EDUARDO CRUZ ACILLONA | Somos muchos los que, en cuanto tenemos un nuevo libro en las manos, abrimos con delicadeza sus páginas, metemos la nariz entre ellas e inspiramos profundamente con los ojos cerrados, igual que un experimentado sumiller. Nos encanta el olor de las imprentas, del papel. Incluso hay expertos en diferenciar editoriales únicamente a través de la nariz, como si de diferentes denominaciones de origen se trataran.
En el caso de Círculo de lectores, si uno lo abre por sus primeras páginas, no le será necesario acercar la nariz para determinar que este libro desprende el dulce y familiar aroma del mejor Julio Cortázar. Instrucciones para leer un libro, reza el título del relato que inaugura el libro. Y nuestras literarias pituitarias nos llevan directamente a aquellas Instrucciones para subir una escalera del genio argentino. A partir de ahí, nos ponemos cómodos, sabemos que estamos en nuestra casa (¿tomada?) y que todo va a ir bien si nos aferramos a la mano de Eduardo Berti y nos dejamos llevar. Tenemos experiencia lectora suficiente con este autor como para confiar a ciegas en el paseo circular que nos propone.
Y el paseo se llena de fascinantes paisajes desde el comienzo. Ya desde prácticamente su arranque, en el apartado que lleva el mismo título que el libro, el autor nos propone una variada visión de los lectores y sus circunstancias, sus formas de leer, sus costumbres a la hora de leer, qué leer y qué no, cuándo, con quién, etc… Los lectores convertidos en objeto de lectura. Cada lector es un mundo, su relación con los libros puede ser motivo suficiente para convertirse en personaje de un relato y, en consecuencia, sorprende y desborda la variedad y riqueza en estos mundos literarios en los que, a modo de espejo, cualquier lector puede verse (leerse) reflejado.
La imaginación, la originalidad y el humor son tónica común de los diferentes apartados en los que se divide el libro, tanto en esos círculos de lectores ya comentados como en la descripción de un Método fácil y rápido para ser lector o en Biblioteca breve, una colección de apuntes sobre posibles cuentos a escribir que se convierte cada uno de ellos en un microrrelato y donde la literatura se mezcla y solapa con lo real, el lector vuelve a convertirse en personaje y viceversa, la historia se desdobla entre la ficción y la realidad, el futuro invade el pasado y lo soñado es antigua pesadilla, los cuentos cobran vida y los autores ficcionan su propia muerte.
En Continuidades del cuento, más allá del notable y arduo trabajo de maquetación, destaca el virtuosismo imaginativo del autor, jugando con las hechuras del cuento tanto en su aspecto más literario como en el meramente formal.
Por último, mención distinguida merece también el bloque titulado Mañana se anuncia mejor. Una colección de microrrelatos independientes que se suceden sin solución de continuidad y que van evolucionando en un segundo, un tercero y así hasta un décimo apartado en un ejercicio de soberbia (por magnífica) hilaridad y destreza en el manejo del ritmo narrativo, del desarrollo de las tramas y de dosificación del humor más surrealista en torno al libro, al librero, al lector, al autor y a todo lo que se aproxime a este mundo nuestro, el literario, tan cerrado como un círculo y, a la vez, tan abierto y heterogéneo como la distancia que separa a quien consigue por primera vez hacer la O con un canuto y a quien escribió el Quijote. Un poner.
Círculo de lectores (Páginas de espuma, 2020) | Eduardo Berti | 224 págs. | 17€