0

La realidad que supera a la ficción

LUIS ANTONIO SIERRA | En el verano de 2017, coincidiendo con el aniversario de la Revolución Rusa, mi mujer y yo decidimos recordar la efeméride visitando Moscú y San Petersburgo – la antigua Leningrado. Nos hubiera gustado recorrer más lugares de este enorme e increíble país, pero las limitaciones temporales, las económicas, y también las históricas nos llevaron a concentrar nuestra visita es esas dos maravillosas ciudades. Es cierto que el turista va a lo que va y que no puede impregnarse del latir de un país en una visita de días, pero si se es un visitante consciente y un poco observador, se pueden entrever e intuir detalles que a otros les podrían pasar desapercibidas. Por ejemplo, el fomento de la figura del líder – en este caso Vladímir Vladímirovich Putin –, el exacerbado sentimiento nacionalista alimentado desde las esferas del poder, o el miedo a hablar tanto del presente como del pasado de país.

Sobre Rusia se han derramado auténticos ríos de tinta ya que su historia, de una forma u otra, ha estado ligada a la nuestra. En esa riada es, a veces, difícil separar el grano de la paja por los intereses que puede haber detrás de la pluma que firma el texto en cuestión. Por eso el libro que reseñamos, Historias alucinantes de Rusia, del periodista catalán Manel Alías, es tan relevante y merece tanto la pena leerlo. Desde la perspectiva del observador curioso – con un punto casi suicida en ocasiones –, del reportero sagaz y del enamorado, al mismo tiempo, del país y sus gentes, Alías nos lleva por los diferentes – y a veces extremos – paisajes del país más grande del mundo, por su presente y por el pasado más o menos reciente – el que transita los años desde la creación de la Unión Soviética hasta la actualidad. Y lo hace, sobre todo, a través del testimonio de gentes que han vivido, directa o indirectamente, esos acontecimientos. Así, por ejemplo, nos presenta a ese disc-jockey que formaba parte de los conocidos como “liquidadores” tras la catástrofe nuclear de Chernóbil, habla con esa anciana que cuando era niña fue la primera persona con la que habló Yuri Gagarin tras tomar tierra después de haberse convertido en el primer hombre que viajó al espacio exterior, o entrevista a una de las ochenta y una mujeres que formaron parte del Ejército Rojo en los regimientos de aviación durante la Segunda Guerra Mundial.

También tira de los jugosos testimonios de su familia política rusa y de sus experiencias personales en ese contexto caracterizadas principalmente por el choche cultural. Por otra parte, nos narra el día a día de la vida de cualquier ciudadano de a pie en la Rusia actual. La monotonía diaria se mezcla con momentos increíbles como, por ejemplo, el intento de chantaje por parte de unos miembros de las fuerzas del orden que sufre el autor a cuenta de su permiso de residencia y cómo se zafa de ellos gracias a influencias y amistades. En cuanto a su familia política, es muy interesante también el testimonio de sus mujeres sobre el papel que el estado – el soviético, primero, y el ruso, después – les ha otorgado en cuanto a libertades, posibilidades laborales, concepción de la maternidad, etc.

Como mencionaba anteriormente, los paisajes extremos de este país son también protagonistas en este libro que destila una preocupación muy seria y fundada sobre las consecuencias del cambio climático en Rusia y, por extensión, en el resto del planeta.  El deshielo del permafrost en Siberia no solo está teniendo consecuencias más que evidentes para los habitantes de ese territorio – incendios imposibles de apagar, hundimiento del terreno y, por consiguiente, de las viviendas, etc. –, sino que las va a tener también en el resto del planeta con la liberación de gases desde el subsuelo y de bacterias que han estado durmientes durante miles o millones de años y cuyo potencial es desconocido por la ciencia.

Finalmente, Manel Alías también nos habla del presente más triste de la Rusia autocrática de Putin, el de la ausencia de libertades – por decirlo diplomáticamente. La retahíla de personas asesinadas, encarceladas, apartadas de la vida pública por discrepar con el exagente del KGB y sus políticas autoritarias y contrarias a los derechos fundamentales es inmensa. La protesta contra el presidente ruso y sus adláteres ha hecho desarrollar la imaginación de quienes se oponen a su régimen y el ejemplo de las internacionalmente conocidas Pussy Riot – aun con condenas a cuestas y exilios – o el de la activista Daria Srenko merecen la pena ser contados.

Gracias a un reporterismo incisivo, a una curiosidad inacabable y a – por qué no decirlo – grandes dosis de audacia y valentía, Manel Alías da buena cuenta de cómo fue y es Rusia: un país inmenso en el que la realidad supera ampliamente a la ficción, en el que las historias que nos presenta podrían servir de argumento para una novela o para una superproducción hollywoodiense. Y a nosotros no nos queda otra que agradecerle al autor su trabajo.

Historias alucinantes de Rusia. (Arpa, 2023) | Manel Alías | Traducción de Albert Beteta Mas | 480 páginas | 21,90 euros.

admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *