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Siseantes zureos

9788490453575ANTONIO RIVERO TARAVILLOEn la sobria colección La Veleta, y al cuidado de Andrés Trapiello, que también los cultiva, esta colección de aforismos de Enrique García-Máiquez se une a otras de Enrique Baltanás o, ahí es nada, Juan Ramón Jiménez. Parece lo más natural del mundo que el poeta del Puerto de Santamaría agaville estas piezas, pues desde hace años desprende chispazos verbales del perdenal de la inteligencia, lo mismo en su blog que en sus versos. El título, como queda explícito en uno de los aforismos que pedalean en cabeza, se refiere al “Sed cándidos como palomas y astutos como serpientes” del evangelio de san Mateo (hay no poca religión en estas páginas).

Para dar de vez en cuando respiro, y con cierto afán de orden, el libro se distribuye en quince secciones, racimos de temática o intención afines: “Aforismos de aforismos”, “Idas y venidas”, “Primera persona”, “Caracteres”, “Repliques explícitos”, “Títulos a crédito”, “Letras puras, oxímoron”, “Puntos cardinales”, “Cuatro gotas (y una coda)”, “Pajarera”, “Tres defensas de Narciso”, “Contra el aburrimiento”, “Perfiles de epitafios”, “Paraíso” y “Puntos finales”. No hay página que no ofrezca una idea feliz, expresada atinadamente. Hay juegos con el lenguaje, pero también observación, en una doble vertiente: introspección y altitud de miras. Muchos de los aforismos vienen precedidos por un lema en versalitas que sitúa y da pie a la faena, o lo glosa. Así, por ejemplo, “QUÉ MALA SUERTE. / Siempre son los que no tienen nada que decir los que piensan que no tienen nada que escuchar.” El buen humor es otra de las características de estas pinceladas, muchas de las cuales hacen cosquillas. 

“Un reloj cuyas manecillas girasen de derecha a izquierda, para recordarte que vives en una cuenta atrás”, escribe el autor. Y hay gravedad con ligereza en Palomas y serpientes. Emplea García-Máiquez el retruécano y el oxímoron como nadie. De este último, una breve muestra: “Las nubes, manchas limpísimas”

Concluyo con dos notas que pueden ser aplicadas a esta colección. La primera hace referencia directa al género del libro; la segunda, oblicua o vagamente, puede aplicarse a esta excelente cosecha en la que tamaño no equivale a rendimiento. Reza una, contra la producción en cadena: “El auténtico reto del aforista: que el lector perciba que, entre uno de sus aforismos y otro, ha pasado el tiempo”. Dice la otra: “Los árboles frutales son pequeños porque dan tanto.” 

Palomas y serpientes (Comares, 2015), de Enrique García-Máiquez | 88 páginas | 15 €

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