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… y un impresentable

Sangre a borbotones

Rafael Reig

Lengua de Trapo, 2011. Colección «Quinceporquince»

ISBN: 978-84-663-1107-6

220 páginas

15 €

Fran G. Matute

Poco más puede uno añadir sobre la literatura de Rafael Reig tras lo expuesto tan brillantemente por nuestro compañero estadista Dani Ruiz en su reseña de Todo está perdonado (2011). Pero sí que podemos aprovechar la pertinente reedición de Sangre a borbotones (2002), la novela que puso a Reig en el mapa literario, y que comparte protagonista -el taciturno detective Carlos Clot- y escenario -ese Madrid fluvial- con el último Premio Tusquets, para reflexionar sobre el panorama literario español de hace 15 años y contextualizar en su justa medida la importancia de Lengua de Trapo en aquél momento, efemérides que se pretende celebrar con una colección de quince títulos destacados del catálogo de la editorial, siendo uno de ellos la novela aquí seleccionada.

Decir que la publicación de Sangre a borbotones supuso en su día un soplo de aire fresco para las letras hispánicas no me parece exagerar demasiado, pues realmente coincidió en las estanterias con varios títulos meritorios con los que compartía la misma ‘weltanschauung’. Baste recordar los Alacranes en su tinta (2002) de Juan Bas o Lo mejor que le puede pasar a un cruasán (2001) de Pablo Tusset, por poner algunos ejemplos. Se trataba de novelas con un fuerte arraigo en el ‘noir’ ibérico (que ya cultivara Eduardo Mendoza o PGarcía, verdaderos pioneros del género no reconocidos por la Historia) salpimentadas con un sentido del humor que ayudaba a digerir la poca vergüenza con la que estaban escritas. Ofrecían pues una literatura de evasión, bañada en mala leche y con enormes dósis de cachondeo y cafrerío. De alguna forma se recuperaba la picaresca y la hidalguía de nuestro Siglo de Oro pero de forma bastarda, adaptada al hastío del incipiente Siglo XXI caracterizado por la corrupción y la escasez de brillantez de nuestra clase política.

Y en medio de esta coyuntura surge Rafael Reig y nos brinda una novela inclasificable como Sangre a borbotones, que mezcla el folletín detectivesco con las historias de vaqueros y la ciencia ficción, y todo contado con el mayor desprecio posible a la seriedad, a la alta literatura y a lo políticamente correcto. De hecho sorprende, leída hoy con la perspectiva del paso del tiempo, que una obra así tuviera éxito. ¿A quién estaba dirigida esta novela? ¿Existía ya un público en 2002 para Rafael Reig? ¿Un público dispuesto a infantilizarse, a tragarse semejante esperpento ‘pulp’? ¿A tomarse en serio una historia tan rocambolesca?

Pues fue Lengua de Trapo la que creyó que existía un público para Sangre a borbotones. Fue Lengua de Trapo una de las principales editoriales en fomentar esta literatura de consumo, bien escrita y divertida, rompiendo con la naftalina académica y los relatos de la Guerra Civil. Trayectoria que inició con las Fabulosas narraciones por historias (1996) de Antonio Orejudo Utrilla hasta llegar al desternillante Gólgota (2005) de Román Piña, construyendo poco a poco un catálogo innovador, fresco y contemporáneo en el que la obra de Rafael Reig brilla con luz propia. Un autor impresentable, y precisamente por eso nos encanta.

admin

2 comentarios

  1. Es un libro-gamberrada altamente recomendable. Salvando las distancias, y en clave ibérica, me recuerda un poco a la novela de parodia Pulp que Bukowski publicó poco antes de su muerte.

  2. Te voy a confesar una cosa, ahora que no nos oye nadie: «Sangre a borbotones», releída ahora, me ha parecido malísima.

    Lo único salvable es lo de los críticos «gepunto» entre los que, curiosamente, me encuentro. Nada más que por eso, sigue siendo una novela maravillosa…

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