JOSÉ MARTÍNEZ ROS | La última novela de Salman Rushdie empieza con una especie de prologo narrativo que cuenta la historia de amor entre el andalusí Ibn Rushd, llamado en Occidente Averroes, el mayor filósofo de la historia del Islam, y una yinn femenina, una de los “genios” de la mitología preislámica que aparece abundantemente en los relatos de Las mil y una noches. El gran filósofo había sido desposeído de su cargo de gran cadí de la ciudad de Sevilla por los almohades, una secta rigorista que había extendido su poder desde el Sahara hasta la Europa musulmana, además de prohibir su obra, en la que había tratado de combinar la teología islámica con la filosofía aristotélica, y desterrarlo a la localidad de Lucena, lo que no impidió que su influencia repasara los límites del mundo islámico y se extendiera hasta el Renacimiento. Rushdie traza un obvio paralelismo entre los almohades del medievo que condenaron las enseñanzas de Averroes y los fanáticos terroristas de hoy (sin embargo, los bárbaros del pasado respetaron su vida y le permitieron ganarse la vida como médico y tratante de caballos, lo que muestra que en materia de salvajismo salimos, desgraciadamente, ganando). Aunque las relaciones entre humanos y yinn, según nos informa el autor, suelen ser estériles, en este caso fueron extraordinariamente prolífica. Y sus descendientes lejanos, muchas generaciones después, tendrán una especial importancia en el siglo XXI cuando tenga lugar una serie de hechos enigmáticos que serán conocidos como La Extrañeza.
Con esta breve sinopsis, creo que queda claro que no nos hallamos ante lo que se entiende como una obra realista. Dos años… es todo un ejercicio de pura fantasía por parte de su autor. Así nos conduce a esa Era de la Extrañeza, cuando una inmensa tormenta se desata sobre el mundo, y se inicia una guerra abierta entre dos facciones de seres sobrenaturales, secretamente enfrentadas desde el inicio de los tiempos. Lo que al lector avezado de cómic (esta es una novela plagada de referencias al noveno arte) le recuerda de inmediato a una de las grandes sagas de Marvel: La guerra Kree-Skull, que narraba cómo la Tierra se convierte en el escenario del conflicto entre dos razas alienígenas antagónicas infiltradas entre nosotros.
Es posible que cierto número de lectores sienta un inmediato rechazo hacia un argumento de esta índole (lo cual el redactor de esta reseña no ha terminado nunca de entender: al fin y al cabo Madame Bovary no es un ser menos imaginario que HAL-9000). En realidad, todas las novelas de Rushdie incluyen elementos “fantásticos”, gracias a una combinación de la narrativa postmoderna occidental con el tono de un fabulista de Oriente, lo que le ha permitido crear obras tan impresionantes como Hijos de la Medianoche, Vergüenza y, más recientemente, La encantadora de Florencia; y un buen número de novelas tan ambiciosas como fallidas como El último suspiro del moro, la infausta (para Rushdie) Los versos satánicos o Shalimar el Payaso.
Dos años… no es quizás la mejor novela para adentrarse en la obra de Rushdie, es una obra menor y tardía, pero es una lectura tremendamente agradable, gracias tanto a la inagotable imaginación del autor como a una escritura llena de ritmo y de imágenes poderosas. Es una novela menor de un gran escritor que se ha hecho mundialmente famoso -para su desgracia- por razones ajenas a su obra, pero en absoluto una lectura desdeñable.
Dos años, ocho meses y veintiocho noches (Seix Barral, 2015), de Salman Rushdie | 400 páginas | 21,50 € | Traducción de Javier Calvo Perales
