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La muerte de la Literatura Tal y Como se Conocía en el Año 2013

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Rebeca García Nieto

En Alabanza, de Alberto Olmos, se data la muerte de la Literatura Tal y Como se Conocía en el año 2013. Vaya por delante que este post no pretende ser una reseña de dicha novela (sólo es un comentario) ni un repaso exhaustivo de mis lecturas de este año. Menos aún se trata de una lista. Entonces, ¿qué es? Pues si Sebastian, el protagonista de Alabanza, está en lo cierto en cuanto al fallecimiento de la literatura, este post será más bien un responso por su alma… Esperemos que no.

El título de la última novela de Olmos viene de la frase “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”. Esta frase es parte de un diálogo entre Sebastian y su novia, Claudia, y el título de un libro del siglo XVI que alaba el entorno rural. En ese diálogo, Sebastian señala la falta de novelas de autores vivos ambientadas en el campo: “No hay una sola novela relevante de la Literatura Tal y Como se Conocía en el Año 2013 en la que aparezca un pueblo, una aldea”. Lo cierto es que desde Intemperie, de Jesús Carrasco, han sido varios los escritores que han apostado por este tipo de ambiente, aunque con desigual fortuna, a mi entender. No me convenció la recreación del mundo rural de Es un decir, de Jenn Díaz. Tampoco lo hizo la voz de su protagonista: Mariela acaba por resultar algo cargante, aunque sea sólo una niña. Más lograda me pareció la alabanza de aldea que se hace en la novela de Olmos. El pequeño pueblo sin internet que resucita en Alabanza me resulta creíble. “Es Castilla, sufridlo”, dice el verso de Claudio Rodríguez citado en la novela. “Es Castilla, sufridlo”, parece decir Olmos al lector en la parte más “rústica” de la novela, y a las castellanas como yo nos parece estar volviendo a casa.

Una voz de niña que sí me llegó fue la de Mary, protagonista de Del color de la leche, de Nell Leyshon. Una maravilla. Sé que la novela se publicó en 2013, pero me he permitido el lujo de incluirla aquí porque también transcurre en un paisaje agreste (más concretamente, en una granja en la Inglaterra del siglo XIX). Otra novela que me gustó mucho fue Los jardines estatuarios, de Jacques Abeille, que tiene lugar en un extraño lugar donde los jardineros cultivan estatuas en lugar de plantas. (Rural, lo que se dice rural, no es; de hecho, su reino no es de este mundo, pero para mí Los jardines estatuarios es uno de los libros imprescindibles de este año). Y ya que nos ponemos a hablar de extraños parques, aunque no de plantas, no podría faltar en este repaso-responso Le ParK, de Bruce Bégout. Le Park es el parque de todos los parques, un no-lugar que parte de una idea muy interesante: “Encerrar a los hombres en parques como a animales es admitir la necesidad acuciante de la autodomesticación«. Otra historia de hombres y animales (en este caso, hacen las veces de narradores) es la que se cuenta en Ánima, de Wajdi Mouawad, una muy buena novela sobre la bestialidad, que no sobre el bestialismo, del ser humano.

Volviendo a Alabanza… ¿Qué fue lo que mató la Literatura en la novela de Olmos? Nada que no sepamos: Internet, las series de la tele, la burbuja literaria, el postureo, los blogs, los editores que ya no leen, los escritores que nunca escribieron, la autoedición. Gracias a esta última, Una singularidad desnuda, de Sergio De la Pava, ha llegado hasta nosotros. De la Pava optó por la autoedición tras ser rechazado por varias editoriales. Con los años se convirtió en un fenómeno literario en Estados Unidos y ganó el PEN al debut literario en 2013. La historia de Casi, abogado de oficio en Manhattan, y los casos que defiende me pareció interesante y bien escrita… Pero no como para mantener mi interés durante 800 páginas. A mí me sobraron unas cuantas digresiones. Igual que en Alabanza me sobran las páginas dedicadas a hablar del “mundillo editorial” y sus miserias. La cuestión de fondo de este debate parece ser: “Morir viviendo en la aldea o vivir muriendo en la corte”. Si sacamos esta frase de su contexto (pertenece al diálogo entre Sebastian y Claudia anteriormente mencionado, y es el título de un libro del siglo XVIII que, en cierto modo, satiriza la vida madrileña), se puede interpretar como la dicotomía del escritor: no llegar a fin de mes escribiendo buena literatura o escribir para gustos mayoritarios… Los escritores que no llegan a vender 500 ejemplares versus los autores de ‘best sellers’. De los autores que suelen vender más de 500 ejemplares, me han decepcionado Javier Marías, y su Así empieza lo malo, Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas, y Limbo, de Agustín Fernández Mallo, aunque en este último caso hablar de decepción sería mentira, ya que nunca he esperado gran cosa de sus mejunjes nocillescos.

Respecto a los escritores del primer grupo, esos que escriben buena literatura y no publican en grandes editoriales -al menos, por el momento-, destaca Juan Gómez Bárcena, que con su primera novela, El cielo de Lima, se ha alzado, merecidamente, con el Premio El Ojo Crítico de RNE. El cielo de Lima, una de las mejores novelas del año, es la prueba de que nos hemos precipitado al dar por muerta a la literatura.

Por otra parte, aunque me gustó la forma en que está estructurada Alabanza, la trama está bien resuelta y algunas partes me parecen brillantes (las páginas dedicadas a la polla-en-sí, las reflexiones sobre la feminidad o las relaciones de pareja en los tiempos de internet), no creo que ésta sea la mejor novela de Alberto Olmos (personalmente, prefiero A bordo del naufragio o El talento de los demás). De hecho, creo que Olmos todavía no ha escrito su mejor novela. Pero lo hará.

Tanto El cielo de Lima como Alabanza reflexionan sobre la creación literaria. Ambas novelas dejan claro que el mundo sería muy distinto sin literatura. Las personas no sentiríamos igual. Nada sería lo mismo. Como dice el narrador de Alabanza, “la literatura puede estar muerta, pero la necesidad de su consuelo permanece. Todo es literatura, bajo determinadas premisas”. Y con esto nos quedamos.

admin

9 comentarios

  1. Hola, Rebeca. Qué alegría leer en tu texto a Nell Leyhson y Wajdi Mouawad. Y también coincido en que el capítulo sobre el mundillo editorial me expulsó de «Alabanza», y que Olmos no ha escrito aún su mejor novela. Pero para mí ésta sí es la mejor, de momento. Un fuerte abrazo

  2. Gracias por tu comentario, Dani. Habrá que ver qué hace Alberto Olmos en el futuro. Un fuerte abrazo!

  3. Claro, que Juan es de la misma agencia que tú y Olmos te hace presenta tu libro. Qué objetiva! Eres maravillosa!

  4. Carlos, no es cierto que Juan sea de la misma agencia que yo. De hecho, no tengo agente. Por lo demás, intento ser todo lo objetiva que puedo. En este caso, creo haber sido justa. Gracias por lo de maravillosa.

  5. Disculpa, creí que eras otra Rebeca. ¡Ains, las prisas!
    A mí tampoco me gusta Vila-Matas, me aburre muchísimo.
    Un saludo.

  6. La «alabanza» al libro de Olmos te descalifica completamente como lectora.

  7. Hola Rebeca.
    Interesante post.
    Coincido contigo en que la mejor novela de Olmos no ha llegado. Alabanza no me gustó, Pose muchísimo menos. Prefiero otras suyas como Trenes que van hacia Tokyo, El estatus, El talento de los demás o A bordo del naufragio.
    Intemperie de Carrasco me gustó. Ha sido el suyo un debut sorprendente, con una historia rural y anacrónica bien resuelta y vibrante.
    Es un decir de Jenn Diaz no me gustó. Demasiada cháchara para no decir nada, es un decir.
    Del color de la leche decir que es una gran novela, hay que leerla y recomendarla, con un final demoledor.
    De Wajdi Mouawad Ánima me gustó, pero Incendios lo hizo mucho más. Una pieza teatral explosiva y desgarradora que ahora con tanto fanático suelto conviene releer con calma.
    Limbo fue una de mis últimas lecturas del año y no me gustó tampoco. No me gusta la nocilla soy más de Nutella y sobre todo de escritores que tengan algo que decir, más allá de rollitos vanguardistas hueros, que hablan de la nadería que vivimos, sin nada nuevo ni sólido que ofrecer.
    Del libro de Bárcena tomo nota.
    Un saludo.

  8. Hola, Alquimista. Muchas gracias por tu comentario!
    Veo que coincidimos bastante en gustos. «Pose» no me interesó, pero, como a ti, sí me gustó mucho «El estatus». Yo también prefiero «Incendios» a «Ánima», siendo los dos buenos libros. Intemperie» fue un espléndido debut, claro que sí. A mí el libro de Juan Gómez Bárcena me gustó mucho. Y de Gaddis, qué puedo decir. Si te ha gustado «Gótico carpintero» y «Jota erre», creo que también te gustará «Los reconocimientos». Yo, desde luego, he disfrutado mucho leyéndolo. Un saludo, Rebeca

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