JUAN CARLOS SIERRA | En principio, desde nuestra mayoritariamente extendida mentalidad burguesa clásica y su escisión romántica, no hay nada más alejado de la poesía que el dinero, nada más ajeno de la expresión pura y sincera del sujeto iluminado por las musas que el vil metal, quintaesencia de lo material, de lo superficial, del consumismo, de la avaricia,… Con este panorama, con estos apriorismos, con estos prejuicios al fin y al cabo, cualquier acercamiento desde la poesía al mundo del dinero o cualquier intento de establecer una relación entre este y aquella parecería una insensatez de dimensiones astronómicas. Sin embargo, para demostrarnos justo lo contrario, aquí está José Carlos Rosales y su libro A mi dinero acudo, con mi dinero pago. Poesía y dinero. Antología poética desde el Arcipreste de Hita hasta la actualidad.
Y es por una parte están las miserias propias del mundillo poético relacionadas directamente con el dinero –comunes, por cierto, a cualquier otro ámbito profesional-: las ambiciones por conseguir caiga quien caiga ciertos premios con sus correspondientes asignaciones económicas–no muy cuantiosas, la verdad-, las prebendas, también traducibles en monedas y billetes, que reparten cursos, congresos y jornadas, las subvenciones públicas, las fundaciones de diverso y a veces sospechoso pelaje, etc… Pero más allá de esa podredumbre, la poesía desde dentro, desde sus textos, también se ha ocupado de lo crematístico, ya que a lo lírico nada le es ajeno, ni siquiera aquello que supuestamente le queda más lejos. Porque es el dinero una más de las múltiples facetas de la vida, materia ésta inexcusable e insoslayable de lo lírico junto con otros asuntos quizá más elevados como el paso del tiempo, la muerte, el amor,…
Para hablar de poesía y dinero, de sus múltiples puntos de conexión, José Carlos Rosales ha dedicado un esfuerzo encomiable para componer en la primera parte del libro un trabajo imponente de unas noventa páginas. Este ensayo lírico-monetario titulado Poesía y dinero –hay que admitir que en el título es en lo que menos empeño se ha puesto- se introduce en todos los rincones posibles de esta exótica relación, haciéndolos pivotar principalmente, desde mi perspectiva lectora, en dos citas y dos autores: la que abre este estudio, “El dinero es una forma de poesía”, de Wallace Stevens, y la que de alguna manera preside todo el libro porque le da título, los versos archiconocidos de Antonio Machado extraídos de su Retrato, “Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito./ A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito, / el pan que me alimenta y el lecho donde yago”. El conjunto de la introducción Poesía y dinero creo que desmenuza estos dos ejes de pensamiento y a la vez los concilia, los entrelaza.
Entrar en el detalle de esta extensa introducción haría innecesariamente larga esta reseña y robaría al lector potencial de este trabajo el placer de dialogar sin demasiados apriorismos con su autor. Solo añadiré a propósito de esta primera parte que el trabajo de José Carlos Rosales resulta apabullante por su exhaustividad y brillantez, por los descubrimientos que desvela al lector y por la perspectiva desde la que aborda el asunto que propone, algo escorada a la izquierda y, por tanto, muy alejada de la que presumo que comúnmente se podría esperar. Por otra parte, a pesar de la profundidad con la que se aborda el tema, del rigor con el que se trata desde su trasfondo científico-filológico, prima el tono divulgativo, la cercanía al lector, la mirada de igual a igual –no la del experto que observa por encima del hombro-. Esto en un asunto tan complejo y polémico como el que nos ocupa es de agradecer y demuestra la inteligencia del autor o su conciencia acerca de la relación de su trabajo con sus potenciales lectores.
Como ya sabemos, el texto que abre A mi trabajo acudo, con mi dinero pago…, por su extensión y su calidad, habría resultado más que suficiente para abordar la relación entre dinero y poesía. Entonces la cosa habría quedado en un mero ejercicio académico de análisis que no tendría probablemente demasiado recorrido y además se quedaría cojo. La segunda parte del libro, la antología en sí, viene a paliar ese más que probable aburrimiento y sobre todo invita a los lectores a que pasemos de las palabras a los hechos, de la teoría a la práctica, ya que los poemas elegidos ilustran milimétricamente los asuntos tratados en la introducción.
Dentro de los autores seleccionados no podían faltar las referencias más clásicas al mundo del dinero desde la poesía en español como Juan Ruiz, Quevedo y su poderoso caballero, Bécquer con su billete de Banco con una oda al dorso escrita, Lorca en Nueva York o, por supuesto, Antonio Machado, que preside el libro. Además de estas referencias, la nómina de poetas, especialmente del s. XX y de lo que llevamos del s. XXI, es extensísima, variadísima, polifónica y transfronteriza -como le sucede al dinero, al que no le importan los puestos de control de pasaportes, las vallas ni los muros, por altos que sean; ni por supuesto el idioma, porque él es en sí mismo una lengua universal incorpórea, espectral, pero con un peso real plomizo, decisivo-.
En este sentido, llama poderosamente la atención imaginar el proceso compositivo de esta antología: ¿uno se plantea el tema y se lanza a los textos o, por el contrario, son las lecturas particulares las que nos insinúan la relación entre poesía y dinero, y la necesidad de abordarlo en un libro como este? Sea como fuere, al fondo de A mi trabajo acudo, con mi dinero pago… hay un gran lector de poesía, no siempre de la más convencional o comercial, y un fino y preciso analista de lo leído. A los lectores nos hace un gran favor, porque no saldremos decepcionados, porque hay mucho que descubrir –muchos autores al margen de las modas a uno y otro lado del Atlántico hispanohablante- y porque muy probablemente jamás habríamos imaginado que detrás del binomio poesía-dinero había tanto que aprender.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago. Poesía y dinero. Antología poética desde el Arcipreste de Hita hasta la actualidad (Vaso Roto, 2019) | VV.AA. | 298 páginas | 23 euros | Edición de José Carlos Rosales.