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Jodido pato

Jop. Una fábula moderna

Jim Dodge

Capitán Swing, 2011

ISBN: 978-84-938985-1-9

163 páginas

18 €

Traducción de Alicia Frieyro

Ilustraciones de Virgina Frieyro

Prólogo de Antonio Jiménez Morato

Fran G. Matute

Esperábamos como agua de mayo la publicación del primer libro de Jim Dodge pero ni en nuestros mejores sueños hubiéramos imaginado una edición tan hermosa y completa (¡si hasta el separador de páginas viene a juego¡) como la ofrecida por esta joven editorial que es Capitán Swing. Suculento prólogo, frescas ilustraciones, excelente traducción y una más que jugosa entrevista al autor a cargo de su descubridor patrio oficial, el omnipresente Kiko Amat.

Para este que os escribe, la publicación en España hace unos años de El cadillac de Big Bopper e Introitus Lapidis (rebautizada por Alpha Decay por su título original, Stone Junction) fue uno de los grandes acontecimientos literarios del momento. Gracias al tesón de Kiko Amat (de nuevo), Jim Dodge se convirtió, de la noche a la mañana, en un personaje de culto que nos reencontraba con un tipo de literatura ya perdida: la literatura de la evasión, la del descubrimiento, la del ‘coming-of-age’ que transforma al joven en adulto, al inmaduro en responsable… la vitalista, en definitiva.

Aún no siendo un autor fácilmente catalogable, me atrevería a decir que la obra de Dodge está más cerca de lo que parece de los libros de Enid Blyton o S. E. Hinton. Desde luego, nadie me puede negar el carácter puramente ‘naïf’ de este Jop (1983), que no deja de ser un cuento infantil. En él hay un niño y un abuelo, una convivencia armónica con la naturaleza, un jabalí y un pato (perdón, una ánade real) y una tierra sin límites que bien podría proveer el elixir de la eterna juventud. Un cuento éste, no obstante, sin moraleja aparente (o al menos no he querido tomarme el tiempo suficiente como para descubrirla) que podría alinearse con las primeras narraciones-mantra de Richard Brautigan, confesa influencia en la obra de Dodge.

También planea sobre este texto la figura de Mark Twain, no sólo por la época en la que está ambientada parte de su historia (finales del siglo XIX en el norte de California) sino también por su marcado carácter rural y por la bonhomía que rezuman algunos de sus personajes. Si a esto añadimos ese folclore casi mágico (en la línea de leyendas como la de Paul Bunyan o de héroes nacionales como John Henry) que recorre las escasas páginas de esta novela de juguete, podríamos afirmar que nos encontramos ante una obra claramente arraigada en la más profunda de las tradiciones americanas.

Jop nos ofrece una historia bien simple pero encantadora. En su sencillez y pureza reside, en nuestra humilde opinión, su éxito incuestionable. Lo que podría ser considerado como un ejercicio mongoloide por parte de un ‘hippie’ pirado se convierte en una lectura profunda, que te reencuentra con tu Yo más oculto, ese niño que apela por salir del caparazón del día a día. Leer esta «fábula moderna» es el mejor regalo que un ejecutivo de una multinacional podría hacerse en los tiempos que corren. Jop es como un libro de auto-ayuda (mejor que un libro de auto-ayuda). Te desinfecta la mente de la contaminación ambiental. Durante unas pocas horas, el mundo se reduce a una serie de aventuras y experiencias vividas por un joven obsesionado con fabricar cercas, acompañado por un jodido pato (de ahí el nombre de Jop, quizás no muy afortunada traducción del original Fup) glotón en busca de un jabalí maligno que bien podría ser la reencarnación de un viejo amigo indio del abuelo borracho del chaval. Si no sientes curiosidad por sumergirte en esta historia es que ya has exhalado tu Último Suspiro, ‘my friend’, y nada podemos hacer para remediarlo.

admin

2 comentarios

  1. ¿Por qué será que no se me va de la cabeza tu frase «un ejercicio mongoloide por parte de un ‘hippie’ pirado»…?

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