones de pareja donde placer y dolor se confunden en “Adoración” o “Me duele más a mí” son sólo algunos ejemplos de cómo manejar con maestría situaciones llevadas al extremo y que parezcan tan naturales como el monótono día a día de un funcionario detrás de una ventanilla de atención al cliente en un municipio de catorce habitantes.
“Y todo esto, ¿para qué?”, se pregunta el autor en el artículo al que me refería al principio. Y continúa: “A menudo es esa la pregunta a la que tiene que responder el autor de un libro cruel: ¿por qué regodearse en la miseria, en el dolor, en lo oscuro del ser humano? ¿Por qué no crear belleza, paraísos a los que escapar de un mundo atroz?”
Pues posiblemente porque la imaginación y el humor son armas con el cargador rebosante de argumentos que tratan de justificar un mundo, cuanto menos, extraño. Pero que no es otro que el nuestro.
Mundo extraño (Páginas de espuma, 2017), de José Ovejero | 192 páginas | 17 euros

admin

Un comentario

  1. NOTA: La última incursión en el cuento de José Ovejero fue en 2008 con «El sapo es un príncipe. Y viceversa» (Ed. Funambulista). Al César, lo que es del César…

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