5

William T. Vollmann, superhéroe

Portada_RH_02

 

Historias del arcoíris

William T. Vollmann

Pálido Fuego, 2013

ISBN: 978-84-940529-6-5

572 páginas

23,90 €

Traducción de José Luis Amores

 

 

José Martínez Ros

Si existiera la más remota posibilidad de que un escritor postmoderno protagonizara alguna vez un cómic de superhéroes o una película de aventuras exóticas, el señor William T. Vollmann (Los Ángeles, 1959), tanto por su azarosa biografía como por su monumental e increíble obra, sería el más obvio candidato.

Cuando me pongo la imagen de Jenny frente a las gafas, su rostro se convierte en una luna turbia de un amarillo pálido que nada vaporosamente en la oscuridad de su pelo y su uniforme de instituto, pues a medida que pasa el tiempo (como leí en una ocasión) la distancia mínima requerida para que el ojo enfoque un objeto se incrementa, lo cual me deprime y me incita a utilizar estrategias evasivas como masticar hongos alucinógenos…

Vollmann, que ha cumplido 54 años, nació en Santa Mónica, un suburbio playero y económicamente deprimido de la megaurbe de Los Ángeles, poblado en su mayoría por afroamericanos. Según sus propias palabras, allí tenías que correr muy rápido o aprender a defenderte. Pero lo peor estaba por llegar: a los nueve años, sus padres le dejaron a cargo de su hermana de seis en un parque cercano a su domicilio; en ese intervalo, su hermana se cayó a un estanque y se ahogó. Teniendo en cuenta la posterior temática de su obra, es fácil juzgar que ese desgraciado accidente dejó una profunda huella en su psique. Un trauma que, como ha indicado muchas veces, justifica y explica su vida.

El joven Vollmann fue, a pesar de todo, un estudiante brillante, pero cuando llegó a los dieciocho, en lugar de ir a la Universidad (lo haría un tiempo después, doctorándose en Literatura Comparada en Cornell), decidió invertir sus ahorros para los estudios en un pasaje hacia oriente. Había visto en televisión que los soviéticos habían invadido Afganistán y decidió unirse a los mujaidines. Lo hizo y, aunque no llegó a disparar a nadie, pasó varios meses en aquel país en guerra en el que escribió su primer libro de no ficción, An Afghanistan Picture Show, or, How I Saved the World. De regreso a Estados Unidos, sin un centavo, consiguió un empleo como programador informático falseando su curriculum; se encontraba en una situación financiera tan mala que, prácticamente vivía en la oficina, ocultándose del personal de limpieza y alimentándose de sándwich de máquina y barritas de chocolate, mientras terminaba su primera novela, You Bright and Risen Angels, que fue celebrada por el mismo Thomas Pynchon.  Y no tardó demasiado. El Sr. Vollmann es uno de los autores más prolíficos de nuestra época: antes de cumplir treinta años, ya había escrito y publicado varios miles de páginas. Según él mismo ha confesado, en aquella época era bastante habitual que pasara dieciséis horas seguidas escribiendo.

Dos amargos gramos son suficientes para aumentar la distancia/que separa mis brazos de la inmensidad azul, como dijo Baudelaire sobre alguna otra cosa. Todavía hago como que, cuando se da esta expansión, la cual hace que mi entorno inmediato se desborde como los radios de una rueda del encierro de su circunferencia, lo que sea que esté mirando se arrastra más allá de esa nefasta distancia focal, como un soñador que huyera a través de la melaza de una pesadilla, alcanzara al fin el límite del mundo y saltara a ese azul oscuro adonde jamás llegan los monstruos…

Entre las muchas obras (relatos, poemas, novelas, crónicas, ensayos socio-económicos, etc) de Vollmann, podemos destacar Rising Up and Rising Down, un estudio que supera las 3.300 páginas sobre el origen, consecuencias y ética de la violencia, basado en gran parte en los viajes del autor a países en conflicto como Irak, Bosnia, Afganistán, Camboya o Somalia, editado en siete volúmenes y escrito a lo largo de dos décadas (hay que indicar que, en el curso, de sus reportajes, ha estado varias veces a punto de morir de forma violenta: por ejemplo, cuando una mina explotó bajo su jeep en Croacia, cuando un proxeneta lo atacó con un cuchillo en un lúgubre barrio de San Francisco o cuando intentó rescatar a una niña vendida por sus padres a un burdel en Tailandia; amenazado por la propia policía a la que había intentado denunciar el hecho, Vollmann optó finalmente por “comprar” a la niña a sus captores y, pasado un tiempo, la adoptó). Seven dreams, un ciclo de siete novelas sobre el choque entre nativos y colonizadores de Norteamérica. Una trilogía dedicada al tema de la prostitución (en España sólo se ha publicado la primera de las novelas, la espeluznante y lírica Para Gloria). La que tal vez sea su obra maestra, Europa Central, editada por Mondadori, una enorme y maravillosa novela ambientada en los años previos, durante y luego de la Segunda Guerra Mundial, estructurada como una larguísima sinfonía, con una magnífica sonata inicial y una serie de variaciones que recorren los escenarios de una Europa que se abocaba al abismo,  utiliza personajes reales para reconstruir una época en la que no faltaban los criminales, los santos y los verdugos. Así nos encontramos con la inevitable pareja de dictadores psicópatas, Hitler y Stalin o, como los llama Vollmann, “el sonámbulo” y “el realista”, y a los fueron, en diferentes grados, sus víctimas: Gerstein (protagonista también de la película de Costa-GavrasAmen), un oficial de las SS atormentado por la culpa que trató, inútilmente, de frenar y denunciar el Holocausto, la poetisa Anna Ajmatova, la pintora expresionista alemana Käthe Kollowitz, el general Vlasov, primero héroe soviético y después traidor a su patria… y, sobre todo, la gran figura del genial compositor Dimitri Shostakóvich… Además de esta gran obra, a España ha llegado -publicado por Debate-, Los pobres, otro monumental tratado de no ficción, donde Vollmann recorre los escenarios mundiales de la marginalidad y la desesperación recogiendo los testimonios de sus habitantes, que explican en primera persona las causas y consecuencias de su situación, y lo hacen con su lenguaje, dentro de sus términos socio-culturales y religiosos, a salvo de las deformaciones de los medios de comunicación o los políticos.

De manera que Jenny se va alejando cada vez más hacia una libertad  tanto más nítida por ser solitaria; y ahora, a través de los telescopios intergalácticos de mis pupilas dilatadas, puedo descifrar el Te quiero que escribió ella en el reverso de su fotografía, que antes era una inquietante mamografía de venas de tinta azul. Si lugar a dudas, para una bacteria situada en la cima del “Te”, el significado tiene que ser menos perceptible al estar más íntimamente abrazado a él…

El libro que la joven y audaz editorial Pálido Fuego nos trae, Historias del arcoíris, parece tanto un compendio como una magnífica introducción al mundo literario de Vollmann. En las trece micronovelas/relatos/reportajes que lo componen encontramos testimonios espectrales de skinheads, prostitutas, drogadictos o enfermos terminales; visiones opiáceas, eléctricas, infernales ambientadas en la India colonial o basadas en un macabro pasaje del Antiguo Testamento; la historia de un ‘psycho-killer’ que se mueve en las zonas marginales de San Francisco y la del propio Vollmann, enamorado infeliz/psicodélicamente de una joven estudiante de medicina coreana; incluso una extrañísima y, a su modo, encantadora fábula, en la que un ángel y el diablo se disputan el corazón de una joven estudiante de filosofía heideggeriana con un bellísimo pelo violeta. A pesar de su variedad de registros, el libro está unificado por el arma secreta de Vollmann, una prosa febril, llena de ritmo y de referencias, cargada de ideas sorprendentes e imágenes surrealistas.

Historias del arcoíris es uno de los libros más desconcertantes y, a su modo, despiadados que he leído en mucho tiempo. También uno de los más bellos y luminosos. Es imposible explicarlo mejor. Tienen que leerlo.

(Nota: los fragmentos entrecomillados provienen del primer párrafo de mi relato favorito de este volumen, Una rosa amarilla.)

admin

5 comentarios

  1. Espero que sea lo bastante bueno para que algún lector de EC se acerque a tan superlativo y genial autor 😉

  2. Yo ya me lo he comprado, lo he empezado a leer y me parece verdaderamente genial.

  3. Celebro que le guste. Acercar a un lector o lectora a un gran autor es la mayor satisfacción que puede tener el autor de una reseña. ¡Saludos!

Responder a José Martínez Ros Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *