Cada tres horas y veinticinco minutos, en México una mujer muere descuartizada, asfixiada, violada, molida a golpes, quemada viva, mutilada, descosida a puñaladas, con los huesos rotos y la piel amoratada. Cuerpo de una mujer, una mujer más. Una mujer cualquiera, una mujer sin nombre.
THAIS GAMAZA | Mientras leo este libro, se anuncian las finalistas a uno de los premios de cuento más importantes de nuestro país, el Ribera del Duero de narrativa breve, que convoca la editorial Páginas de Espuma. Más allá de quién resultara ganadora, este premio pone en la palestra a las mejores (este año todas son mujeres) cuentistas del momento. Katya Adaui, Fernanda Trías, Magalí Etchebarne, Nuria Labari. A los lectores y lectoras que amamos la narrativa breve, son nombres sonados de autoras que seguro hemos leído. Hay un gran nivel siempre en este concurso, y no es para menos con el fantástico jurado que suelen conformar, en esta edición concretamente han sido Mariana Enríquez, Brenda Navarro y Carlos Castán. Mi sorpresa viene cuando, entre las cinco seleccionadas, la quinta, es la autora que hoy se cita, Dahlia de la Cerda. Si os digo la verdad nunca antes había escuchado su nombre, cuando escogí este libro me dejé llevar por el título, por el hecho de que me encantan las narradoras latinoamericanas y por la impresión que me causó la lectura de la primera página, pero, tras el descubrimiento de su categoría de finalista, me intrigó aún más.
La obra cuenta con trece relatos, algunos de ellos conectados entre sí, que cuentan historias de las violencias cotidianas que sufren las mujeres mexicanas. Un aborto clandestino, los ataques en las redes, vivir en la miseria con tus hijas o, por el contrario, tener un imperio heredado y ser esclava de él, la manipulación psicológica, volver de la muerte para vengarte de tus violadores,… La autora utiliza un lenguaje rico, de la calle, y, aunque el lector o lectora no entienda ciertas palabras, por el contexto y la atmósfera, entra completamente en los textos. Esta experimentación con el lenguaje, que me parece más que interesante, me recordó a la reivindicación de Andrea Abreu con su obra Panza de burro, y nada es casual, Abreu aparece comentando el trabajo de manera breve en la contraportada.
Para ser completamente sincera, he tenido sentimientos encontrados. Como comentaba, algunos de los relatos están conectados entre sí, un trabajo extra hecho sobre la obra que, aunque es de admirar, creo que la hace perder fuerza. Entiendo la intención de la autora en mostrar que no importa la clase social, tu edad, a qué te dediques,… sólo por ser mujer, corres peligro de muerte. Pero me han parecido mucho más punzantes y de mayor calidad los relatos exentos que también contiene el libro.
Si eres mujer y lees esta obra, te enfadas, con toda tu rabia. Nos matan. En cualquier parte del mundo, sufrimos agresiones a diario y, muchas de ellas, no dejan marcas. Y es necesario que vengan de vez en cuando a recordarnos que hay que educar en el respeto hacia las mujeres , que la violencia machista no puede salir tan barata. Voy a, por una vez, permitirme ser incómoda también y es que, en España, una de cada tres mujeres ha sufrido maltrato por parte de una pareja o expareja en algún momento de su vida.
Querida Dahlia, sé que esto es una reseña literaria y que debería hablar del tono, los recursos lingüísticos y de las posibles carencias de tu primera obra, pero en esta ocasión, me voy a tomar la licencia de dejarlo a un lado. Gracias por ser valiente y hablar por las que ya no pueden. Gracias por traer realidades que escuecen, por tu sororidad y por hacernos sentir, en la injusticia, un poco menos solas.
La obra cierra con un relato que merece ya la lectura de todo el libro. La Huesera, con un extracto sacado de Chicas muertas, de Selva Almada, nos trae la figura de esta mujer como esa que acoge la misión de juntar los huesos de mujeres muertas, armarlas, contar sus historias y dejarlas correr libremente.
Querida Dahlia, gracias por ser esa huesera.
Finalmente el VIII Premio Rivera del Duero ha sido para la argentina Magalí Etchebarne, una cuentista fantástica. Estoy convencida de que el jurado lo ha debido tener bastante difícil a la hora de decidir. De cualquier manera, mi enhorabuena para las cinco.
Necesito una segunda obra de De la Cerda, para comprobar realmente cómo respira, pero por todas las sensaciones que me ha despertado, sin duda, volveré a leerla.
Perras de reserva (Sexto piso, 2023) | Dahlia de la Cerda | 139 páginas | 17.90 euros