ROCÍO ROJAS-MARCOS | Una antología es la recopilación ordenada y justificada de obras de un género artístico, en este caso una serie de poemas. Si a eso le añadimos que la que tenemos entre manos está realizada por el propio autor, es una Antología personal, como reza el título, entonces sabemos que los poemas seleccionados suponen un punto de inflexión en la trayectoria del escritor y por eso han sido elegidos, pues nos permiten conocer la trayectoria poética de su autor en los términos que él mismo desea, sin intervención externa, sin nadie más toqueteando entre sus versos. Así pues, esta Antología personal de Antonio Orihuela, es un ejercicio de buceo en los versos que Orihuela quiere que leamos, esos imprescindibles para comprender su mirada poética de aquello que lo rodea. Avanzar por un camino Sin fin, pues la palabra poética como resultado tiende a infinito siempre.
Orihuela es un autor enmarcado en el movimiento de la poesía de la conciencia, pero al leer estos poemas reconocemos que la etiqueta necesita adoptar cada uno de los matices que la palabra conciencia pueda tener para abarcar todos los versos de Orihuela. Se adueña de cada posible matiz de significado para componer versos cargados de verdades en las que no se juega con eufemismos. Las metáforas se adaptan a la crudeza cristalina alcanzada por Orihuela y las composiciones cantan, con un tono irónico en algunas ocasiones, las verdades más vergonzantes. La subida del IPC, el precio de la luz, las hipotecas o simplemente no poder comprar más que unas naranjas y un litro de aceite, algo que hoy es casi imposible, se convierten en la pluma de Antonio Orihuela en asunto poético. Todo esto, sin perder de vista el grito por la paz constante que se expande de forma transversal en toda la antología. Es un grito contra la guerra: contra todas las guerras, pero más allá de eso, es un grito por la paz. Un lamento, una súplica, pues sin paz no se puede arreglar ninguno de los problemas anteriores sobre los que se desgañita escribiendo versos.
Hay un elemento más que no podemos dejar de leer en estos poemas, pues en ellos hay un sin fin, como reza el título, de versos en los que el amor es la fuerza catalizadora, la esencia que los articula. El reflejo de la mujer amada pasa a ser aglutinador necesario para dar forma a esta antología personal. Así, podemos reconocer al autor entre estos poemas que ha seleccionado: la vida cotidiana, el lamento por las injusticias y, por tanto, la constante súplica por justicia, se trenzan de forma inevitable con el amor por la persona que camina a su lado, Había felicidad/ y no pesaba el mundo/ Eras una mano tendida/ y todo ocurría por primera vez, escribe Orihuela.
Ahora bien, el autor es muy consciente de cuál es el arma más poderosa que tiene entre manos. Él que grita por la paz, que suplica y ruega por el fin de todas las guerras, por el equilibrio de una vida justa para todos, sabe que su única arma es la palabra. Un arma poderosa si se la deja actuar, pero inútil contra el estruendo de los cañones. Desde hace décadas, pues estos poemas aquí seleccionados van desde 1993 a 2023, Orihuela ha entendido que la palabra es lo único que tiene en su poder para enfrentarse a esos dragones que unos días se disfrazan de presidentes de grandes compañías, otros de impuestos o incluso de tarifas de la luz. Todos son el mismo dragón al que tiene que hacer frente Orihuela con sus poemas. Ahora bien, es consciente que muchas veces no alcanza aquello que anhela y eso lo lleva a escribir poemas como el que aparece en la contraportada del libro: Escribo/ por no pegarme un tiro en la boca./ Y hasta escribir/ se ha vuelto a veces/ un tiro en la boca. Lamento último de quien no quiere perder la esperanza, pues es capaz de reconocer que sus fuerzas no alcanzan, que las palabras resisten, se estiran y recuperan su forma, pero a veces el agotamiento se apodera incluso de las más resistentes.
Reseña aparecida anteriormente en Quimera
Sin fin. Antología personal (1993-2023) (Ed. Gato Encerrado, 2023) | Antonio Orihuela | 218 páginas | 16 euros