0

Pena y asco en la campaña electoral

978841642076REBECA GARCÍA NIETO | La Realidad existe… y yo me entero ahora. Al parecer, es un lugar situado en el estado mexicano de Chiapas que salió en los telediarios de medio mundo en 1994 cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se alzó en armas contra el gobierno para defender los derechos de los indígenas. Hace veinte años, Robert Juan-Cantavella viajó allí para formar parte de la Caravana de Internacionalistas que acompañaría a algunos miembros del Ejército Zapatista desde la Realidad al D.F. De las notas que tomó entonces, a los veinte, pasadas a limpio ahora, a los cuarenta, surge el texto que cierra La Realidad. Crónicas canallas y que servirá de punto de partida de esta reseña.

Decir que esta última crónica es una de las más flojas del libro, aunque sea cierto, sería una sandez, más que nada porque el autor ha optado por no alterar las notas de aquel viaje y dejarlas tal cual, “con toda su ingenuidad”, y no parece justo exigir a un escritor que también fuese bueno hace veinte años, de forma retroactiva. Las notas que el autor ha añadido ahora enriquecen y ponen en perspectiva aquellos apuntes de viaje (“Marcos añadía el ingrediente de la antiglobalización o altermundismo, propiciando, así, el ingreso de la lucha armada indígena en los dominios de la Posmodernindad”); además, plantean la idea de que la realidad es relativa, un concepto que recorre el libro de principio a fin. El autor cuenta que decidió pasar a limpio estas notas al enterarse de un hecho real: la “muerte”, o más bien la transfiguración, del subcomandante Marcos. Por medio de un comunicado, el subcomandante decidió que el personaje Marcos dejara de existir para que el subcomandante Galeano pudiera ver la luz: “Hemos venido, como Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a desenterrar a Galeano. Pensamos que es necesario que uno de nosotros muera para que Galeano viva (…) Así que hemos decidido que Marcos deje de existir hoy”.  Si las líneas de demarcación de la realidad, de lo que existe y lo que no, son así de borrosas en la Realidad, cómo serán en el resto del mundo…

Y no digamos en el ámbito de la política y la economía, terreno donde tienen lugar algunas de estas «crónicas canallas», las más brillantes, agrupadas bajo el epígrafe «Polis & Cacos». En boca de políticos y banqueros, “la verdad”, “los datos”, “los hechos”… pueden acabar convertidos en pura ficción (por no decir directamente en una mentira). En ese sentido, como argumenta Juan-Cantavella en el texto «David Foster Wallace en directo«, una crónica literaria puede ser un método de análisis de la realidad perfectamente válido: “las estrategias narrativas” que DFW pone “en juego también constituyen herramientas de análisis político serio”. Siguiendo una tradición literaria norteamericana, en el año 2000 la revista Rolling Stone encargó al escritor que cubriera la campaña electoral de John McCain, candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Años antes, la misma revista había encargado a Hunter S. Thompson que siguiera a los candidatos a la presidencia de la campaña electoral de 1972 (Nixon vs. McGovern). En el texto sobre DFW, uno de los más interesantes del libro, Juan-Cantavella analiza algunos aspectos de la escritura del norteamericano (como su uso arbitrario y subjetivo del presente, “un presente ficticio”, que da una “ilusión de escritura «en directo»”) y compara el estilo de los dos escritores. Casi tres décadas separan sus textos, treinta años en los que el cambio en las formas es bastante evidente: HST se refiere a Nixon como “mentiroso, cobarde y bastardo; un maldito granuja y un despiadado criminal de guerra”; lo más lejos que llega DFW al referirse a George W. Bush es a llamarle “el Matojo” o “Bush2”. En estos “treinta años de vigencia del Nuevo Periodismo”, escribe Juan-Cantavella, se ha producido un “cambio en la forma de ser arrogante”, una “transformación de la rabia en cinismo”.

Siguiendo la estela del Periodismo Gonzo inaugurado por HST, el escritor español se dispone a “cubrir” la campaña electoral del 2011. A diferencia de sus predecesores, no seguirá a los candidatos por el territorio nacional, sino que se limitará a comentar el debate electoral sentado frente al televisor. En «La noche de los mequetrefes: pena y asco en la campaña de 2011″, asistimos al debate entre “DON ALFREDO: Grecian 2000 Oscuro” vs. “DON MARIANO: Grecian 2000 Rojizo”. Los modera un señor con bigote, puesto entre los dos contrincantes como el del medio de Los Chichos: “En la mesa había dos señores con barba y un señor con bigote, pero muy bien podría haber habido dos señores con barba y un jarrón chino esmaltado”. El tono de humor, algo ácido, funciona bastante bien en este texto (no tanto en otros, como la entrevista “desquiciada” al escritor Óscar Gual). También se incluyen un par de falsas entrevistas supuestamente divertidas: «Proyecto Boyero. Historia de un fake» y «Entrevista con Mariano al fondo». Para entrevistar en la ficción a don Mariano, Juan-Cantavella saca del cajón a Trebor Escargot (protagonista de su novela El Dorado, donde ya jugó con el Periodismo Gonzo -o Periodismo Punk-). A mí personalmente la entrevista no me ha parecido muy divertida que digamos, pero supongo que eso se debe a que la situación política de nuestro país dejó de hacerme gracia hace mucho tiempo. Sí le reconozco al escritor que la idea es buena: entrevistar a don Mariano cara a cara (sin plasma mediante y sin ser Bertín Osborne) pertenece más al terreno de la ficción que a la vida real. Y ya si consigue que un político diga toda la verdad y nada más que la verdad, nos adentraríamos en los dominios del cuento de hadas…

La Realidad. Crónicas canallas me ha parecido un volumen algo desigual, con algunos textos destacables, como «Vida y opiniones del caballero Javier Krahe» o el que contrapone la película Inside Job a Perros Callejeros, y otros tantos más ramplones (como «Pájaros enfadados. Un par de días con Bret Easton Ellis»). Puede que esta disparidad se deba a que han sido escritos en diferentes épocas (la mayoría han sido publicados en otros medios, como Quimera o PlayGround) o a las distintas temáticas que abordan. Pese a reunir textos de calidad bastante dispar, algunas de estas «crónicas canallas» tienen el atractivo de comentar la realidad “en directo”, algo que es de agradecer en los tiempos del “en diferido”. Es fácil opinar a toro pasado, pero Juan-Cantavella se atreve a dar su versión de los hechos “en tiempo real”. A través de un hábil uso de la ficción, el autor viene a decir de otro modo lo que tantas veces hemos visto y oído en la realidad (todos hemos oído hablar de ese “emprendedor” que es Blesa y de la caja B del PP, por ejemplo). En ese sentido, el libro es un espejo deformante, una especie de ‘app’ de realidad aumentada, algo que no deja de tener su importancia, ya que parece que tenemos enormes dificultades para ver la realidad aunque nos la pongan delante.

La Realidad. Crónicas canallas (Malpaso, 2016) de Robert Juan-Cantavella | 240 páginas | 18,50 €

admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *