
LUIS ANTONIO SIERRA | Parece que no aprendemos. Después de sufrir el fascismo durante décadas en el siglo pasado en sus múltiples caras – Mussolini, Hitler, Franco, Salazar, y un largo etcétera –, resulta que estrenamos el año 2025 con la llegada al poder en la primera potencia mundial de un individuo, Donald Trump, epítome con cara renovada de lo que pensábamos que habíamos dejado atrás hace mucho tiempo. Esta enfermedad de la ultraderecha se ha ido gestando a fuego lento desde los años de la llegada al poder de personajes tan infames como Ronald Reagan o Margaret Thatcher. Ese “chup-chup” neoliberal ha creado monstruos que, bien han llegado por medios democráticos al poder como Netanyahu, Milei, Bolsonaro, Orban o Meloni, o bien lo acarician como Abascal, Alternativa para Alemania (¡manda huevos!), la ultraderecha austriaca o la finlandesa. En fin, que se nos está quedando un orden mundial precioso. Y eso por no hablar de autocracias como la rusa, la china, o la turca, por mencionar solo algunas.
A colación de todo esto, recordamos a Theodor Kallifatides, quien publicó en la década de los años 70 del siglo pasado una trilogía que abarca históricamente la ocupación nazi en 1941 de su país natal, Grecia – que vino a reemplazar al ejército de Mussolini que ya ocupaba el país –, la guerra civil griega (1946-1949) y la posguerra que siguió, llena de miseria y hambre. Esta trilogía ha sido rescatada por Galaxia Gutenberg recientemente. De entre esos títulos, el que abre esa triada, Campesinos y señores, es del todo pertinente y muy necesaria su publicación por contribuir al recuerdo de ese negro periodo de la historia universal que algunos pretenden blanquear.
Esta novela aborda el establecimiento de los nazis en la pequeña y ficticia localidad de Yalós, localizada al sur del Peloponeso. La narración inicialmente descoloca al lector ya que las expectativas inconscientes que se esperan de la invasión nazi del lugar no son las que presenta Kallifatides. El humor, a veces muy negro, el desenfado en la narración, o la aparente naturalidad y normalidad con la que los habitantes del pueblo asumen la ocupación rompen las expectativas que se presuponen a una narrativa sobre este asunto. De todos modos, esa aparente normalidad esconde una realidad que, efectivamente, concuerda con lo que la historia nos ha contado sobre el nazismo. La tragedia va apareciendo conforme avanzamos en la lectura y vemos, como trasfondo de la trama, la capacidad de adaptación a la nueva situación de los individuos, el instinto de supervivencia que, paradójicamente – aunque totalmente comprensible, por otra parte – llevará a algunos a encontrarse con la muerte, bien intencionadamente o no. Así, habrá quienes se amolden a los nuevos tiempos y trabajen a favor del invasor, bien por convencimiento ideológico o por necesidad; otros se darán por vencidos y asumirán sin resistencia el nuevo contexto; también estarán los que, como David, el único judío del pueblo, entienden al principio – pobres ilusos – que están fuera de peligro, que lo que se cuenta les pasa a otros y que a ellos es imposible que les toque, aunque la tozuda realidad provocará rápidamente su inevitable huida del pueblo. Habrá también quienes se rebelen, quienes se unan a la resistencia tanto por ideales como por necesidad. Lo curioso del caso respecto a estos combatientes es la opinión algo reticente en torno a ellos que existe entre algunos habitantes del pueblo – y entre muchos griegos – por el liderazgo de los comunistas en esa lucha contra los nazis, cosa que para algunos era hasta contraproducente y que posteriormente tendrá sus consecuencias al declararse la guerra civil tras la derrota nazi.
Papel destacado también el de los niños y niñas que habitan la narración. Su visión de la realidad, marcada por su inevitable inocencia o desconocimiento del mundo de los adultos, entronca asimismo con la del tonto del pueblo – que no es tan tonto como parece a priori. A través de estos personajes y de las mujeres que pueblan la novela aparece reflejada la compasión y la ternura del narrador hacia los habitantes de ese pueblo del sur de Grecia, reflejo de aquel que Kallifatides y su familia tuvieron que dejar atrás para marcharse a Atenas en busca de un futuro mejor.
Campesinos y señores. (Galaxia Gutenberg, 2024) | Theodor Kallifatides | Traducción de Carmen Montes Cano y Eva Gamundi Alcaide | 224 páginas | 19,50 euros