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La intensidad como forma de vida

FLORA JORDÁN | La presentación de Elenco, la última novela de Álvaro García en la librería Alberti hace unos meses, a cargo del también novelista Víctor Colden, fue una auténtica delicia. Se apreciaba la admiración profunda y el conocimiento riguroso que el presentador tiene de la totalidad de la obra del autor. Además, demostraron en todo momento una complicidad y un sentido del humor únicos. Dieron pinceladas y nos dejaron entrever algunos detalles de la novela y al terminar, todos los allí presentes nos fuimos a casa deseando leer la compleja y fascinante vida del protagonista: Baro López, ex bailarín con prótesis en la rodilla, que ha atravesado todo tipo de situaciones inverosímiles desde su infancia y, ahora a sus cincuenta y cuatro años se muestra escéptico, pero siempre rodeado de personajes (sobre todo femeninos) que lo cambian, lo transforman y le dan un sentido propio a su desconcertante existencia.

En Elenco los personajes se encargan de generar el eje narrativo. Están muy bien trabajados y se alejan de arquetipos convencionales y fáciles. El autor entiende a la perfección la psicología femenina de todas las edades y sabe retratar a las diferentes mujeres a través de sus gestos, su ropa y su discurso de una manera ejemplar. Natalia y Luna nos generan ternura y confianza. Son mujeres con dramas internos que intentan superar con y a través de Baro. Sin embargo, a pesar de la tradicional competitividad con la que nos enfrentan a las mujeres en la vida y la literatura en situaciones similares, aquí las dos nos dejan un ejemplo de sororidad y de sostenerse la una a la otra que es realmente bello.

Sorprende y admira la cantidad de temas que el autor trata, y la clarividencia con que lo hace: la muerte en todas sus variantes, el arte, la memoria, el sexo, las redes, las diferencias generacionales y la sociedad líquida de nuestro tiempo. La mirada de Álvaro García es única: su capacidad para captar los matices de las cosas, de las relaciones —de la vida— que pasan inadvertidos a muchos otros, es lo que lo convierte en un gran narrador. Matices, capas, influencia sobre la tradición. Toda esa riqueza, esa complejidad, esa tensión que encontramos desde la primera página a la última.

Como bien ha señalado Víctor Colden sobre la escritura de Álvaro García: “su prosa, combina con maestría ligereza y densidad. Es una prosa aguda, tensa, libre, ácida, que a mí me gusta comparar con una lupa de cien aumentos o con una linterna de mil lúmenes, por su capacidad de hacer ver o de iluminar”.

Como toda gran obra, nos dice que la vida es más. Que hay más matices, que hay más perspectivas, que hay más capas. Ensancha la vida, da ganas de vivir, de vivir más intensamente, de fijarse en todo, apreciarlo todo. Me atrevo a decir que esto sucede por tres razones:

– Por la calidad de la escritura.

– Por la atención al detalle, a lo concreto, a lo material.

– Por la ambición del proyecto narrativo. El narrador dice en un momento de la novela: “Todo era antropológicamente insondable”. Pero la impresión que tiene el lector es que Álvaro lo intenta: intenta sondear la realidad o la vida a base de sentimiento pasado por el descreimiento o la inteligencia o a base de inteligencia pasada por la necesidad de afecto.

Elenco (Editorial Milenio, 2022) | Álvaro García | 162 páginas | 15 euros

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