JOAQUÍN PÉREZ BLANES | La idea que subyace en este libro de José Carlos Ruiz ahonda en la necesidad de activar y cultivar el pensamiento crítico que tanto hemos desechado o desdeñado en estos tiempos de hiperacción. El pensamiento crítico como herramienta para desactivar la sociedad del instante, la modernidad de las emociones sin pausa ni reflexión o la “política del check-list”. Hasta parte del periodismo de hoy se dedica en exclusiva a la elaboración de listas de lugares a los que viajar de manera imperiosa, de sitios donde comer, de series que hay que ver, de vinos que beber, de canciones que escuchar… Han generado una necesidad de urgencia emocional que desconciertan y desorientan al más equilibrado de los seres humanos. En nuestros días, las emociones mandan y anulan cualquier reflexión. Los móviles ya no son aparatos telefónicos portátiles sino un modelo de vida existencial. Las cervezas, o el refresco que nos da la chispa de la vida, transmiten vivencias únicas que otra cerveza u otro refresco no puede transmitir, no basta con saciar la sed, hay que llegar al éxtasis con el primer trago. Los coches han sufrido una asombrosa antropomorfización y cualquier objeto transmite más emoción que mi vecino del cuarto. Es lo que, como punto de partida, critica Ruiz en esta obra, la dictadura de la inmediatez y la maldición de la felicidad. La inmediatez por encima de la decisión meditada, la felicidad al instante. Así nos va, al final surge en nosotros el desánimo y la frustración porque no podemos cumplir con la “bucket list” que nos han marcado los medios, las redes sociales y la propia sociedad vertiginosa. De este modo es imposible que podamos disfrutar de una cerveza por el sencillo acto de beberla y disfrutarla sin necesidad de usurpar el secreto de la inmortalidad al hacerlo.
La frustración, el fracaso y el desaliento se adueñan de nosotros cuando sentimos que casi nada de lo que nos hemos propuesto se ha cumplido, porque charlatanes de ambiciones mundanas hay más que panes, pero de objetivos nobles, quedan menos que Sibilas. Eso sí, todos esos charlatanes, qué curioso, poseen el bálsamo de fierabrás a cambio de poca cosa: manteca y likes. Sentimos pero no razonamos. Nos dejamos llevar por la inmediatez y la celeridad de lo que nos llega a través de la retina sin tiempo para activar el pensamiento crítico, sin tiempo para pensar lo que verdaderamente necesitamos, no ya para ser felices, que eso son palabras mayores, pero sí, al menos, para no ser una persona amargada en la vida y con la vida. Nos falta un poco más de reflexión y nos sobra calistenia.
Las estanterías de las librerías están llenas de libros de autoayuda con los que ser mejor persona, con los que alejarse de las personas tóxicas (¿y si nosotros somos los tóxicos?). Libros en los que un detallado listado de acciones permite el acceso directo al dominio del cuerpo, de la mente, de los chacras, de la comida macrobiótica, de la dieta cetogénica, de la carpintería, repostería, mampostería y cualquier otrería que pueda inventarse un listo. Y que no falten los números, así podremos obtener un cuerpo diez con quince pasos en treinta días con solo tres ingredientes imprescindibles en una dieta.
El sueño americano está trufado de desgraciados, personas que viven con menos del salario mínimo y vales de comida (food stamps), pero lo visible es el porcentaje ínfimo de personas exitosas. Los self-made que publicando un libro nos cuentan el método para triunfar. Sin embargo, en proporción a la población de Estados Unidos, ¿cuántos Elon Musk o Bill Gates o Steve Jobs conocemos en persona o viven a nuestro lado? Conozco profesores de universidades americanas que después de años trabajando tienen la misma inquietud a final de mes que cuando comenzaron a dar clases.
Dejando a un lado el circunloquio y volviendo al libro de Ruiz, el autor trata de hacer un recorrido a través de distintos pensadores y pensadoras para dejar constancia de que otras personas, antes que nosotros, ya se planteaban estos mismos problemas existenciales. Todas esas miradas alientan el argumento central del libro, que no es otro que ante el ataque constante (no se puede describir de otro modo) de los medios y las redes sociales para vivir permanentemente en el éxtasis o la transverberación teresiana de los sentidos, apliquemos un poco de sentido crítico y sepamos cómo activarlo primero y educarlo después en nuestra vida cotidiana.
Este libro es rico en paisajes y en anécdotas, es fértil en pensamientos filosóficos de distinta ralea, así que reducirlo a una reseña resultará complejo. José Carlos Ruiz, con un lenguaje claro y sencillo, sin dejar de ser elaborado, lo que no es fácil, realiza una travesía a través de ideas que la filosofía ha transitado mucho antes y ha dejado una impronta que retoma el autor para hacerlas suyas. Desde la necesidad de aprender a pensar que establece Pascal al progreso de alegría que supone saber pensar para Spinoza. Desde el sapere aude de Kant como una acción de libertad en el ser humano a la virtud de las personas en la que creía Sócrates. La virtud también de la autocrítica, el valor de la contradicción, no siempre llevamos razón pero sí que deseamos imponerla siempre. Ruiz trae las ideas de Lipovetsky y Victoria Camps para este capítulo, la contradicción y la duda son parte de nuestra esencia. Hay muchos más autores que trae a colación para plantear su tesis y lo va desgranando con una prosa muy asequible para gente joven que vive en la excitación constante de conseguirlo todo al instante. Es normal, la cuestión es si esa misma juventud, con la urgencia con la que vive las cosas, tendrá la paciencia suficiente para adentrarse en las páginas de este libro y descubrir que hay algo más hondo que la superficie de la inmediatez y el consumo emocional.
Dicen que Pascal había dicho alguna vez que si no actúas como piensas terminarás pensando como actúas. Algunos en nuestra modernidad ya han desconectado el interruptor del pensamiento, no digo ya crítico, sino el básico, el que permite hablar sin rebuznar. Este libro no les vendría mal.
El arte de pensar (Almuzara, Libros en el Bolsillo, 2021) | José Carlos Ruiz| 288 páginas | 8 euros |