LEONOR RUIZ | Resistirse a un libro es, a menudo, temerlo, y de ese lugar suele partirse hacia Agota Kristof, cuya obra dispensa de igual modo atracción y recelo. Por un lado, conduce a lo desconocido (terreno hechicero siempre), pero de ella se sale dolorido, con cicatrices sobre órganos cambiados de sitio, rogando mudez hasta salir del aturdimiento.
De Kristof (Hungría, 1935 – Suiza, 2011), distintas editoriales habían publicado en español varios de sus libros: Claus y Lucas, su excelsa trilogía, la novela breve Ayer, el volumen de relatos No importa y el texto autobiográfico La analfabeta. Nada sabíamos, hasta hace un año, de su teatro, al que la autora dedicó una gran parte de su vida, y que precedió a la narrativa que la hizo famosa.
La editorial Sitara (en persa, estrella) vino a remediar el vacío existente con El monstruo y La hora gris. Dramatismo en pie y lleno de sentido. Como ya sabemos, Kristof no malgasta el tiempo en boberías. Se dirige al grano, a extraer la muela desde su raíz. Admiramos su blancura —o pudrición— mientras sentimos el abismo de su hueco en nuestra encía. Ella escribió siempre, y afirmó que lo hubiera hecho en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia.
Los textos de Kristof abandonan marcos normativos para campar libres de prejuicio y cortapisas. Habló mucho de fronteras y escribió en francés, una lengua adquirida, uno de los modos que tenemos de ensayar otra identidad. Por eso, quizá, su literatura se encuentra tan próxima a la libertad, a ese saber quedarse solo del que brota una voz auténtica.
A pesar de la brutalidad de sus relatos, una fuerza misteriosa nos aferra a ellos. La forma más segura de no mentirse (y de alcanzar, a cualquier plazo, cierta paz) es afrontar la realidad, acto que la autora lleva a primera plana, así la ocupen monstruos.
Fundada en 2017, Sitara rescata en dos volúmenes ocho de las veinticuatro piezas teatrales escritas por Kristof. Respeta, para ello, la selección llevada a cabo en la edición francesa (1998, Éditions du Soleil). El monstruo, La carretera, La epidemia y La expiación componen el primer (y prologado) ejemplar. John y Joe, La llave del ascensor, Pasa una rata y La hora gris o el último cliente forman el segundo. Ambos traducidos pulcramente por José Ovejero.
Lenguaje escueto, identidades difusas, ritmo ágil, agudeza, golpes visuales, multiplicación del sinsentido… Kristof convierte la escritura en un efectivo (y efectista) caminar a la contra.
«Todo es posible en la carretera. Pero poco probable y nunca seguro».
«Somos la violencia. Rabia, furor, locura. Somos las fieras».
«Lo ha hecho de verdad, se ha tirado de cabeza. La vida acaba siempre igual».
«He conocido a otras personas como usted. Se la pasan diciendo palabras que nadie entiende. Y están tan orgullosos, y se llaman interactuales o algo así. Y en lugar de caminar, se detienen a conversar y pierden el tiempo».
«Una mujer está sentada delante de la ventana, en una silla de ruedas, dando la espalda a los espectadores. Su larga cabellera rubia se extiende sobre el respaldo de la silla».
Pasa una rata logra un triple desdoblamiento de los personajes y quizá sea la mejor de esas ocho piezas.
Nuestros antepasados soñaron un mundo sin analfabetismo, creyeron que la educación vendría acompañada de justicia, de paz, de igualdad, de conciencia crítica, de nuevos derechos. Se olvidaron tal vez del lado siniestro que nos une, de nuestro hambre de caos y demolición. La avaricia, la cosificación, la crueldad… Una bola de fuego lanza ideales en direcciones incorrectas. Y nos desmiembra. Y nos destruye por dentro.
Tragar saliva, somatizar el texto. Si para vislumbrar lo verdadero necesitamos distanciarnos de lo observado, la creación lo transforma y amplía su alcance, apuntando a lo universal. Lo genuino revienta los herrajes. El absurdo —lo grotesco— levanta la trampilla de lo oculto, de lo real escondido. Triturar el género humano significa extractar su esencia.
La poesía de Kristof continúa en el núcleo de todo. La proteína de la yema del huevo de la gallina de la incógnita. Remanga los faldones del tablero: allí arde, fulgurosa, la lumbre hecha cisco.
Agradable tipografía y cuidada edición, recomiendo únicamente enmendar algunas erratas.
El monstruo y otras obras & La hora gris y otras obras (Sitara, 2019) | Agota Kristof | Prólogo de Pilar G. Meyaui | Traducción de José Ovejero | 192 páginas | 17,60 euros