LEONOR RUIZ | «Esta es la historia de tres ancianos que eligieron desaparecer en el bosque, de tres seres prendados de libertad».
Tenemos que desplazarnos al Canadá reciente y penetrar en su profunda naturaleza. Llegar a una zona aislada y semiinvisible, habitada por quien decidió huir y apartarse, con todas las consecuencias, de su vida anterior.
Son Charlie, Tom y Ted. Ted acaba de morir y deja su cabaña llena de pinturas. Las edades de los tres juntos suman casi trescientos años. Bruno y Steve, mucho más jóvenes, rondan el lugar y les echan una mano. A ese enclave llega la fotógrafa. Remata el cuadro la gran sorpresa: Marie-Desneige, viejecita que transforma las vidas de todos, capaz de ver lo que los demás no pueden.
Cada uno de los protagonistas cargó sus menhires: el alcohol, la pérdida, el desamor, el encierro. Milagrosamente, en su último trecho vital encuentran con quien apurar el presente a su manera, formando la comunidad del lago y tomando «precauciones destinadas a preservar una vida libre y difícil en lo más profundo del bosque».
La autora alterna capítulos breves (en cursiva) con otros más extensos con los que saltar libremente al pasado y ramificar la historia. Construye los personajes con poco, con algo, podríamos decir, que crece en torno a ellos. De gran belleza resultan como paisaje de fondo los Grandes Incendios canadienses de principios del siglo XX. Sus llamaradas acompañan de buen grado el fuego de la obra.
Mucho queda en suspenso en esta historia en la que tanto sucede. A pesar de que el control del curso de la vida es imposible, el azar acostumbra a concedernos una cantidad equis de suerte inesperada. Como siempre, la muerte acecha avizora sentada sin prisa en su butacón. Vencerla consiste tal vez en sentir que no importa.
«La libertad es poder elegir tu vida. Y tu muerte».
Y llovieron pájaros es un libro cargado de esperanza, aunque en ningún caso pintada de verde, ni insustancial, ni ramplona. Si la novela transmite ganas de vivir, estas derivan, sobre todo, de plantearse lo siguiente: para saber cómo deseas vivir, pregúntate cómo quieres morir.
Biseemos por favor esta última nota: para saber cómo vivir, pregúntate cómo quieres morir. Pero hazlo ya, sin demora, evitando desvíos fútiles.
Y llovieron pájaros (Minúscula, 2018) | Jocelyne Saucier | 187 páginas | 18,50 euros | Traducción de Luisa Lucuix Venegas