JOSE TORRES | Es sabido que la historia la escriben los vencedores y que, demasiadas veces, el relato oficial difiere de la realidad. Pero esta es tozuda, y pese a todos los intentos de ocultarla y escamotearla de los ojos de las generaciones posteriores, la verdad encuentra siempre, como las lagartijas, una rendija por donde colarse, un azulejo mal puesto que expone las costuras de los muros que el poder intenta construir ante hechos a menudo vergonzosos.
Durante el reinado del borbón Fernando VI, concretamente el 30 de julio de 1749, por orden del Marqués de la Ensenada, se produjo el arresto masivo de la población gitana en España, lo que se conoció como La gran redada. Se allanaron domicilios, campamentos y cuanto refugio albergara población de esa etnia. Se separó a mujeres y hombres, se los cargó de cadenas y, sin ningún plan establecido, sin ninguna logística planeada, se les hacinó en improvisadas prisiones, como, sorpréndase lector, el palacio de Carlos V en la Alhambra, o la Alcazaba de Málaga. El plan era separar a mujeres y hombres para que la raza se extinguiera de forma natural, para que el tiempo y la falta de nacimientos ejecutara el genocidio y eximiera de esta responsabilidad al muy cristiano reino de España. Mientras tanto, hombres y mujeres, contribuirían al esfuerzo del Marqués de la Ensenada por modernizar la armada española, para que el Reino de España volviera a su posición de dominio natural sobre las potencias europeas.
Todo esto narra Raúl Quinto en Martinete del Rey Sombra, libro merecedor del Premio Cálamo y del Premio de la Crítica. Y no es para menos. Cuenta Raúl Quinto que en su literatura le gusta experimentar con los géneros, que se siente cómodo en la hibridez, si es que el palabro existe. Y este Martinete del Rey Sombra habita en esas fronteras entre el ensayo histórico y la novela. Con un lenguaje lírico, deudor de los inicios poéticos del autor, heredero del Federico García Lorca del Romancero gitano, el autor nos ata a la cuerda de presos de esa fatídica noche de julio, y acompañamos al pueblo gitano en su triste caminar hacia un destino pavoroso. El hambre, la sed, el hacinamiento, la maldición de pertenecer a una raza odiada por todos, el antigitanismo que campa a sus anchas por este país tres siglos después y en el que todos hemos sido educados y aleccionados; todo esto lo narra Raúl Quinto con un ritmo admirable, sin dar respiro ni descanso al lector, apabullado por la riqueza del lenguaje, por los hallazgos literarios de un autor en estado de gracia. Nos cuenta Raúl Quinto las penosas condiciones de los presos, infestados de enfermedades, hacinados unos sobre otros en el arsenal de Cádiz, entre el barro y la pestilencia. O de sus mujeres, abarrotadas en la Casa de Misericordia de Zaragoza, a donde las condujeron ante las quejas de las autoridades locales, que no sabían qué hacer con tanto gitano. Y es que eran muchos, demasiados, todo un pueblo y no había donde contenerlo.
Y frente al destino fatídico del pueblo romaní, Raúl Quinto nos narra también las costuras de la frívola corte de Fernando VI, un rey acomplejado, temeroso del fantasma de la locura que consumió a su padre, Felipe V, asido a la tabla de salvación de su esposa, Bárbara de Braganza, y rodeado de personajes que le contaban la verdad de su reino a medias para manejarlo a su antojo. Personajes como el todopoderoso Marqués de la Ensenada, el castrado Farinelli o Francisco de Rávago y Noriega, confesor personal y tutor del monarca. Un rey que solo se siente cómodo en la simulación, en las fiestas y banquetes que el Amigo, como llamaba al Marqués de la Ensenada, organizaba en su honor. Fastuosos banquetes, desfiles acuáticos por el tajo del palacio de Aranjuez, para alejarse de una realidad que lo aterraba, de un agujero oscuro de locura y muerte, que acechaba al monarca esperando su momento. Asistimos también a las intrigas políticas del reino, a ese juego de ajedrez entre potencias, Francia, Inglaterra, Portugal, que se ejecuta en una danza de las apariencias y la traición en una Europa siempre al borde de la guerra.
Todo esto y mucho más es Martinete del Rey Sombra. Un pedazo de historia del pueblo gitano, el pueblo maldito, y de Fernando VI, el rey sombra, que, inevitablemente, morirá en soledad, consumido por sus fantasmas, loco, ido, mientras a su alrededor esa raza que quiso borrar de la faz de la tierra, entonaba un martinete por su alma.
Martinete del Rey Sombra (Jekyll and Jill, 2023) | Raúl Quinto | 170 páginas | 18 €