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Una terapia peligrosa

9788416120451_L38_04_lJOSÉ MARTÍNEZ ROS | Descubiertos por la revista Granta, consagrados por el premio Booker, en los años ochenta surgió una brillante generación de narradores británicos que, gracias a la labor de la editorial Anagrama, alcanzaron una notable difusión e influencia en nuestro país. Apenas es necesario citarlos, son los Julian Barnes, Kazuo Ishiguro, Martin Amis, Kureishi, McEwan, etc. Una característica un tanto desconcertante es que, con los años, hemos añadido un par de nombres femeninos que, en su momento, fueron ignorados y que, sin embargo, pueden medirse con ventaja con cualquiera de sus compañeros masculinos: me refiero a dos enormes escritoras como A. S. ByattHilary Mantel.

Diez años después, Granta repitió la jugada y presentó a una nueva hornada de narradores británicos que, sin embargo, no han logrado, tal vez injustamente, la misma relevancia entre los lectores españoles. Aquí podemos citar a John Lanchester, Jonathan Coe, Lawrence Norfolk, etc. En algún caso, por su dedicación a la novela de género, tradicionalmente despreciada por las instancias críticas españolas: esta vez, me refiero a Philip Kerr y, sobre todo, al formidable narrador que es David Peace. En otro caso, por ser sencillamente inclasificables, como Norfolk, el autor de El diccionario de Lempriere o En figura de jabalí, a medio camino entre Thomas Pynchon y Umberto Eco; y como también ha sucedido con Will Self, un perfecto desconocido para los lectores españoles que, sin embargo, atesora una considerable producción literaria traducida a 22 idiomas, incluyendo diez novelas y varias colecciones de relatos y obras de no ficción. Y eso, a pesar de que Anagrama trató de introducir su obra en nuestro país (con escaso éxito).

Self es un autor muy original, con un uso muy particular del lenguaje, que lo emparenta con Burroughs o, incluso, con Nabokov. De él primero conocimos la pesadilla surrealista Mi idea de la diversión, donde mezcla psicoanálisis, magia negra, esoterismo, sexo y homenajes al Fausto de Goethe, Lewis Carroll y El maestro y Margarita de Bulgakov. Después, nos llegó Grandes simios, una peculiar novela entre la ciencia ficción y la pesadilla kafkiana, plagada de un humor negrísimo, en la que su protagonista, un pintor de lo más peculiar, descubre que Londres se ha convertido en una ciudad de primates. Estos libros consiguieron, probablemente, unos pocos lectores, pero no los suficientes, ya que las siguientes novelas de Self no lograron ser traducidas.

Ahora Siruela ha tomado el relevo, y lo más extraño es que, además, lo ha hecho con una novela reciente, de una enorme complejidad: Un paraguas. Una novela en la que Self construye un extraordinario monólogo interior doble, en la línea de Joyce o Virginia Woolf. El argumento de Un paraguas, a veces difícil de discernir por los continuos cambios de voz y de espacio temporal, se podría resumir de este modo: Zack Busner, un psiquiatra ciertamente extraño que parece rendir homenaje/parodiar a Oliver Sacks, llega a un manicomio victoriano huyendo de sus propios problemas personales. Allí encuentra a Audrey, una anciana que lleva varios años en coma profundo. El caso le llama la atención y decide emplear con ella un tratamiento que le permitirá despertarla. Logrado su propósito, Busner habrá de enfrentarse a los recuerdos de su paciente, entre los que destaca su trabajo como empleada en un enigmático taller de paraguas. El éxito de su terapia le lleva a aplicarla con otros enfermos similares, pero el resultado no resulta ser el previsto, produciéndose una serie de acontecimientos inesperados que muchos años después intentará aclarar, durante un viaje a pie por el norte de Londres.

En todo caso, dicha premisa se ve opacada por el flujo de pensamientos rotos, imágenes quebradas, onomatopeyas, juegos de palabras, y una larga sucesión de alusiones culturales y recuerdos ficticios. Si uno consigue entrar en el juego de Self se encontrará con una novela interesante, pero el autor de esta modesta reseña confiesa que no lo ha conseguido. Así que ahí va la recomendación: una novela para lectores arriesgados. [Publicado en Notodo]

Un paraguas (Siruela, 2014) de Will Self | 330 páginas | 24,70 € | Traducción de Daniel Gascón

admin

2 comentarios

  1. No tenía ni idea de que Kerr, Norfolk, Peace y Self habían sido adscritos a la misma generación. Y, es cierto, todos han sido traducidos con más o menos fortuna salvo Self, que permanece prácticamente virgen, a pesar de ser, igual que los otros, un autor de lo más recomendable. Esta novela no la he leído, pero trataré de resolver la omisión.

    • Bueno, lo de la generación es cosa de Granta. Esta es una novela en la que no he podido entrar; espero que usted tenga más suerte.

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