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Nueces en cal viva

portada-intxaurrondoFRAN G. MATUTE | Conocí a Ion Arretxe en Sevilla en un homenaje a Carlos Pérez Merinero que organizamos Alejandro Luque y un servidor. El hermano de Carlos, David, me insistió en que invitáramos a Ion: “Fue muy amigo de Carlos, trabajó mucho con él. Tiene muchas anécdotas que contar”. Y así fue. Ion nos contó cómo era crecer en Rentería en los años ochenta. Años duros para un joven, tiempos grises para la zona. La heroína, el paro, Kortatu… se hacen una idea. Aun así muchos jóvenes encontraron refugio en el arte, en el teatro, en los cómics, en la literatura, en las novelas negras de Pérez Merinero. Decía Ion que cuando descubrieron Días de guardar (1981), aquel mundo enfermo les pareció mucho más cafre y decadente que el que les rodeaba, y eso, extrañamente, daba ciertas esperanzas.

Con el tiempo, Ion se ha dedicado al cine, a la dirección artística. En una reunión de trabajo coincidió con un señor mayor, calvo, con pinta de inspector de Hacienda. Se lo presentaron: “Este es Carlos Pérez Merinero”. Ion no daba crédito. “¿Tú eres el mismo que escribió Días de guardar?”. Detrás de aquellas transgresiones literarias se escondía un tipo normal y corriente, afable, cercano, muy alejado de todo lo que escribía. Forma y fondo no casaban.

El día que conocí a Ion Arretxe sentí algo igual. Era un tipo bonachón, encantador, un osito de esos al que te apetece abrazar de vez en cuando. Por la noche, ya de copas, Ion y yo hablamos de cine. De cine español. Le dije: “A mí aquella peli sobre ETA, Tiro en la cabeza, me gustó”. Ion me miró sorprendido, y me dijo: “En esa trabajé yo”. De repente todo me cuadró. Recordé que Ion era quien hacía de etarra en esa película, pero recordé también un artículo de prensa que decía que ese actor había sido torturado por la Guardia Civil, de ahí que su elección como protagonista fuera de lo más controvertida. Miré a Ion un poco apurado y él asintió: “De hecho, acabo de escribir un libro sobre aquello”. A los pocos días compré Intxaurrondo. La sombra del nogal.

Decir que un libro es “necesario” puede sonar muy estúpido. Ninguno lo es, vale. Pero sí que hay libros que necesitan ser escritos, historias que necesitan ser contadas. Ion Arretxe ha tardado 30 años en escribir la suya. Ha tardado 30 años en rumiarla, en poner en orden las ideas. Y se entiende que haya tardado tanto, porque lo que aquí se cuenta es espeluznante. Arretxe narra los días que estuvo detenido por la Guardia Civil acusado (falsamente) de pertenecer al grupo terrorista ETA. Por aplicación de la recién promulgada Ley Antiterrorista, Arretxe estuvo incomunicado durante diez días. Diez días en manos de los hombres del general Galindo. Diez días siendo torturado, física y mentalmente. Arretxe tenía entonces 21 años.

La historia de estos abusos es hoy día de sobra conocida, y de algún modo ha vuelto recientemente a la palestra política. La misma noche que Arretxe fue arrestado, lo fueron también cuatro personas. Una de ellas, Mikel Zabalza, no regresó con vida. Su cuerpo apareció al poco flotando en el río Bidasoa. Unos años antes, la Guardia Civil había “perdido” también a dos jóvenes apellidados Lasa y Zabala. Sin embargo sus cuerpos calcinados no pudieron ser identificados hasta 1995.

Lo he pasado muy mal leyendo este libro. Quizás por la cercanía con el personaje, quizás porque lo que cuenta es simple y llanamente estremecedor. Y eso que el relato de Arretxe no trata nunca de ser tremendista. Es un relato simple y directo, que no carga las tintas en ningún momento. Tampoco diría que es un libro de buenos y malos, por más que en algún momento haya pensado que Arretxe escamoteaba cierta información sobre sus preferencias políticas, sobre sus actividades callejeras. Pero los detalles hablan por sí solos. Detalles a los que resulta difícil no dar credibilidad.

El otro gran acierto de estas memorias, por llamarlas de alguna manera, es su innegable vocación literaria. Arretxe intercala la narración de su secuestro con recuerdos de su infancia y adolescencia, de la dura vida en Rentería en los años ochenta, caldo de cultivo de tanta violencia. Este libro es de hecho un buen retrato de aquella época.

Decía antes que tras conocer a Ion Arretxe sentí lo mismo que cuando él conoció a Pérez Merinero. Forma y fondo no casaban. A primera vista, no quedan en él trazas de ese chaval de 21 años al que un día, sin venir a cuento, le destrozaron la vida. Su actitud frente a este hecho es toda una lección, una lección que parte de contar su experiencia en este pequeño gran libro, de lectura casi obligatoria en estos tiempos en los que la cal viva sigue quemando las manos de muchos.

Intxaurrondo. La sombra del nogal (El Garaje, 2015) de Ion Arretxe | 215 páginas | 14 €

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