Fray Luis de León
Galaxia Gutenberg, 2012. Colección “Real Academia Española”
ISBN: 978-84-672-5136-4
852 páginas
26,95 €
Presentación, estudio y notas de Antonio Ramajo Caño
José M. López
La Real Academia Española continúa colaborando con Galaxia Gutenberg para ofrecernos ediciones definitivas de los grandes clásicos de la Literatura española. Es cierto que el canon propuesto es discutible, ya que, en mi opinión, ni están todos los que son, ni son todos los que están, pero, bueno, se agradece el dejar de dar bandazos de edición en edición, y hacerse con versiones cuidadas y, sobre todo, fiables de clásicos como Los milagros de nuestra señora, El Lazarillo, u otros más modernos que irán saliendo próximamente. Son ciento once obras canónicas, proyectadas a ocho por año. Empezaron en 2012, por lo que su ingente proyecto se extenderá, aproximadamente, hasta el 2025.
En esta edición de la Poesía de Fray Luis de León encontramos tanto las composiciones líricas originales del maestro salmantino, como las imitaciones o traducciones de otros libros, ya sean laicos o sagrados. Como es costumbre en esta colección, la abrumadora labor de erudición del editor no nos impide ver el bosque. Quiero decir: la lectura no se ve eclipsada en ningún momento por el frondoso aparato crítico, y el lector puede disfrutar de la dulce armonía de la poesía de Fray Luis casi desde la primera página del libro, pues la aparición del verso tan solo se ve demorada por una breve presentación. Las notas a pie realmente nos sirven para aclarar el sentido de tal o cual verso, y se dejan para el final aquellas glosas de carácter más científico que solo los filólogos más avezados apreciarán.
De esta manera, el inmenso aparato crítico de la edición funciona como un paracaídas del que puedes echar mano durante la lectura, pero que no te impide, si así lo quieres, levitar en caída libre a través de la paz cadenciosa que transmite la poesía del agustino. En la eufónica arquitectura de sus versos se oyen los ecos de Horacio, Virgilio o Propercio, además de, por supuesto, la enorme influencia de la Biblia. Sin embargo, y a pesar de su enorme conocimiento de la tradición clásica, Fray Luis no fue un artista de espaldas a su tiempo. Se empapó también de los temas y estilos de los grandes poetas de su época, sobre todo del lenguaje poético de Garcilaso, al que aportó, como no podía ser de otra manera, un contenido más religioso y moral.
Me parece algo ridículo escribir aquí un ensayo sobre el valor estilístico de la poesía de este gigante del Renacimiento español. Tan solo diré que, tras la lectura de la poesía de Fray Luis de León, uno nota que cierto estoicismo, cierta fe ingenua y optimista se inoculan dentro de tus venas gracias a un verso distinguido pero tímido, melódico pero mudo. Prueben a releerlo un domingo de resaca, tras un fin de semana caótico y confuso. Parece que todo vuelve a tener sentido, y que “la noche serena” corone de nuevo nuestros días. Y esta edición es, sin duda, la jeringuilla perfecta para disfrutar de tremendo chute.
Pues la verdad es que sí…
«El aire se serena
Y viste de hermosura y luz no usada
Salinas, cuando suena
La música extremada
Por vuestra sabia mano gobernada»