Hidrología / Un mundo anegado / Mareas de sangre
W. Haden Blackman y J. H. Williams III (guión); Amy Reeder Hadley, Trevor McCarthy y Pere Pérez (dibujo)
ECC, 2013
ISBN: 978-84-1562-836-1, 978-84-1574-878-6 y 978-84-1592-504-0, respectivamente
144, 144 y 160 páginas, respectivamente
13,95 €, 13,95 € y 14,95 €, respectivamente
Traducción sin especificar
José Martínez Ros
En su origen, Batwoman (Kathy Kane en su vida civil) fue un personaje creado a mediados de los años cincuenta, para dar a Batman, el siniestro cruzado enmascarado de Bob Kane, una apariencia más familiar y saludable: una especie de simpática compañera de aventuras que, junto a Dick Grayson, el primer Robin y su infalible mayordomo, Alfred, formara el núcleo de lo que, después, se llamaría la Bat-Familia. El personaje sobrevivió durante un par de décadas, en las que, intermitentemente, apareció en los famosos Detective Comic de DC, una de los títulos más longevos de la historia del cómic mundial, hasta que, a finales de los setenta, debido a la creciente popularidad de una nueva, y más juvenil y dinámica heroína, Batgirl, los editores decidieron librarse de ese viejo, y a su modo de ver, innecesario, personaje del modo habitual: matándola.
Tras un largo periodo de olvido, en 2006 se inició una larga saga, que se prolongaría durante todo aquel año titulada 52. Superman, Batman, Wonder Woman otros muchos héroes desaparecieron misteriosamente y los “eternos secundarios” del Universo DC tuvieron que enfrentarse, en su ausencia, durante un largo año, a amenazas globales como una antigua deidad egipcia llamada Black Adam, un nuevo sindicato del crimen o la reaparición de Lex Luthor. DC aprovechó la ausencia de sus “estrellas” para recuperar algunos personajes que parecían condenados al olvido. Y uno de los elegidos fue, precisamente, Batwoman, que fue confiada a un guionista especializado en género negro, Greg Rucka, que la convirtió en lo que es ahora, uno de los personajes femeninos más singulares del cómic ‘mainstream’: la nueva Kathy Kane procedía de una vieja familia judía de Gotham, había pertenecido a los marines, antes de ser expulsada por su orientación sexual, pues es lesbiana y feminista militante. De hecho, su primer “interés” amorosa sería una creación del propio Rucka, una dura policía de Gotham de origen latino, Renée Montoya. Como Bruce Wayne, Kathy Kane tiene una doble personalidad -por un lado, la enigmática vigilante nocturna; por otro, una chica que no se parece en nada a las habituales ‘pin-up’ del género (palidísima, delgada, pelirroja, aparentemente frívola y despreocupada, pero carcomida por diversos demonios internos)- y un trauma que marcó su obsesión con el crimen, en el caso de Kathy, la brutal desaparición de su hermana… En gran parte gracias a los hábiles guiones de Rucka, la nueva Batwoman se convirtió en algo más que una pequeña polémica en los medios especializados debido a la condición sexual de su protagonista. La primera superheroína abiertamente lesbiana era cualquier cosa, excepto un cliché, y no tardó en ganar numerosos admiradores. Entre ellos, las asociaciones norteamericanas promotoras de los derechos de gays y lesbianas. De hecho, fue el primer cómic de superhéroes que recibió uno de los prestigiosos premios Glaad, concedidos por la influyente Alianza Gay y Lésbica contra la difamación.
El segundo creador, y probablemente el más importante, es uno de los artistas visuales más importantes y originales del medio: J. H. Williams III, que recabó en DC tras colaborar con el genial Alan Moore en una de sus series más audaces y vanguardistas, Promethea. Williams eligió ocuparse de la nueva Batwoman -en la actualidad, también escribe los guiones de su serie mensual- y fue, por tanto, el responsable de darle su ‘look’ visual definitivo, por el que el cómic de Batwoman ha conseguido una definitiva, peculiarísima personalidad. Las historias de Batwoman no se parecen a ningún otro tebeo actual, gracia a que las páginas dibujadas por Williams o sus colaboradores presentan un nivel asombroso -y más en un cómic dirigido a un público generalista- de experimentación: acciones paralelas o yuxtapuestas, abundantes elementos simbólicos, sobrenaturales, ocultistas, complejísimas páginas dobles, todo envuelto en una atmósfera tenebrista, neogótica, (y también turbia y erótica) en la que se aprecia un sinfín de influencias, que van de los pintores prerrafaelistas ingleses a los imaginarios de Tim Burton o Darío Argento.
Hasta ahora son tres los tomos publicados por ECC que recogen las aventuras de la heroína de Gotham: Hidrología, Un mundo anegado y Mareas de sangre, en las que un caso de trasfondo sobrenatural -la extraña desaparación de unos niños- se va convirtiendo en una cada vez más peligrosa y terrible lucha contra ciertos poderes que rigen. desde las sombras, la ciudad. Esperemos que en esta nueva y afortunada encarnación Batwoman/Kathy Kane recorra durante muchas noches sus calles, porque sin duda lo merece.
[Publicado en Notodo]