RICARDO RODRÍGUEZ | Editorial Versátiles acaba de publicar La música me hacía llorar. Cuentos de sueño y de vigilia, el primer libro de relatos de María Jesús Ruiz. Una larga y prestigiosa carrera como investigadora de la tradición oral y del patrimonio inmaterial, con más de veinte títulos editados al respecto, explican la sólida base teórica y cultural sobre la que se sustentan estos relatos que componen su primera incursión en el género.
Disfruté mucho con la lectura de Lo contrario al olvido (2020), su último libro de ensayos. Una obra nada sesuda, al contrario, muy interesante y amena, que es un estudio crítico sobre el folclore, la tradición oral, el patrimonio cultural y la memoria histórica de la literatura del exilio del 39. En sus páginas ya se anticipan algunas de las cualidades narrativas que caracterizan la escritura de María Jesús Ruiz en estos relatos: la mirada inquieta, profunda, atenta a los detalles, la habilidad descriptiva, la visión crítica del mundo, su cosmovisión heterodoxa, la palabra evocadora y precisa, su voz clara, personalísima, sensible, inteligente…
Así que podría decirse que el paso que ha dado la autora con este nuevo libro hacia la literatura de ficción forma parte de un proceso natural y en cierto modo previsible. La pregunta es ¿por qué ahora? ¿Qué hecho, qué circunstancia vital, qué resorte la ha llevado a pasar del estudio y la investigación de la literatura de tradición oral y la memoria cultural a escribir estos cuentos, que son una decantación de la memoria más personal y subjetiva? La honda verdad expresada en cada uno de estos relatos nos remite a esa necesidad expresiva que la literatura nutre y sacia en el ejercicio de su libertad. Pero puede que la respuesta a esa interrogante no sea lo más importante: al lector lo que le interesa es el resultado. Y en este caso, el resultado es que María Jesús Ruiz ha escrito un libro magnífico y conmovedor.
Cuando la lectura de un libro provoca ese deslumbramiento de los días sin sol, esa caricia dolorida que nos desnuda el alma, es difícil no hablar de él con emoción y agradecimiento. La música me hacía llorar pertenece a esa estirpe literaria de libros que aparecen de cuando en cuando produciendo ese efecto. La belleza del título anticipa la verdad dolorosa e inefable de que la vida es pérdida. Y cada relato se presenta como una pieza luminosa e hiriente de ese puzzle que la memoria construye para que no lo olvidemos. Cada uno es una pieza única, con significado y valor propios, aunque leídos en su conjunto funcionan como el eslabón de una historia fragmentada y dejan en el lector la impronta de una novela. Digamos que es un viaje por los territorios más esquivos de su memoria personal en busca de las claves que explican su identidad, un intento de conjurar el dolor de la pérdida con el poder sanador de la palabra escrita para transformarlo en “polvo enamorado”.
El tiempo pasa y nada permanece. Muere el niño o la niña que fuimos, pasa la juventud, poco a poco la vida se va llenando con nuestros ausentes, se cumplen y se difuminan nuestros sueños, y el amor – el mismo amor que un día llenó nuestra mirada con el verde de la esperanza -, se vuelve gris, tedioso y distante hasta la crueldad cuando desaparece. Aunque pongamos todo el ímpetu de nuestra consciencia en olvidar la causa de nuestro daño, y nuestro daño mismo, cenando con amigos o viajando a lugares maravillosos, exóticos y lejanos, el recuerdo de lo perdido siempre regresa con su puñal de seda, ya sea en la soledad de la vigilia o a través de los sueños, como indica el subtítulo del libro.
De todo eso van estos cuentos, de lo que en verdad importa. Cosas así de ciertas y terribles. Ese es el fondo elegíaco e hiriente que marca el tono de La música me hacía llorar, su atmósfera irreal, la honda tristeza que se destila en cada texto y que se compensa con la exquisita sensibilidad de su belleza expresiva.
No queda otra cosa que felicitar a María Jesús Ruiz por estos cuentos que nos han deslumbrado y conmovido, a partes iguales. En tiempos de ruido, de prisas, de canonización de la mentira y de la frivolidad, siempre suma para bien esa actitud contestataria, esa ética insumisa que no se resigna y afronta el dolor con la música callada de una sabia dignidad.
La música me hacía llorar. Cuentos de sueño y de vigilia (Versátiles Editorial, 2022) | María Jesús Ruiz | 72 páginas | 12 euros
Ricardo Rodríguez (Jerez, 1961) realizó estudios de Geografía e Historia en la Universidad de Cádiz y la UNED. Desde 2002 trabaja en la fundación literaria José Manuel Caballero Bonald, donde ha impartido talleres de poesía y dirige el programa de difusión del cuento de tradición oral “El cuento en el aula”. Como poeta, ha publicado el cuaderno de poesía Las sombras (Cuadernos de la Chancillería) y los poemarios Los ausentes (Editorial Renacimiento) y Un fuego inesperado (Editorial Canto y Cuento). Además, ha publicado poemas sueltos y reseñas en suplementos y revistas literarias como Campo de Agramante, Revista Atlántica, Paraíso, etc. Actualmente, dirige el “Taller continuo de creación poética” en la Fundación Caballero Bonald.