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In memoriam

Colección de olas para José Antonio Padilla

VV.AA.

Antigua Imprenta Sur, 2010

59 páginas

Edición no venal

Juan Carlos Sierra

Con apenas una diferencia de dos semanas me llegan noticias del más allá.

En Paraíso, la revista que dirige Juan Carlos Abril, aparece un poema de José Antonio Padilla titulado ‘Insomnio’. Esto no tendría nada de particular, si no fuera porque el texto se halla en la sección ‘Paraíso Perdido’, el apartado luctuoso de la revista jiennense: al lado del nombre de autor, una relación de fechas que forzosamente estremece (1975-2009).

Por otro lado, en el Centro Cultural Generación del 27 de Málaga, Aurora Luque y José Antonio Mesa Toré se ponen al cuidado de un librito en homenaje a José Antonio Padilla para recordar al poeta, al amigo, al compañero de versos y vasos, al observador cuidadoso, al conversador, al joven curioso; en definitiva, al entusiasta de la vida y de la poesía.

Este libro –no venal- ha sido bautizado como el que Padilla publicara en 2004, Colección de olas, pero en esta ocasión con un añadido triste: ‘para José Antonio Padilla’. De aquellos aforismos de 2004 a estos textos de 2010 compuestos por unos cincuenta compañeros de viaje poético y vital. De aquellos dardos certeros de José Antonio Padilla a unos textos que aspiran a una diana hacia la que quisieran no tener que mirar. De aquellas brevedades salinas de Padilla a estos versos medidos, estrofas breves, intensidades, mar y olas… que a veces tiran por otras calles adyacentes de la literatura y de la tierra y se exceden, ‘prosaízan’, se resisten a alzar el vuelo,…

No obstante, todos cumplen –a su manera- el cometido para el que fueron convocados: todos conmueven –a su manera- al lector. En este caso a un lector algo particular, un sujeto que, habiendo entendido el paratexto de Colección de olas para José Antonio Padilla, tenderá a mostrarse más accesible.

Pero no todos los textos que aparecen en este homenaje poético conmueven de la misma manera. A veces, la prosa, la estrofa extensa, el realismo o el tono confesional –el tú a tú del vivo con el difunto, especialmente- chirrían en un conjunto donde predomina con eficiencia emocional la sugerencia de lo breve, el oleaje salino de algunos haikus, la polisemia contundente del aforismo, el retrato del detalle evocador, de la anécdota cultivada en la amistad,…

En cualquier caso, no es hora de poner pegas. No se trata de un libro con ínfulas, sino una fiesta poética para recordar al amigo que se largó demasiado pronto y que, por tanto, dejó demasiados versos sin escribir. Cantemos los versos de José Antonio Padilla y los de sus poetas favoritos. Dejemos fuera del recinto a las plañideras y emborrachémonos del lenguaje de las olas.

Porque José Antonio Padilla, como ha dejado escrito Álvaro García en esta Colección de olas para José Antonio Padilla, “Descansa de su muerte en sus poemas”.

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