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Mi familia y otros animales

JOSE TORRES | Todas las familias son…. El famoso comienzo de Anna Karenina, de León Tolstoi, podría encabezar perfectamente el libro que nos ocupa: Nos veíamos mejor en la oscuridad, de Monika Zgustova, publicado por Galaxia Gutenberg. Y es que la autora checa, afincada desde hace años en Barcelona, nos entrega una novela de desencuentros familiares, tamizada por el exilio de la antigua Checoslovaquia comunista.

Lo primero que debemos advertir al lector es que, a pesar del origen foráneo de la autora y traductora, esta novela no es una traducción, sino que está escrita en castellano. Una decisión valiente por parte de Monika Zgustova, que obviamente se siente con el suficiente dominio del idioma como para acometer tal empresa. No obstante, a veces, ciertas incongruencias idiomáticas asoman la patita a lo largo de la novela con expresiones que hacen levantar la ceja al lector. Problema menor sin duda, anecdótico, diría un lector comprensivo, pero contratiempo al fin y al cabo que hace chirriar la narración en ocasiones.

Pero entremos en materia. La novela nos narra los encuentros y desencuentros de la protagonista, Milena, con su madre, Jana. En dos planos temporales y separadas además por el océano atlántico, Milena cuenta su historia y la de su familia en un interminable viaje en avión, con múltiples escalas y conexiones, desde Barcelona a Estados Unidos, al encuentro de su madre enferma. Pasado y presente se dan la mano ante los ojos del lector, que asiste a la narración de Milena, acompañada siempre por el interlocutor de turno, compañero de viaje de una clase social desahogada económicamente. Y este es uno de los puntos que saca a este reseñista de la novela. Quizá la narración en muchos momentos peca de elitismo y las conversaciones a veces de una pedante sofisticación; amén de algo que se repite muchas veces en series películas y libros: el alto nivel de vida del que disfrutan los personajes que se dedican al mundo del libro, ya sean autores (todos sabemos que son cuatro o cinco) o trabajadores del sector tales como correctores, traductores o curritos en editoriales…

Salvados estos contratiempos, la novela nos retrotrae al momento de la decisión de abandonar la Praga comunista, en un rocambolesco viaje de placer a la India del que nunca volvieron. Se ve que la autora checa simpatizante, simpatizante de la ideología comunista no es. Máximo respeto a sus preferencias ideológicas, por más que por estos lares simpaticemos con la ideas de la hoz y el martillo, pero preferencias ideológicas aparte, en lo que no hay que caer nunca es en la demagogia. Y esto ocurre varias veces a lo largo de la novela: los norteamericanos son sonrientes y afables, mientras que los ciudadanos de Praga son grises y permanentemente angustiados, por poner un ejemplo.

Contratiempos aparte, Nos veíamos mejor en la oscuridad acierta en aspectos como la extrañeza del emigrante ante un nuevo país y una nueva cultura; una vez que te vas de tu casa puedes vivir en cualquier parte del mundo. Y también, nudo principal de la novela, en la complicada relación madre hija, agravada por los celos de la progenitora al ver en Milena todo aquello que ella pudo ser y no fue. Novela, en fin, con altibajos, que despega en su parte final con un sincero diálogo entre las dos protagonistas en el que ponen las cartas familiares sobre la mesa con crudeza y sinceridad.

Nos veíamos mejor en la oscuridad (Galaxia Gutenberg, 2022) | Monika Zgustova | 204 páginas | 18,50 €

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