Un dedo con un anillo de cuero
José Ramón Fernández
Eugenio Cano Editor, 2011. Colección «Caminos del bosque»
ISBN: 978-84-936709-6-2
144 páginas
18,99 €
Fran G. Matute
Ávidos, como estamos en Estado Crítico, de dar a conocer nuevas editoriales y nuevos autores, nos topamos casi de casualidad con Un dedo con un anillo de cuero de José Ramón Fernández, de la que habíamos leído bondades en otros medios. Pero sorpresa mayúscula fue descubrir que su responsable no era para nada novel, pues José Ramón Fernández está bien bregado en el mundo del teatro, del que es un autor reputado desde hace muchos años (hasta el punto de que ayer mismo recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra El café de Negrín). Tampoco es que sea un ‘rookie’ en el campo de la novela negra -género al que pertenece la obra que aquí traemos a colación- pues Fernández ya fue galardonado por uno de sus relatos en la Semana Negra de Gijón (allá por 1989) y había publicado para Calambur No olvides a tus muertos (1991). Pero desde entonces, cero crímenes, cero pistolas. Al menos en el campo de la novela.
Por lo tanto, la publicación de Un dedo con un anillo de cuero sirve para volver a poner en el mapa del ‘noir’ ibérico a un autor sobradamente dotado para el género, pues José Ramón Fernández tiene un estilo personalísimo, con alta voluntad de prosa, y se maneja de forma más que solvente por los lugares comunes del ‘whodunit’ y del ‘mcguffin’. Un estilo, el de Fernández, que nos ha recordado tanto a Montero Glez como a Carlos Salem. Así que valga la anterior comparación para poner en situación la categoría de la técnica narrativa de José Ramón Fernández.
Por su parte, en Un dedo con un anillo de cuero, novela breve pero intensa -un tanto fragmentaria, todo hay que decirlo-, se van unificando personajes, a medida que avanza la novela, alrededor del pequeño teatro de la localidad (sin duda un guiño al pasado como dramaturgo del autor) en la que transcurre la historia y de un sangriento crimen sin resolver que destapa todo un entramado de sospechas y desconfianzas en el seno de una aparentemente tranquila comunidad. Sí, lo mismo nos remite al Cela de La colmena, por su viñetismo vecinal, que a Tarantino, por qué no, ya no sólo en la estructura caleidoscópica sino, sobre todo, en los pasajes más grotescos de la novela, entre los que nos regala una ocurrencia como la del «toro suicida», que nos ha fascinado.
No es que nos encontremos ante una obra impoluta. Y no es que la trama sea el no va más de la originalidad (alguna que otra similitud hemos encontrado con los Diez negritos de Agatha Christie, por ejemplo). De hecho, Un dedo con un anillo de cuero, quizás por culpa de ese exceso de fragmentación al que hacíamos referencia antes, tiende a dificultar el seguimiento de la historia durante los primeros capítulos del libro, en los que el lector puede llegar a sentirse un poco perdido entre tanto personaje, con independencia de que en los últimos instantes de la novela todo quede atado y bien atado.
Pero ya hemos apuntado que Fernández sabe moverse en los lugares comunes del género y es precisamente ahí donde la lectura de Un dedo con un anillo de cuero nos reconcilia con un escritor al que queremos seguir leyendo porque nos ha gustado su visión del ‘noir’ y su estilo. Sería, por tanto, interesante que alguien recuperara la anterior obra novelística de José Ramón Fernández (creo que Eugenio Cano está en ello). Sería interesante que el autor siguiera explotando esta línea narrativa. Porque tras leer esta novela nos hemos quedado con ganas de más.