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Las ciudades interiores

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Las murallas de Samaris

Schuiten y Peeters

Norma, 2015

ISBN: 978-84-679-1861-8

112 páginas

25 €

Traducción sin identificar

 

 

Luis Manuel Ruiz

Una rápida consulta a Wikipedia me revela que «Les cités obscures», la serie mítica de Schuiten y Peeters, fue ya editada en castellano en fecha tan remota como los años ochenta, a una distancia más o menos correcta de su publicación original en francés. Sin embargo, teniendo en cuenta que aquella versión está descatalogada y que encontrar cualquier número de la colección podía convertirse para cualquier interesado en una aventura más ardua de la que narran sus propios guiones, bien está que Norma se haya decidido al rescate. Esta loable labor permitirá, a todo aquel que no la conozca, aproximarse a una de las obras cimeras del noveno arte, cuando no, como es la opinión de este modesto reseñista, su mismísima culminación. «Les cités obscures», a las que Las murallas de Samaris sirve de pórtico, constituye un hito no sólo de ese género bastardo de cine, ilustración y literatura que nació en los quioscos, sino del arte mucho más añejo de contar historias y forjar mitos.

Como no quiero seguir acumulando exageraciones y panegíricos, que en el fondo molestan, paso a tratar de explicar de qué va el asunto. François Schuiten, de profesión arquitecto, se confabuló a principios de los años ochenta con Benoît Peeters, novelista y ensayista, para realizar una serie de cuentos ilustrados sobre ciudades ficticias. La primera, que presento hoy, fue Las murallas de Samaris; todo lo que luego vertebraría el apasionante y turbio ciclo de «Las ciudades oscuras» se encuentra ya en ella: la pasión por el urbanismo minucioso, enrevesado, laberíntico; la pregunta por la esencia de la ciudad y los rincones que deja en la sombra; el surrealismo, mechado a menudo de elementos crueles; la metafísica, aliada a menudo a búsquedas existenciales y resonancias casi religiosas; la fantasía, que a lo mejor es ciencia ficción pero que igual la sobrepasa. El resultado no recuerda sólo (aunque también) al primer modelo que acude a la mente cuando se habla de geografías fabulosas, que son Las ciudades invisibles de Italo Calvino, sino, más certeramente, al Dino Buzzati de los cuentos crueles y El Desierto de los Tártaros, a las fábulas de Kafka, a esas intensísimas narraciones de Julien Gracq donde no pasa nada, a las prisiones de Piranesi y los delirios de Boullée, al retrofuturismo en sus diversas variantes.

Esta primera entrega (a la que espero que siga el resto) reproduce ‘avant la lettre’ la edición original canónica, ordenada cronológicamente, que ha editado Casterman en francés. Incluye, en primer lugar, Las murallas de Samaris, donde un viajero procedente de la decadente capital de Xhystos ha de peregrinar al confín del imperio hasta Samaris, de donde nadie ha regresado jamás, y sobre cuyo aspecto, costumbres y situación corren rumores contradictorios. El viaje se demora durante meses que luego son años; la estancia no tarda en convertirse en una pesadilla; la realidad, que en este caso se reduce a las dimensiones angulosas y sofocantes de edificios, plazas, y salones, y a seres anónimos que los recorren en estado de sonambulismo, empieza a perder contornos; hasta que una terrible verdad se abre al cabo golpeando a la vez al protagonista, el mensajero Franz Bauer, y al propio lector. Aparte, este primer volumen añade dos relatos posteriores (uno de ellos inconcluso) que Schuiten y Peeters incluyeron en la serie más tardíamente. En uno, «Los misterios de Pâhry», se elucubra sobre los espacios perdidos (entrepaños, alcantarillas, subterráneos, túneles de metro, desvanes, azoteas) de un París distorsionado y fantástico y de las misteriosas criaturas que podrían habitarlo. En el otro, «El extraño caso del doctor Abraham», un arquitecto visionario es atacado por formas de edificios imposibles en otro París ucrónico donde están prohibidos el color y las formas orgánicas.

Además de contener unas formidables historias que rozan la fábula filosófica o la pura mitología, «Les cités obscures» de Schuiten y Peeters abordan una exploración de la ciudad y sus límites que bien recuerda a los experimentos psicogeográficos de los años sesenta, así como a las elucubraciones sobre la verdadera naturaleza del urbanismo y su relación con la vida concreta de cada uno de nosotros, su vertiente existencial. Sin abundar en más hipérboles, me parece que la recuperación de este clásico por Norma es una de las mejores cosas que le han sucedido al cómic español en mucho tiempo, y espero que el trabajo no se quede a medias: porque hay veinticuatro volúmenes por delante. Veinticuatro excusas para sorprenderse, preguntarse, viajar y envidiar.

admin

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