3

Aire caliente en la garganta


Crematorio

Rafael Chirbes

Anagrama, 2011. Colección “Compactos”

ISBN: 978-84-339-7376-4

424 páginas

10,50 €

Premio Nacional de la Crítica 2008

José María Moraga

Curiosas sinergias las que se establecen entre los diferentes medios de la cultura de masas, en esta “era de la reproducción mecánica”, que diría Walter Benjamin. Perdonen la cita gratuita del filósofo judío, tal vez sí venga a cuento si pensamos en la reproducción, en la copia, con su doble significado de reproducción y de abundancia. El libro que nos traemos entre manos, Crematorio (original de 2007), tiene mucho que ver con ambas cosas. Abundancia material, acaso para saciar un ‘horror vacui’ espiritual nos hemos convertido a la religión del Becerro de Oro. Reproducción de bienes, de objetos de consumo en serie, por ejemplo viviendas todas iguales, como esos chalecitos unifamiliares que atiborran nuestras costas o los alrededores de nuestras ciudades.

¿Les suena? Tal vez no fuera muy descabellado afirmar que se trata del “tema de nuestro tiempo”, la proliferación urbanística, la burbuja inmobiliaria, el boom del ladrillo, elijan ustedes la etiqueta que más se amolde a su gusto estilístico. Pero párense a pensar también: ¿hay una ideología detrás de todo esto? En otras palabras: ¿cuál es la mentalidad (en el sentido de la corriente historiográfica de los Annales) de los señores que han hecho posible el “pelotazo”? Si leen ustedes esta monumental novela de Rafael Chirbes podrán hacerse una idea bastante aproximada.

Como ya saben nuestros lectores, no ha mucho que Estado Crítico ha cumplido su II Aniversario. No existíamos en 2007, año de aparición de Crematorio, y por eso no había en este blog una reseña del libro de Chirbes. Pero había que inventarla. Al principio hablaba de sinergias porque supongo que la reedición que Anagrama hizo en mayo (con nuevos diseño y portada) tiene mucho que ver con el reciente estreno en Canal + de una serie basada en la novela. No he visto la serie, que protagoniza Pepe Sancho, y no voy a hablar de ella. En cambio sí que voy a recomendarles Crematorio el libro hasta que me aparezca una faringitis aguda.

A estas alturas (¿Son cuatro años tiempo suficiente para poner un libro en perspectiva?: Habrán de serlo) todo el mundo sabe que Crematorio es una de las novelas más importantes y de mayor calidad que han aparecido en España en lo que va de siglo XXI. No es exageración, no es ‘hype’. Léanla ustedes mismos y se convencerán. Podrán decirme que no les gusta o que les ha dado coraje pero nunca que no es una excelente obra. A su nivel literario, técnico, lingüístico, temático, hay que añadir el extraordinario valor documental que aporta como artefacto que es a la vez síntoma y causante de una época. La de la corrupción urbanística, la de los maletines, la de los billetazos en bolsas de basura, la de los mafiosos ex soviéticos en clubs de carretera con bombillitas rojas. La que nos ha tocado vivir.

Estoy pensando en novelas como El Jarama (1955), Tiempo de silencio (1962) o La verdad sobre el caso Savolta (1975), así de importante es este libro. Rafael Chirbes ha sabido valerse de toda la pirotecnia técnica que nos brinda la literatura posmoderna bien entendida para, entrando en la mente de media docena de personajes, radiografiar una apreciable ‘tranche de vie’ de la sociedad española actual. Puro naturalismo decimonónico contado con las herramientas del siglo XXI.

La anécdota de Crematorio es mínima: todo sucede en 24 horas en torno a la próxima incineración del cadáver de Matías Bertomeu, ex apóstol progre trocado en gurú ‘new age’. Lo que Chirbes nos ofrece son las reflexiones, los monólogos interiores, los pensamientos más íntimos de las personas que más tuvieron que ver con él, o tal vez aquellas en cuyas vidas más honda huella deja él.

Empezando por su hermano Rubén Bertomeu (verdadero protagonista de la novela), especulador inmobiliario sin escrúpulos, siguiendo por Silvia, la hija de este pero fascinada por su difunto tío Matías, más un escritor amigo de la infancia de los hermanos Bertomeu, más la actual esposa de Rubén, más algunos mafiosillos que le sirvieron de mano derecha, de modo que va tejiéndose una trama o más bien destejiéndose, que nos permite ver que en la España de los últimos cuarenta años no ha sido oro todo lo que reluce.

Por supuesto que los pensamientos de los personajes nos conducen a una continua analepsis: solo a partir de recuerdos y vivencias pasadas podremos completar el fresco de la familia Bertomeu y sus adláteres, y a lo mejor nos llevamos alguna sorpresa, porque ya se sabe que en la época que nos toca ni los buenos son perfectos ni los malos lo son tanto que no tengan redención posible. Y como telón de fondo, los rascacielos de apartamentos, los chalecitos, las divisas blanqueadas, el polvo blanco de la cocaína, la cirugía estética, los concejales que venden unas siglas por papelitos de colores: como estar viendo un telediario, señoras y caballeros.

admin

3 comentarios

  1. Vaya! Tu reseña me ha provocado unas irrefenables ganas de hincarle el diente al libro. ¿De verdad tiene visos de clásico de tal calibre? Mire que yo soy de los que suele fiarse de usted…

  2. Chirbes me parece un escritor fantástico y lo digo tanto desde la vertiente ideológica como estética. La primera sobresale en el bastante apolillado, y reaccionario, mundillo «intelectual» y respecto a la segunda su estilo es como una auténtica apisonadora que poco a poco se impone. Un grande

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *