El viaje de Mina
Michael Ondaatje
Alfaguara, 2012
ISBN: 978-84-20411-44-6
328 páginas
19,50 €
Traducción de José Luis López Muñoz
José Martínez Ros
Un niño de once años de una isla en el corazón del Océano Índico es enviado a Inglaterra a reunirse con su madre a mediados de los años cincuenta. Se embarca en un transatlántico, y durante veintiún días estará alejado de su familia, en ese barco inmenso como “una ciudad en la noche”. Allí comenzará un veloz aprendizaje sentimental en compañía de otros dos muchachos en circunstancias similares a la suya, rodeados de un decadente esplendor colonial y un buen número de estrafalarios personajes -un condenado por asesinato que viaja en compañía de sus guardianes; un multimillonario víctima de la maldición de un monje; una solterona irónica y distante vinculada de algún modo con el servicio de espionaje británico; una frágil chica muda que guarda un gran secreto; una ‘troupe’ circense- y con una figura misteriosa y atrayente siempre al fondo: Emily, la prima del narrador.
Esa bellísima adolescente que también se dirige a Londres para completar sus estudios le descubrirá los enigmas del deseo y, también por ella, se verá envuelto en una tragedia que sólo terminará de desentrañarse mucho tiempo después. El viaje de Mina transcurre, no obstante, en dos tiempos: por un lado, las andanzas de los jóvenes e ingenuos protagonistas en el buque y, por otro, un narrador ya adulto y que resulta complicado no identificar plenamente con el propio Ondaatje, que sigue obsesionado con esa experiencia iniciática y, en algunos aspectos, funesta; mientras trata de localizar a los que le acompañaron.
Si han leído alguna de las novelas anteriores de Michael Ondaatje (Divisadero, El fantasma de Anil, Las obras completas de Billy el niño), habrán comprobado que este escritor oriundo de la antigua Ceilán es, ante todo, un poeta; y, como tal, mucho más interesado en la descripción de atmósferas, de cambios espirituales, de pequeños remansos de paz en medio de las tormentas de la historia, que en la pura narración épica: lo que, por otra parte, decepcionó a algunos de los lectores que se acercaron a su célebre novela, El paciente inglés, impulsados por el atractivo de su brillante y engañosa adaptación cinematográfica y se encontraron con una obra que distaba de ser un ‘best seller’ al uso y era muchísimo más lánguida y contemplativa de lo que esperaban. Aunque con escasas similitudes argumentales, la novela que lo hizo famoso y la actual tienen un gran punto en común: el transatlántico de El viaje de Mina, que probablemente sea uno de sus mejores libros a pesar de su modesta apariencia. Es, como el convento abandonado que sirve de refugio a los personajes de El paciente inglés, una burbuja efímera, un mundo privado con sus propias reglas, desde el cual sus vidas se proyectan hacia el pasado y el futuro.
Por si aún tienen dudas, lo expresaré claramente: Ondaatje es un buen escritor, pero, para apreciarlo, hay que sumergirse en una prosa lenta, llena de lirismo y con ocasionales chispazos de humor. El joven protagonista de esta novela nos convence como un simpático émulo del Kim de Kipling o del Huckleberry Finn de Twain. A su particular manera, Ondaatje ha escrito otra excelente novela y no dudo que habrá lectores encantados en embarcarse con él.