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Noir británico-nipón

LUIS ANTONIO SIERRA | Conocí a David Peace hace unos tres años a través de las casi siempre acertadas recomendaciones de mi amigo y librero de cabecera. En aquella ocasión, me aconsejó con cierta vehemencia que leyera la maravillosa GB84. Posteriormente, un compañero de fatigas sindicales – y también amigo – me habló durante las incontables horas de un encierro (a la postre este esfuerzo no nos llevó a conseguir gran cosa) sobre la fantástica trilogía Red Riding, adaptación televisiva de cuatro novelas de Peace – 1974, 1977, 1980 y 1983 – y basadas en sangrientos capítulos de la historia de la Gran Bretaña de las décadas de 1970 y 80 protagonizadas por distintos asesinos en serie. Por unas razones o por otras, ni han caído en mis manos esos libros, ni he tenido ocasión de ver la trilogía. Tiempo más tarde, y atraído por la fascinación que creó GB84 en mí, me atreví con Damned United, otra joya de la literatura británica contemporánea.

Con todos estos mimbres, hace un par de meses vi que la admirada editorial Hoja de Lata sacaba otro libro de Peace, Tokio Redux, y me faltó tiempo para ir a la librería a comprarlo. Tenía curiosidad por leer al David Peace noir, al afamado escritor de novela policíaca, razón por la que, fundamentalmente, este autor británico afincado en Japón es conocido en el mundo literario. Lo poco que había leído de él hasta la fecha estaba en una órbita más explícitamente política, sobre todo GB84, aunque Damned United, a pesar de tener el fútbol como trasfondo, no es ni la primera ni la última novela sobre este deporte con una lectura altamente política.

Cualquier obra literaria que se precie es como la masa de hojaldre, es decir, está compuesta por una serie de capas, unas más a la vista y otras menos, donde todas tienen un papel muy importante que jugar para conformar el sabor definitivo de la pieza. Hay novelas de una sola capa, o de muy pocas, que son parecidas al hojaldre industrial, es decir, son consumidas en masa, pero su sabor, su valía literaria deja bastante que desear. Cuantas más capas tiene una novela, mayor suele ser su calidad. Pero también es cierto que depende del lector ir descubriéndolas y degustándolas para sacar todo el sabor al hojaldre literario. Tokio Redux puede parecer, a vuelapluma, otra novela negra más en la que se dan las pautas clásicas del género, es decir, presentación del asesinato y proceso de investigación hasta dar con la solución. Pero solo a primera vista ya que muy pronto empezamos a descubrir capas como pueden ser esos rasgos típicamente “Peace” como los ambientes sórdidos y siniestros, los personajes excesivos, haciendo un guiño, por ejemplo, al típico detective literario para posteriormente alejarse de dichos estereotipos. Otro nivel más del hojaldre está tanto en el conocimiento por parte del autor de la cultura japonesa – tan ajena al lector occidental –, como de la historia más reciente de dicho país y sus lazos con la historia de occidente: por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial, sus consecuencias y el papel de las potencias occidentales tras la derrota nipona. Este contexto es el que da el pistoletazo de salida a esta novela que, por otra parte, comparte ciertas características con otras obras del propio autor, como pueden ser el ambiente sórdido y oscuro que rodea a los personajes y sus circunstancias, o los posicionamientos políticos claramente a la izquierda que David Peace muestra de manera más o menos explícita en algunas de sus obras – GB84 sería un buen ejemplo de ello – y que en Tokio Redux también están presentes, aunque quizás no de una forma tan abierta.

De cualquier manera, aun siendo una novela de múltiples capas, con todo lo meritorio que ello implica, Tokio Redux también tiene sus fallas, al menos para este reseñista. Narrar una historia desde diferentes puntos de vista y entremezclarlos es algo que necesita de un dominio técnico importante que en esta novela no se acaba de conseguir. No se está poniendo en duda la maestría literaria del autor – ¡válganme las musas del Parnaso! Probablemente lo que sucede es que Peace no consigue hacer que estas distintas narraciones sobre el mismo asunto acaben encajando al cien por cien. Por otra parte, la presencia de lo onírico, bien a causa del consumo de estupefacientes y derivados, o bien como consecuencia de las distintas fases del sueño, distorsiona el ritmo narrativo aportando poco o muy poco al conjunto de la obra.

A pesar de esta valoración, que puede que tenga mucho que ver con los propios prejuicios de este lector, merece mucho la pena sumergirse en esta historia detectivesca, política, excesiva a ratos y fascinante a otros. Tokio Redux puede ser una buena manera de comenzar a disfrutar de la literatura de David Peace.

Tokio Redux (Hoja de Lata, 2021) |David Peace |Traducción de Ignacio Gómez Calvo |464 páginas | 24,90 euros

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