0

¡¡¡Towanda!!!

EDUARDO CRUZ ACILLONA | Seguro que recuerdan la ya clásica escena del parking de la película Tomates verdes fritos. Allí, la protagonista, Evelyn, interpretada por una magistral Kathy Bates, hace chocar en repetidas ocasiones el morro delantero de su viejo coche contra el flamante descapotable de dos jovencitas que le han birlado en su propia cara un hueco en el aparcamiento (“Reconózcalo, somos más jóvenes y más rápidas”). Al acudir ellas aterrorizadas al lugar de los hechos a increparle su acción, Evelyn, aferrada al volante y mirándolas sonriente desde su asiento en el coche, les contesta: “Reconozcámoslo, soy más vieja y esto me lo cubre el seguro”.

Maruja Torres no habría actuado así. No por falta de ganas, que seguro que aplaudió la escena cuando la vio, sino solamente por ese miedo constante que arrastra a fracturarse el fémur. Porque cuando alguien canta aquello de “Cuando tú vas, yo vengo de allí”, Maruja Torres hace ya unos cuantos lustros que dibujó con pulso firme el mapa vital con todos esos caminos de ida y vuelta y viceversa. Y ahora, desde esa atalaya en la que confluyen la autosuficiencia, la experiencia y el amor propio, nos regala una joya de memorias a modo de vistas panorámicas a una vida en la que el pasado es puro presente y donde no hay cabida para la nostalgia salvo si se la trata de tú a tú como es el caso. Y que resume con elegante precisión en el tan largo como original y atractivo título: Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo.

A estas alturas de la película, huelga hacer una presentación de la autora. Diremos, por enmarcar si acaso el tono del libro, que Maruja Torres se mueve en los mismos registros de las grandes autoras norteamericanas Nora Ephron y Fran Lebowitz, o nuestra más cercana y querida Mercedes de Pablos, mujeres todas ellas de extensa y peleada trayectoria profesional que se han ganado a pulso el derecho a denunciar abiertamente a quien ose quitarles lo bailao.

En Cuanta más gente se muere… se entremezclan las memorias, el diario y la reflexión a vuelapluma estilográfica, conformando un texto final en el que la autora huye de la pretenciosidad de las biografías, prefiriendo manejarse en el cuerpo a cuerpo con los recuerdos y los anhelos. En sus propias palabras:

Este libro que escribo. Ráfagas que me ayudan a aceptar el momento en que lo hago. Tecleo para impedir que se me escape el deseo de plantarme ante el universo, con las manos en los bolsillos, y gritar: “¿Ya pasó todo? ¿Por qué mis episodios, mis capítulos, mis cuentos cortos no forman un tomo completo, con solapas que expliquen, con un cierto argumento, aunque sea incierto, lo que ocurrió o creo que ocurrió?”. No, no hay solución.

Y si antes escribir era buscar “cosas que pasaran a mi alrededor”, ahora escribir “ayuda a no perder”. En ese sentido, podemos afirmar que aquí deja a buen recaudo su Barcelona y su Beirut, sus crónicas de guerra y sus tuits, sus amores y sus sinsabores, su vitalidad y su honesta visión del mundo que la rodea.

Quien lea este libro recibirá, por el mismo precio, lecciones de periodismo y reporterismo, de cine y literatura, de geografía y de historia contemporánea, de amistad y de amor… Y lo hará de la mano de alguien que no es profesora de nada pero sí maestra de mucho. Ojalá siga ejerciendo por mucho tiempo y al icónico grito de ¡¡¡Towanda!!!, que lo paga el seguro.

Cuanta más gente se muere, más ganas de vivir tengo (Temas de Hoy, 2024) | Maruja Torres | 320 págs. | 20€

admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *