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Ojos verdes y azules y naranjas y amarillos y…

EDUARDO CRUZ ACILLONA | Posee Carmen Moreno, la conozco bien, la portentosa habilidad de meterse en todos los charcos que se interponen en su camino y salir sin mancharse un ápice. Lo demostró cuando las hechuras de escritora se le quedaron cortas y se puso el traje de editora primero y de librera después. Ya sólo como escritora, no hay más que ver su tan extensa como premiada biobibliografía: poesía, relato, cuento infantil, novela negra, novela juvenil, biografía, ensayo…

En esta ocasión, y de la mano de la editorial Almuzara, nos propone una interesante y bien documentada historia de la copla española (“De los fenicios a Rocío Jurado”, reza el subtítulo del ensayo) incidiendo en su relación más que estrecha con el mundo LGTBI+.

Y aunque el común de los mortales tengamos la convicción de que la copla es un producto / fenómeno propio del siglo XX, Moreno se remonta a la época fenicia de la ciudad más antigua de Occidente, Cádiz, donde “podemos imaginar la existencia de una institución de hetería donde se congregaban las bailarinas de Cádiz”. Un origen cuanto menos curioso pero que empieza a dar una idea de la solidez de la documentación aportada para la elaboración de este repaso histórico.

El término “queer”, que aparece complementando al de “copla” en el título del libro, procede del inglés y viene a significar, de manera genérica, ‘extraño’ o ‘poco usual’. Más allá, también se relaciona con una identidad que no corresponde a las reglas establecidas de sexualidad y género. Y es que, como a lo largo de las páginas de este ensayo va a ir demostrando su autora, existe una relación directa entre este género musical y la ideología de género, desarrollando ejemplos tan claros como los de Miguel de Molina, Rafael de León o el propio Federico García Lorca, quienes escribieron letras en las que, de manera más o menos encubierta, la homosexualidad estaba latente.

“La copla es la manera de gritar lo que te gusta y lo que te duele”, le confesaba Carlos Cano a Jesús Quintero en una entrevista, lo cual, sostiene Moreno, la convierte en una herramienta perfecta de difusión cultural en unos tiempos en que la libertad no estaba invitada a cenar en los hogares de los españoles.

Así, el retrato que se hace en este libro de toda esta época (arrancando en los años veinte y llegando casi hasta la actualidad) nos ayuda a comprender cómo el movimiento LGTBI+ no nace en Chueca sino que viene de mucho más lejos. De esta manera, iconos como Rocío Jurado (“Yo soy progay”) o Lola Flores (“¿Quién no se ha dado un pipazo con una buena amiga?”), curiosamente ambas gaditanas, ayudan a una visualización y a una normalización extraordinaria.

Finaliza el ensayo con una muestra de las folclóricas (“folcrónicas”, según original acepción de María Pelae) más representativas, “mujeres que fueron transgresoras, que marcaron un antes y un después y el mundo del travestismo las encumbró como heroínas del mal simple, ese que no incumbe a los bancos, sino a las personas que son diferentes”.

A falta de un código QR en el libro que recogiera todas las coplas que en él se citan, se recomienda leer este ensayo con el teléfono móvil al lado para ir buscando los títulos que van apareciendo a lo largo de las páginas. Con los comentarios y apreciaciones de Carmen Moreno, más de un lector, más de una lectora, descubrirá aquí que los ojos verdes, verdes como la albahaca, verdes como el trigo verde y el verde limón también pueden adquirir otros colores. Al menos, tantos como contiene la bandera LGTBI+.

La copla ‘queer‘ (Almuzara, 2024) | Carmen Moreno | 160 págs. | 17€

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