ANA BELÉN MARTÍNEZ | En la primavera de 1978, Francisco Umbral (1932-2007) publica una columna dedicada a la periodista y escritora Rosa Montero (Madrid, 1951) con motivo de un premio. Tres años antes, las librerías colocaban en la sección de novedades Mortal y rosa, el libro más rotundo del carismático autor, en el que narra la enfermedad y la muerte de su único hijo con una belleza lírica extraordinaria. Umbral —del que por cierto se acaba de estrenar un documental: Anatomía de un dandy— perfila en su columna los inicios en el periodismo de una joven compañera que «hablaba como Forges y escribía como Dios» y a la que prologa, cuando esta cuenta con veinticinco años, en España para ti para siempre (1976), una recopilación de artículos y entrevistas.
Más de cuarenta años después, Rosa Montero sigue dándole a las teclas. Este verano se lanzaba a la piscina con la publicación de un título que nada tiene que ver con lo que recordaremos del 2020: La buena suerte. Una novela de «misterio existencial», según sus propias palabras, en la que da vida a la historia de Pablo Hernández, un hombre que viaja en tren hacia Málaga por asuntos de trabajo. Durante el camino, el tren se detiene a hacer una parada en Pozonegro. Pablo observa, desde el cristal, que junto a las vías hay una casa vieja con un balcón oxidado del que cuelga un cartel de «se vende». El vehículo retoma su marcha, pero ese lugar inhóspito y de una fealdad máxima le hace un clic al protagonista. Tanto es así que decide volver de nuevo, bajar en la estación de Pozonegro y comprar la destartalada casa para quedarse allí. El arranque de la novela nos descoloca. ¿Por qué se baja en esa estación Pablo Hernández? ¿Qué sentido tiene comprar una casa ruidosa y vieja en un pueblo tan desangelado como Pozonegro? ¿Acaso huye de alguien o de algo? Entre los habitantes de Pozonegro, Pablo conoce a Raluca, una chica impulsiva y llena de chispa, que nos recuerda en algunos aspectos a Marina, la protagonista de la película de La buena estrella (Ricardo Franco, 1997) interpretada por Maribel Verdú, y de la que no desvelaremos el por qué para no destripar más de lo necesario.
El patrón de La buena suerte está confeccionado con capítulos cortos, una prosa clara y sólida, junto a unos diálogos dinámicos. Montero destapa a cada uno de los personajes y nos revela los descosidos de culpas, deseos y miedos que traen consigo. La historia de ficción está entrelazada con retales de realidad, casos de la crónica de sucesos que en su día tuvieron cierta repercusión mediática, mediante los que la escritora indaga sobre la lucha invisible, pero tan existente y puñetera, entre el Bien y el Mal. En un principio, la novela se llamaba Silencio, suponemos que en alusión al estado emocional del protagonista y al enigma que esconde, aunque al final la escritora se decanta por el personaje de Raluca que es quien gana el pulso y lo evoca.
Rosa Montero, Premio Nacional de las Letras Españolas en 2017, afirma que La buena suerte se encuentra entre sus mejores novelas y probablemente entre las más luminosas. Su obra es extensa, abarca distintos géneros desde la novela, la literatura juvenil, los relatos, el ensayo biográfico y un amplio abanico periodístico de artículos y entrevistas. Confieso que siento predilección por la Montero ensayista y articulista, sobre todo cuando gasta tinta en lo biográfico y literario, como ya hizo en Pasiones (2015), un ensayo sobre amores y desamores que han cambiado la Historia, o El amor de mi vida (2011), en el que desgrana sus lecturas preferidas.
En La buena suerte somos envueltos por una mirada íntima y cotidiana, ese hacer fácil lo difícil a lo que la autora madrileña nos tiene acostumbrados. Sus personajes nos recuerdan la importancia de elegir el modo correcto con el que encuadramos la vida y el cómo nos la contamos. La importancia de cambiar el foco de lo que nos pasa cuando algo nos rompe. Y el no olvidar que en cada camino siempre hay opciones, giros en las historias y que pase lo que pase, ante todo, «la alegría es un hábito».
La buena suerte (Alfaguara, 2020) | Rosa Montero| 328 páginas | 19,90€