LUIS ANTONIO SIERRA | Seguramente habremos escuchado infinidad de veces eso de que no podemos olvidar el pasado para no volver a cometer los mismos errores, para que las tragedias de la historia no se repitan. Es posible que haya algunos que piensen que ya está bien de insistir con este mensaje, que ya nos lo sabemos y que no hace falta volver a escuchar las batallitas del abuelo porque ya resulta algo cansino, que hay que mirar hacia adelante y dejar el pasado atrás, que el futuro lo construimos ahora y que es de carcas hablar de lo que pasó hace tiempo (¡Qué escalofríos, el fantasma de Pablo Casado!). Sin embargo, y por desgracia, no nos queda otra que seguir insistiendo en la utilidad de recordar los acontecimientos del pasado porque la historia también nos ha demostrado demasiadas veces que el ser humano tiende a insistir en volver a hacerlo mal. No hace falta ser un sagaz analista político para ver cómo, salvando las distancias, los movimientos ultraderechistas se vuelven a expandir por distintos países y las consecuencias de sobra conocidas que conlleva la presencia de estos indeseables en la vida pública. Pero, oye, que parece que no tuvimos suficiente con Hitler, Franco, Mussolini, Pinochet y compañía y vamos camino de repetirlo.
Por este tipo de cosas es tan necesario que la literatura siga cumpliendo con una de sus principales funciones, es decir, la de Pepito Grillo de nuestras conciencias, la de recordarnos a través de ficciones muy asentadas en la realidad que el fascismo no es ninguna broma, que las consecuencias de la imposición de un sistema fascista en un territorio son funestas y que no nos podemos permitir que eso vuelva a suceder. Desafortunadamente, la capacidad de influencia del artefacto literario es limitada por varias razones, entre ellas que, lógicamente, no todo el mundo tiene asumido el hábito lector y por otro lado, que no todos los lectores entienden la necesidad de esta función literaria y tienden más hacia el consumo de una literatura escapista, de mero entretenimiento.
A pesar de todo, hay narradores que no cejan en el empeño, que siguen haciendo el esfuerzo de apostar por esa literatura política tan necesaria. Este es el caso de la última novela de Edurne Portela, Maddi y las fronteras. Con este libro la autora se aleja del tono intimista y autobiográfico de sus anteriores narraciones – aún así, muy políticas también – y se adentra plenamente en lo histórico y en lo político de manera más explícita, lo cual ya se empezaba a intuir en su anterior libro Los ojos cerrados – por cierto, premio Estado Crítico de narrativa en 2022. Esta nueva obra de Portela nos evoca también la línea narrativa que marcó en los últimos dos lustros largos la malograda Almudena Grandes – a la que tanto echamos de menos – fundamentalmente con su inacabado proyecto narrativo, “episodios de una guerra interminable”.
Maddi y las fronteras no es solo un aviso a navegantes sobre las consecuencias que tiene aupar a la ultraderecha al poder – algunas de las cuales las estamos viendo, por cierto, en la tierra en la que vive Portela. La novela es, por otra parte, una reivindicación de la mujer, del papel tan importante que ellas jugaron en la lucha contra los nazis, en este caso en Francia; es, en definitiva, un alegato feminista a través de un personaje como Maddi que rompe estereotipos en la sociedad rural francesa en la que se inscribe – y más en la conservadora Iparralde de aquellos tiempos –, que se adelanta a su tiempo y que, por ello, sirve de ejemplo a las mujeres que tiene a su alrededor. Su decisión respecto a la maternidad, respecto al matrimonio, respecto a cómo dirigir su vida tanto en la esfera pública como en la privada la convierten en un referente para sus coetáneas, pero también para quienes nos acercamos a su historia, brillantemente narrada y hecha ficción por parte de Edurne Portela.
Maddi y las fronteras es, en definitiva, un libro necesario, un instrumento de activismo político imprescindible, un libro feminista que sirve como antídoto contra el rearme de la ultraderecha, de esas posiciones ultramontanas que nos llevan a un pasado muy oscuro y a las que hay que combatir desde todo tipo de trincheras, la literatura incluida.
Maddi y las fronteras. (Galaxia Gutenberg, 2023) | Edurne Portela | 248 páginas | 18,50 euros.
