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Uno en dos cuerpos

newmindimage

 

new mYnd

Colectivo juan de madre

Aristas Martínez, 2014. Colección «Pulpas»

ISBN: 978-84-940773-6-4

176 páginas

18 €

 

 

 

Luis Manuel Ruiz

En uno de los cuentos incluidos en su recopilación Ficciones, Jorge Luis Borges fabula sobre la obra de cierto Herbert Quain, polígrafo escritor de tratados de ajedrez, ensayos metafísicos y dramas costumbristas de desigual interés. Su novela April March es un híbrido de mecánica complicada que se puede resumir, inexactitudes y tergiversaciones aparte, del siguiente modo. La narración comienza con una discusión entre diversos individuos; el segundo capítulo ahonda en el primero, detallando las peripecias ulteriores de los personajes; el tercero, en cambio, vuelve al punto de partida del primero, como si el segundo no hubiera tenido lugar; el cuarto arranca del segundo; el quinto, lo mismo; el sexto se remonta a otro punto del relato poco obvio pero que parece hacer abstracción de lo sucedido en las últimas cincuenta páginas… El misterio: April March no ofrece un argumento lineal, sino varios: aquellos en los que se ramifica el episodio inicial, extendiéndose y multiplicándose vegetalmente a través de diversas alternativas y desvíos, hasta volverse tupido e imposible como una jungla, como las raíces infinitas de los mangles que pueblan esa jungla. Es una hipótesis visitada con profusión y cariño por el género fantástico, la de la existencia de mundos paralelos: está en Rip van Winkle, en Crónicas Marcianas, en Frank Capra, en la reciente serie Fringe, de la que, por cierto, se hace eco la novela que ahora reseñamos, y la más moderna Física Teórica, algunos de cuyos profetas, como Greene y Tegmark, postulan la convivencia de inacabables universos superpuestos por arriba y por abajo a este en que vivimos, padecemos y a veces lo pasamos bien.

He querido comenzar con este antecedente para aclarar desde el inicio que new mYnd, el nuevo producto de Colectivo juan de madre (en adelante, CJM), pertenece a una añosa tradición a la que declara su particular homenaje, sin demérito de la originalidad o los nuevos colores con los que la pueda repintar, que sí que lo hace. Y doy el aviso, el de que el material de que CJM se nutre no es recién inventado ni él lo pretende, para vacunar a todos aquellos lectores que puedan creer que su novela, o sus novelas en general, son fachadas modernísimas sin más alpiste que el que puedan ofrecer las ocurrencias de la tipografía, el punto de vista, o la cita cansina de iconos de la televisión y la discografía ‘indie’. Eso también lo hay en el autor barcelonés, qué duda cabe: capítulos encabezados por números y letras confusos que buscan extraviar al lector más que hacerle seguir una pauta; columnas enfrentadas de texto a las que uno no sabe qué precedencia dar; notas al pie que desbaratan, distorsionan o se burlan del cuerpo principal de la página; fotos, claro, y textos de canciones, y ‘links’ de internet y eso. Pero el fondo de la narración destaca bajo toda esa pirotecnia posmoderna como si lo observáramos a través de unas gafas 3D, y logra engullirla en su volumen. Y así comprendemos que, a diferencia de lo que sucede con otros productos con los que el de CJM podría ser confundido a simple vista, new mYnd se sirve de una estructura anárquica, fragmentaria, descoyuntada y en forma de zapping como el mejor modo de retratar una realidad que parpadea y que no se sabe a ciencia cierta cuándo está ahí y cuándo no. En suma: contra esos defensores de la merienda pringosa (como el Príncipe de Bekelaer), CJM no ofrece un huero ejercicio de intertextualidad facilona, ni la enésima exhibición de contracultura adolescente, sino una novela meditada y bien construida sobre ciertas zonas de sombra de nuestro imaginario colectivo.

Igual que ocurría con su novela anterior, la extraordinaria La insólita reunión de los nueve Ricardo Zacarías, el barcelonés parte del folklore negro de su ciudad para cimentar la ficción. Si en el caso previo la excusa era una atenta ‘madame’ que destripaba niños en el Raval del siglo XIX, aquí el punto de salida son dos hermanas siamesas unidas por el cabello, las hermanas De Irisarri, sobre las que corrían nebulosos rumores alrededor de 1920: pertenecientes al círculo de la alta burguesía, jamás se las veía juntas en público, ni se llegó a saber qué exacta deformidad mantenía sus cuerpos ensamblados y les impedía desgajarse. Al morir una de ellas se acusó de su asesinato a la otra, que sucumbió pocos días después. Esa incapacidad, la de vivir separado de otro cuerpo al que nos ligan sistemas más profundos que los que transportan la linfa y el calor, y esa ambivalencia, el amor por el otro que fácilmente se puede trocar en odio al otro, mi recuerdo y mi amenaza, son los ingredientes de que se alimenta la novela de CJM; esto es, un carrusel distorsionado y especular sobre la posibilidad de ser uno en dos cuerpos, o un cuerpo en dos personas, y que sabe explotar el viejo tópico del horror gemelar añadiendo gotas de un nuevo suero a la poción: la ciencia ficción en forma de mundos más perpendiculares que paralelos.

Entre los cultivadores del fantástico o del género de terror que se practica ahora en España suele usarse con cierto atildamiento el adjetivo inglés ‘weird’, que vale por raro, extraño, inquietante, y bajo cuya capa se agrupan elementos que a veces nada tienen que ver entre sí. new mYnd merecería de sobra dicho calificativo, pero para no caer en el cliché casi es mejor otorgarle otro de más rancio abolengo, acuñado nada menos que por Sigmund Freud para etiquetar las ficciones de E. T. A. Hoffmann y las escenas vesánicas de ciertos pintores románticos, el de ‘Umheilich’, o “siniestro”. Más que con los practicantes anglosajones del ‘new weird’, hallo a CJM emparentado con la tradición francesa del ‘Fantastique’, que nos presenta un mundo onírico, cruel, habitado por presencias funestas que no llegan a materializarse del todo, y en el que la presencia del mal queda atestiguada por signos que sobrepasan la razón y la sofocan hundiéndola en las tinieblas. Escenas portentosas de new mYnd, como aquellas en que Gabriela se cruza con un capazo de bebé lleno de rabos de lagartija que brincan, o aquella otra en que se introduce el dedo en la vagina para extraer de ella un diente recién caído, recuerdan inevitablemente a los mejores elencos de rarezas de Pieyre de Mandiargues o Claude Seignolle, con un añadido de sabor peninsular, a veces castizo.

Para concluir: new mYnd no es sólo un impecable ejercicio de estilo que demuestra qué usos se le puede dar a la retórica vanguardista cuando se le añade un contenido de cierto calado, sino una aportación novedosísima al tema ancestral de los gemelos y la maldición que se oculta bajo el rostro del espejo, ese mismo del que surge el ‘Doppelgänger’. Un nuevo ejemplo de buen hacer que nos invita a seguir confiando en todo lo que este sorprendente autor, o autores, o lo que sea, pueda seguir dando en el futuro.

admin

3 comentarios

  1. Vaya reseñón, Luis… Entonces, ¿se confirma lo que ya algunos veníamos sospechando, que esta «criatura» es de los mejorcito (literariamente hablando) que le ha pasado a este país en mucho tiempo?

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