RAFAEL ROBLAS CARIDE | Una de las primeras noticias literarias del año 1994 fue la concesión del Nadal a la novela Azul, de Rosa Regàs. Paradójicamente, el título de la escritora catalana pasó bastante desapercibido ante el éxito de ventas de su más inmediato competidor, un desconocido veinteañero que, con casi 80.000 ejemplares, logró que la editorial Destino amortizara con creces la convocatoria de su premio. El insolente jovenzuelo se llamaba José Ángel Mañas y la novela premiada con el subcampeonato literario respondía al título de Historias del Kronen, o el frenético descenso a los infiernos de Carlos -un “niño bien” madrileño- que distraía sus vacaciones estivales con suicidas cabriolas y kamikazes volteretas, reflejando con su frenética vida el vacío existencial y los problemas de incomunicación de un amplio espectro de la juventud de finales de los ochenta y de comienzos de los noventa.
Aunque gran parte de la crítica se cebó con el relato de Mañas, acusándolo, entre otras cosas, de superficial, ya que retrataba de manera bastante maniquea una realidad mucho más compleja que la que representan sus jóvenes protagonistas, es indiscutible que la repercusión de Historias del Kronen fue tremenda, como así lo demuestran tanto su adaptación cinematográfica (Montxo Armendáriz, 1995), como su conversión en libro de culto para toda una generación de españolitos adolescentes que se sintieron muy identificados con el lenguaje y con las situaciones límite narradas por novelista.
A pesar de que esta reseña no es el lugar más propicio para extenderse en pormenores, resulta imprescindible indicar que la brutal irrupción de Historias del Kronen en la narrativa española constituyó todo un respiro en el panorama novelístico patrio de los noventa, agotado ya el virtuosismo faulkneriano que los epígonos de Benet continuaban aún predicando desde los púlpitos. Por esta causa, pese a que las herramientas utilizadas por Mañas distaban de ser originales –Sánchez Ferlosio ya había sustentado en El Jarama una trama sobre los diálogos coloquiales de una pandilla y Bret Easton Ellis abordó posteriormente en Menos que cero la frenética vida de los insatisfechos jóvenes yankis, insertándose estilísticamente dentro de un ‘dirty realism’ del que el Kronen bebe muy directamente-, la flamante finalista del Nadal abrió una senda nueva por la que se coló… también el márquetin de lo que dio en llamarse “Generación X” o ¿curiosamente? “Generación Kronen”. Sin embargo prefiero no continuar por este desfiladero, ya que el concepto “Generación” casi requiere una tesis doctoral.
Quedémonos no obstante con que -exceptuando sus inevitables imitadores- Mañas prosiguió con la fórmula experimentada por él mismo en Historias del Kronen y con que, posteriormente, llegaron Mensaka (1995), Ciudad rayada (1998) y La pella (2010), obras que constituyen finalmente lo que el autor ha bautizado con muy buen criterio Tetralogía Kronen, ya que no sólo comparten una unidad estilística y de acción, sino que incluso coinciden en espacios urbanos y en personajes (aquí hay que indicar que La pella, pese a la fecha tardía de su publicación, constituye la precuela de Ciudad rayada, si bien ambas lecturas pueden afrontarse de manera completamente independiente).
En 2014, y coincidiendo con el vigésimo aniversario de la primera edición de Historias del Kronen -¡cómo pasa el tiempo!- Unomasuno Editores ha permitido reunir por primera vez la citada tetralogía, ordenándola cronológicamente según sus respectivos argumentos (esto es, Historias del Kronen, Mensaka, La pella y Ciudad rayada) y completándola con una sucinta selección de textos de la época en los que el autor reflexiona sobre su irrupción en el parnaso narrativo español y sobre otros asuntos literarios, aprovechando a continuación -también hay que decirlo- para poner verde fosforito a toda suerte de academicismo. ¿O es que acaso no se sirve en cada proclamación generacional una bandeja con carne paterna para que el hijo la devore?
Sin embargo, me quedo con la relectura de estas Historias del Kronen y particularmente de Mensaka, novelita donde nuevamente caigo rendido ante la magistral descentralización en la focalización de la historia, convirtiendo Mañas en narradores a cuatro de sus personajes para reconstruir la totalidad de la trama al final, como si de las piezas de un puzle se tratara. Por otra parte, también confieso mi atracción por las desconocidas -al menos para mí- La pella y Ciudad rayada, a pesar de que esta última se me hiciera al final un tanto recurrente y se alargara en exceso quizás innecesariamente. Choque de clases sociales y violencia verbal y física. Jóvenes contra viejos. Sexo, droga, delincuencia. Placer, vicio, hartazgo. Vacío, incomprensión, incomunicación. Vida contra muerte. Carrera llevada al límite, sin planificar las consecuencias. Seguir, seguir, seguir, sin parar. Siempre adelante. Eso es lo que encontrará el lector en esta tetralogía.
Historias del Kronen, Mensaka, La pella y Ciudad rayada. Obras, en fin, dignas de ser recopiladas por fin en un solo volumen para que los críticos y académicos a los que se refería el “joven Mañas” puedan acercarse a ellas más fácilmente, con la objetividad que ya permiten los años transcurridos. Pero también para que el lector inocente -y más, el adolescente de hoy- tenga la oportunidad de acercarse a la historia de su país, a los pequeños aconteceres de aquellos otros jóvenes desesperanzados que habitaban un Madrid -¿o era una España?- no tan lejano. Porque la incomunicación y el vacío existencial de la juventud perdura. Y porque quizás las costumbres sean otras, los locales de moda tengan otros nombres y las drogas que hoy se consumen difieran de las de entonces, pero el choque generacional continúa.
El Kronen sigue abierto, con su Carlos, su Roberto, su Javi, su Natalia, su David, su Ricardo, su Bea, su Borja, su Gonzalo o su Kiko mirándonos a los ojos y rebautizados con los nombres de nuestros hijos, sosteniendo en las manos idénticas interrogantes. Y nosotros, más calvos y con más arrugas tampoco sabremos -como nuestros padres entonces- qué contestarles.
Tetralogía Kronen (Unomasuno, 2014), de José Ángel Mañas | 756 páginas | 24 €