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Finalmente (y desgraciadamente) pasaron

LUIS ANTONIO SIERRA |Como anglista que soy, la literatura norteamericana está muy presente en mis lecturas, sobre todo esos autores que el canon incluye dentro de la categoría de clásicos. Entre estos – y salvando, obviamente, las implicaciones de un concepto como este teniendo en cuenta la corta historia de la tradición literaria escrita en inglés en lo que hoy día son los Estados Unidos de América – destacan, bajo mi prescindible punto de vista, aquellos que protagonizaron una de las épocas más sobresalientes de la literatura norteamericana, la que se dio durante la primera mitad del siglo pasado. Entre ellos podríamos pensar en nombres tan reconocidos como Edith Wharton, Francis Scott FitzGerald, Ernest Hemingway, Gertrude Stein, William Faulkner o John Steinbeck.

En ese selecto grupo también se encuentra Upton Sinclair, si bien es cierto que su nombre no tiene tanta trascendencia como otros; quizá (llámenme loco), por su marcado activismo político y sindical. Por suerte para el lector patrio la editorial La Linterna Sorda ha publicado recientemente un reedición de la novela ¡No pasaran! que el propio Sinclair se autopublicó en 1937. El libro cuenta la evolución ideológica de Rudy Messer, un joven burgués en busca de respuestas que den sentido a la situación tan convulsa que vive su Estados Unidos natal, pero también que le ayuden a entender lo que está pasando en esos momentos en Europa, en general, y en España, en particular, donde ha estallado una guerra civil. De origen alemán, el entorno más cercano a Rudy es claramente favorable al nazismo y algún miembro de su familia, su primo Ernie para más señas, es miembro muy activo de una organización nazi estadounidense. Rudy se va a encontrar en una disyuntiva ideológica que finalmente resolverá con un gesto tremendamente significativo, esto es, su alistamiento en las Brigadas Internacionales que combatieron a favor del gobierno democrático de la República y contra el fascismo.

El libro lo podemos dividir en dos partes: la primera abarcaría la evolución ideológica de Rudy y la segunda su periplo como miliciano desde que sale de Estados Unidos. Respecto a la primera, habría que decir que el ritmo de la narración es el adecuado, la progresión es coherente, pero llega un momento en el que esa cadencia se rompe abruptamente. El punto de inflexión es la decisión de Rudy de decantarse por las posiciones progresistas, abandonar la “tradición” fascista familiar y, a renglón seguido, enrolarse en este grupo de combatientes norteamericanos que se dirigen a España vía Francia para unirse al ejército republicano. La decisión de girar hacia las tesis de izquierda es repentina y, sobre todo, poco creíble; es como si se acostara una noche en tierra de nadie y al día siguiente no albergara duda alguna sobre dónde posicionarse desde lo ideológico. Y no solo eso, sino que prácticamente al mismo tiempo toma una decisión radical, la de irse a combatir al fascismo a España, en un momento en el que su vida privada también daba un vuelco muy importante. Básicamente, el “pero” que le podemos poner al autor es la poca credibilidad de esa transformación. No estamos diciendo que no sea posible ese cambio – de hecho, hay ejemplos a espuertas –, sino que no nos parece verosímil tal y como lo presenta en la novela.

En otro orden de cosas, hay que agradecer a Sinclair que este libro no cayera en lo panfletario, en la propaganda por la propaganda. Es mucho más inteligente y cala mucho más en el lector adoptar una perspectiva que se aleje de lo obvio, de lo evidente porque para eso hay otros medios y otras formas de comunicar. La literatura es otra cosa. No deja de ser un arte que pide recursos y estilo y que, aunque evidentes, enseña o presenta ideas e ideologías tirando de modos discursivos alejados de lo obvio.

¡No pasarán! narra también un episodio victorioso de las Brigadas Internacionales en sus enconados esfuerzos por defender Madrid ante el avance de las tropas franquistas y deja en todo lo alto las esperanzas de frenar al fascismo en un momento – recordemos que el libro se publicó en 1937 – en el que la suerte de la guerra era todavía incierta. Sinclair, sin duda, confiaba en el internacionalismo proletario para vencer en España y en el resto del mundo, pero el triste desenlace de la historia es de sobra conocido. Al final, pasaron. ¡Y vaya si pasaron!

¡No pasarán! (La linterna sorda, 2024) | Upton Sinclair | Traducción de Ana Muiña | 240 páginas | 19,00 euros.

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